Volvió Torres, vía Del Bosque

por RAFAEL LEON el 16 junio, 2012 • 11:25

Una de las máximas prioridades de cualquier técnico en el mundo es sacar el máximo rendimiento de sus jugadores, especialmente de los más destacados. Para ello, se incide en multitud de factores, de los que únicamente es apreciable con claridad el contexto futbolístico en el que se les sitúa. Justamente, por este mismo factor personificado en Xavi Hernández, critiqué vehementemente a Vicente Del Bosque. Por ello, sería injusto no atribuirle todo el mérito que tiene en la ayer constatada recuperación de Fernando Torres.

Al ser incluido éste en la lista junto con Álvaro Negredo, se desataron multitudes de críticas fundamentadas principalmente en las dos ausencias que colateralmente se habían producido: Adrián y Soldado. Ambos habían superado con creces el rendimiento del Niño durante la última temporada, y probablemente también durante las dos anteriores. Si se hubiera tratado de un concurso de méritos, como erróneamente se suele apuntar, el del Chelsea se habría quedado en casa seguro.

Pero no se trata de un concurso de méritos, sino de la convocatoria de los jugadores que un señor a quien se le ha confiado esta responsabilidad considere subjetivamente que van a dar un mayor rendimiento en un contexto futbolístico (y también humano) determinado. A partir de aquí, Vicente recordó que, excepción hecha de Raúl, el delantero español en activo que se encontraba en buenas condiciones físicas que había alcanzado un nivel más alto (bastante más que el de los demás) en algún momento de su carrera era Fernando Torres. La consigna estaba clara: recuperar al 9 de hace tres años.

Nunca coincidí en que esta decisión se debiera a la presión mediática o a otros factores a los que se ha apuntado. Simplemente, se trataba de una fe ilimitada, para mí injustificada hasta ayer, en el jugador que, hasta sufrir una lesión de gravedad que le mantuvo fuera de buena parte de la temporada anterior al Mundial de Sudáfrica, había sido el azote del Barça antes de marchar rumbo a Inglaterra, el del Madrid que debía chorrear al Liverpool y, por si fuera poco, el culpable de hacer parecer en multitud de ocasiones a Vidic (considerado como uno de los mejores centrales del mundo en los últimos años) un defensor mediocre.

Sin embargo, tras esa lesión fatal, vino su bajísimo rendimiento en el Mundial de Sudáfrica, un inicio de campaña no tan destacado con el Liverpool y su elevadísimo traspaso al vigente campeón de la Champions. La alarmante falta de puntería demostrada en este conjunto es de sobra conocida. Sin embargo, lo que es peor, hasta mediada esta temporada se mostró como un jugador más lento, más previsible… “Me convertí en el jugador que siempre odié”, señalaba el de Fuelabrada en una reciente entrevista.

También es cierto que, en los últimos meses de competición, se vio una mejor versión del Niño, principalmente por la recuperación de parte de “la chispa” recién señalada, ya que continuó viviendo a la sombra de Didier Drogba y sus escasos goles no fueron reseñables: un hat-trick, del cual el primer gol fue el 3-0 de su equipo, un gol decisivo al Barça (aunque sin la menor oposición para recorrer el campo entero) y muy pocos más. Dicha mejora, a todas luces insuficiente para competir por un puesto en un equipo de súper élite, pudo deberse, entre otros, a dos factores: el soplo de aire fresco que supuso la llegada de Di Matteo y el toque de atención que el técnico salmantino le dio excluyéndole de la convocatoria para el partido ante Venezuela.

Así pues, dicha mejora no fue suficiente para no poder denominar como acto de fe su convocatoria por parte de Del Bosque. El técnico salmantino arriesgó y ha ganado, pues si algo ha quedado claro es que el mejor Torres ha vuelto. Sí, el rival era Irlanda. Pero es que también dispuso de ocasiones ante Italia. Si hace unos meses volvió a ser aquel jugador rápido que no dejaba de moverse, hoy ha confirmado que sigue sabiendo definir, que ha vuelto a ser quien fue.

Me gustaría hacer hincapié en el increíble mérito del seleccionador en esta recuperación. Si pusimos por las nubes a Pep por recuperar a Henry tras solo una mala temporada (la de la pertinente adaptación, en un conjunto que además no funcionaba) o a Mourinho por hacer lo propio con Benzema tras el mismo período de mal rendimiento (a la adaptación se sumaba la insultante juventud del francés), ¿dónde hemos de situar a Vicente del Bosque por conseguir que un jugador que llevaba tres temporadas con un rendimiento impropio de un jugador de un campeonato de élite vuelva al nivel que le llevó a situarse entre los mejores delanteros del mundo?

No obstante, más allá de los goles (pues Fábregas ha anotado los mismos tantos en los mismos minutos), sería absurdo focalizar la mejora del juego del equipo en su inclusión en el once. En contra de lo que se piensa, si no se superó a Italia no fue por jugar sin 9. Sí, ha ayudado la profundidad que da el ex del Liverpool; pero aún más determinante ha sido que, gracias a la nula amenaza de los extremos irlandeses, los laterales han dado la amplitud de la que se adoleció ante Italia, factor imprescindible para que el falso 9 funcione. Por ello, para superar con claridad también a conjuntos de primer nivel, no bastará con que Del Bosque haya conseguido que The Kid vuelva a ser aquel jugador a quien idolatrara Anfield, sino que habrán de corregirse las causas estructurales que no permitieron imponerse a la azzurra y que impidieron superar con una mayor claridad a Chile, Portugal, Paraguay y Holanda en Sudáfrica.

* Rafael León Alemany. En Twitter: @_rafaleon_

– Foto: Reuters – EFE – Pierre-Philippe Marcou (AFP)