Volver a subir a bordo

por el 2 agosto, 2013 • 10:48

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La tifoseria nerazzurra vivió en apenas nueve meses lo que sería más normal experimentar en varias temporadas, al menos dos muy diferenciadas entre sí. Nueve meses en el que el parto de la criatura de Andrea Stramaccioni se complicó, llegando a un punto de no retorno y sin salida hacia Europa del que podrían tardar un tiempo en salir. Bueno, mínimo otros nueve meses de vagar por las desérticas veredas de la Serie A hasta encontrar un oasis de fútbol que los devuelva al podio triunfal, allí donde pertenecen por historia y tradición. Tres meses fueron aspirantes al Scudetto y otros seis meses los alejaron de arriba a marchas forzadas. El plato de la Europa League no llenaba el estómago de la afición interista, que ahora tratará de sobrevivir con la inanición de estar fuera de competiciones continentales. Lo más duro es recordar el propio pasado reciente, soportar el presente victorioso del rival acérrimo, la Juventus, y reconocer (sin admitirlo en voz alta) que la era bianconera va para largo y es un tren que parece habérsele escapado al Inter.

De ese Inter histórico del triplete cada vez van quedando menos efectivos. El último en dejar su casa ha sido Dejan Stanković, leyenda interista de la mejor época de la historia del club. Como él otros abandonaron la nave mucho antes, unos viendo el panorama que se avecinaba y otros porque encontraron ofertas mucho más suculentas que las ofrecidas por las exiguas arcas de Massimo Moratti. Incluso el propio presidente está recogiendo los bártulos para dejar muy caliente el asiento a un inversor indonesio, dueño de la mitad de su país y gran aficionado al baloncesto, al que le apetece ver qué tal es esto del fútbol de élite, porque no parece saciarse con el DC United que compró el año pasado. Erick Thohir viene con las mejores intenciones del mundo y un maletín a rebosar de fajos de billetes preparados para ser invertidos. Pero, claro, a Moratti le está costando soltar al Inter de su mano: es una historia de amor que le viene de familia y que él está viviendo en sus carnes desde hace 18 años. Un amor con altibajos, peleas y disputas y grandes momentos, como todos los amores. Nunca antes había estado tan cerca de dejar a un lado su società, el Inter. Ahora parece consciente de que el club necesita aires nuevos y, sobre todo, una importante inyección de dinero que lo pueda reflotar.

Mientras se completa la compraventa del club, Walter Mazzarri está trabajando desde hace semanas con lo que le ha venido dado. Un equipo más joven, aunque sin casi escala intermedia entre la gran veteranía de unos y la tremenda inexperiencia de otros. Veteranos y noveles, bien podría servir en Milán el himno madridista. Mateo Kovačić tenía un año cuando Javier Zanetti llegaba al Inter desde Banfield, e Ibrahima Mbaye era poco más que un bebé recién nacido. La edad media, entiéndase como los jugadores que están en la mitad de la veintena, son chavales sin excesiva experiencia y sin demasiado carisma, salvándose en este caso Fredy Guarín.

El anterior técnico del Napoli se ha encontrado en Milán con un fiel escudero suyo, el argentino Hugo Campagnaro, que debería adquirir rápidamente el papel de líder defensivo interista. De hecho, era la zaga uno de los quebraderos de cabeza más difíciles de resolver para Stramaccioni, que confió en Ranocchia, Samuel y Juan Jesus durante gran parte de la temporada sin obtener casi nunca un gran resultado. Mazzarri ha empezado a trabajar y desde el primer momento, además de apartar a Silvestre y Schelotto, ha puesto su defensa de tres que tan buen resultado le dio en Nápoles. ¿Cuál es el problema? Que las variantes en cuanto a nombres no cambian demasiado. De hecho, se espera que el trío titular sea Campagnaro-Samuel-Juan, dejando a Ranocchia en el banquillo acompañado por Chivu y Andreolli. Ni Samuel ni Juan Jesus son de la confianza de casi nadie, así que es probable que el resto de centrales entren y mucho en las rotaciones, especialmente Andreolli, en el que se tienen puestas bastantes esperanzas. El canterano interista regresó a casa este verano después de tres buenos años en el Chievo. La seguridad en los hombres de la defensa será fundamental. Deben desaparecer las dudas habituales al despejar, la suavidad al entrar a robar el balón y el tembleque que provocaba jugar la pelota con los pies. Handanovič es, quizás, el mejor jugador de toda la plantilla, pero ni siquiera él puede pararlo todo.

