"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Profesional / Centrocampistas / Perfiles
Completo, osado y fino centrocampista ofensivo de toque atractivo y dinámico volumen de juego. Capacitado para agredir entramados defensivos, Belhanda responde al prototipo de volante adelantado moderno capaz de conjugar tanto agudeza en la asistencia como verticalidad y percusión posicional debido a su movilidad. Detonador ofensivo, tiene calidad para desequilibrar, asistir y ser amenaza goleadora.
FICHA TÉCNICA
PERFIL FUTBOLÍSTICO
De físico aparentemente liviano (a tenor, sobre todo, de sus datos antropométricos), el acrobático ritual con el que el marroquí apostilla cada una de sus celebraciones goleadoras bien podría dar cuenta de las notables facultades atléticas de este jugador. No dispone de una velocidad lanzada primorosa ni de una capacidad neuromuscular de alto voltaje. Se trata de un jugador de aceleración rápida y fugaz. Ese rasgo, unido a su bajo centro de gravedad y una buena agilidad y coordinación de movimientos, le confieren un cambio de ritmo que le permite eliminar adversario o superar línea, fabricarse espacio y tiempo de acción o ganar terreno. Resiste la carga física legal y es capaz de repetir esfuerzos con cierta recursividad dado el buen caudal energético que atesora. Jugador, pues, de interesante despliegue físico, de buena velocidad y mejor aceleración, con un volumen de actividad notoriamente elevado y que sabe también dosificar esfuerzos. Por último, si bien el juego aéreo es un dominio en el que raramente se le va a valorar o enjuiciar, presenta una nada desdeñable capacidad de salto que obliga al rival a no relajarse en los envites por alto (de los que no se borra el marroquí).
Belhanda es un futbolista ofensivo que trabaja y ayuda por mentalidad y formación pero, sobre todo, porque dispone de base física para participar de esa fase del juego.
Futbolista elegante barnizado de destellos de mucha clase y de una elevada suficiencia técnica. Es capaz de esconder el balón, poseerlo, domarlo y acariciarlo cuando cae en su poder. Técnicamente, está dotado para animar y embellecer el juego. Tiene talento para jugar al fútbol y, sobre todo, para marcar el diferencial técnico en una acción de partido. Primer toque, control, orientación del balón y del juego: está capacitado para desenvolverse con eficiencia y notable precisión en dichas facetas. Resulta difícil verle trotar por el campo sin un centinela defensivo que le vigile de forma permanente. Completamente comprensible a tenor de su calidad tan pronto dispone de espacio y tiempo para mirar y ejecutar la conducción, eliminar y dotar de sentido los desmarques de sus socios atacantes y proporcionarles balones. Rodeado de uno o más rivales, utiliza bien su eje gravitatorio y dirige el balón hacia la vía de salida. Diestro natural, la izquierda puede acompañar todas sus acciones sin penalizarle ni ser una mera invitada. Se siente realizado a la hora de transportar y mimar el balón con vigor y temple técnico. Eléctrico y estético. Su pase es variado y agudo: puede orientar el juego, cambiar el juego a banda y filtrar la profundidad. Su técnica y abanico de disparo son también variados, bastante productivos y, claro está, suponen una amenaza. Puede capitalizar lanzamientos de falta y córner con garantías (así como los penaltis): marca bien los tiempos y pone bien el balón. No obstante, y a pesar de mejorar registros, el remate final es un contexto en el que todavía no se maneja con la misma seguridad, pausa e intención como norma general que a la hora de dar vida al juego. Por ende, presenta aún algunas lagunas técnicas en el juego asociativo y de transmisión rápida y corta: su índice de devoluciones no es lo suficientemente elevado para un jugador de su transcendencia posicional y registro técnico. Le falta cierta pulcritud y nitidez en la entrega o en la fase de maduración y contemporización, cosa que le desconecta del sentido de su juego: la interacción con el balón. Adora el cuero, pero no siempre se pone las cosas fáciles.
El marroquí es un jugador de eminente vocación generadora y de animación de la fase ofensiva. Se está dimensionando, fundamentalmente, en tanto que conector y detonador. Es decir, en el socio de toque fino y estiloso del punta. El jugador que se mueve, ofrece y se ofrece en ataque para dilucidar una asistencia franca de gol o aparecer para romper. El jugador desequilibrante: con o sin balón. En efecto, la mediapunta es la zona de acción en la que mejor encaja su tipología futbolística. Pese a ello, y a estar aún en fase de desarrollo pleno, cabe destacar que puede adquirir mayor vocación gestora sobre el conjunto del juego. Tiene actividad, caudal y un valor polifuncional (el hecho de haber transitado por varios puestos del campo, más retrasado o más en banda, ha contribuido a ello) para adquirir mayor omnipresencia en el juego. Es generoso en términos de movilidad y desplazamiento habilitante o percutor: entiende la movilidad como un recurso para el otro más que como un fin meramente propio. Sabe caer a banda para atraer, desplazarse para liberar espacio u ofrecerse al compañero. Esa notable capacidad de lectura del desmarque y del movimiento le convierte en una pieza atacante de gran viveza y dinamismo sin balón.
Ofrece actividad y presencia en el repliegue, el balance defensivo y la ocupación posicional estática. Trabaja, acompaña al rival, mete pierna o va al suelo si es preciso (sin excesos -salvo contadas ocasiones-). Busca siempre situarse de cara al rival y sugiere sentido de la responsabilidad al verle solidarizarse tanto en la presión como en las coberturas del rival y de los espacios. Así pues, aunque su función no sea explícitamente la de destruir, gestiona bien su cuota de participación en la contención y es poco probable detectarle un error por falta de espíritu. Demuestra tanto sensibilidad a la hora de posicionarse correctamente como concentración para no provocar desajustes en su equipo: anticipación, colocación, bloque y concentración no son palabras ni conceptos disonantes para él. Sin duda, un perfil de centrocampista ofensivo muy interesante habida cuenta de la posibilidad que ofrece de poder participar en la globalidad del juego.
Sus principales lagunas en el dominio táctico cabe atribuirlas a la madurez y a su perfil puramente técnico. Jugador con hambre y competitivo, su fogosidad confrontada a su evidente proceso de aprendizaje y conocimiento del juego le penaliza. Comete errores puntuales en la entrega y la asociación: perfectamente subsanables a la vista de su condición técnica aunque proporcionalmente dañinos dado que se producen en zonas donde el rival no precisa de hilvanar y madurar para lanzar la embestida. Por otro lado, a un ritmo de juego alto, le cuesta presentar un índice favorable en la toma de decisiones. Demasiado acelerado a veces. Breve en otras.
Virtudes:
Defectos:
VALORACIÓN FUTBOLÍSTICA
Belhanda tiene calidad, nivel y potencial para hacer de su hábitat de evolución y expansión una liga de primer nivel a corto-medio plazo (mínimo, un año). Dado que aún no se encuentra en su punto de cocción óptimo, el auspicio de René Girard y el actual ecosistema en el que se encuentra se antojan como los instrumentos ideales para acabar de perfeccionarlo, completarlo y convertirlo ya sea en un centrocampista ofensivo de referencia en la Ligue 1 o en un jugador titular de equipo importante de las citadas competiciones.
* Eric Pujol es analista de jugadores.
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