Otro inconveniente (y los que quedan) para la defensa a tres son los carrileros. La derecha está casi huérfana con la lesión de Javier Zanetti (una más de las infinitas que sufrió el equipo el año pasado, pero, sin duda, la más dolorosa), ya que Jonathan apenas contó el año pasado y se espera que cuente más o menos lo mismo en este. La alternativa en el carril derecho sigue siendo Nagatomo, que se siente más cómodo en la izquierda pero continúa sin afianzarse ni hacer tres o cuatro partidos buenos de carrerilla. Pereira partirá como titular en la izquierda porque en el Porto demostró que sirve para ese trabajo, aunque no haya demostrado casi nada hasta ahora en el Meazza. Mazzarri quiere un carrilero al menos y Moratti (hasta que pueda) está trabajando para contentarle. Después de que la Juve dijera que no por Isla, la idea vuelve a ser Zúñiga, pero será difícil convencer a Benítez para soltarlo.

El centro del campo ha tenido dos altas que no van a entrar en la primera plantilla, muy probablemente: Diego Laxalt y Rubén Botta. El primero porque no se le considera preparado por su juventud para estar en el Inter y podría salir cedido, y el segundo porque lleva desde mayo con una lesión gravísima que le impedirá jugar hasta al menos el año próximo. El canterano Alfred Duncan está en la misma situación que el uruguayo Laxalt. Es decir, que al equipo de todos los grandes de Italia que más le costaba construir juego no han llegado refuerzos para paliarlo. Sigue sin haber un cerebro, un creador que asuma la responsabilidad de aparecer por delante de los centrales para recibir y organizar. Kovacić tendrá que seguir su proceso vertiginoso de maduración y tendrá mucho protagonismo. Y a no ser que Cambiasso esté a su máximo nivel durante muchos partidos y la fuerza de Kuzmanović aparezca con relativa frecuencia, el Inter seguirá con el mismo problema en la creación. Se habla de Nocerino, de Marrone, de Florenzi, pero todos parecen muy lejos del Inter. La salida de Mudingayi y/o Kuzmanović podría avivar el interés por alguno de ellos.

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Evidentemente no todo podían ser problemas para el Inter. La política de cantera sigue siendo poco menos que nefasta; Livaja no volverá al Inter y Longo apenas tendrá minutos si se queda, pero otros dos delanteros jóvenes ocuparán sus lugares. Ishak Belfodil y Mauro Icardi son las mejores noticias de un Inter envejecido que trata a la fuerza de rejuvenecerse. Prometedores y con muchísimo talento y gol como alternativas reales a Palacio y Milito, sobre todo a este último mientras se recupera de su lesión en los ligamentos de la rodilla. La parte negativa de esas dos operaciones es la pérdida de la chispa que daba Cassano al juego del equipo. Resulta casi cómico que fuera Fantantonio el que rompiese algunos partidos, que liderara a su equipo del alma, pero por raro que suene era muy cierto. Su partido contra el Tottenham, en la vuelta de octavos de final de Europa League, lo deja bien claro. Hay que mirarlo desde una perspectiva positiva: el Inter se desprendió de un talento de 30 años para fichar a un talento de 21, tampoco es mal negocio.

Mazzarri tiene ante sí el mayor reto de su carrera como entrenador. Su objetivo este año no va más allá de devolver al Inter a Europa, subirlo a bordo del gran crucero que es la Champions League. Pero con posterioridad, y sobre todo si se concreta la compra del club por parte de Thohir, tendrá la obligación de luchar de nuevo por títulos y evitar estancarse en ese insufrible quiero y no puedo que vivió el Napoli estos últimos dos o tres años. Tiene las instalaciones, tiene los medios, le falta la convicción de una plantilla tocada psicológicamente y un par de buenos retoques. Será entonces cuando realmente se pueda ver el Inter de Mazzarri. 

* Jesús Garrido es periodista.

– Fotos: AFP – EFE




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