Viento en popa

por el 7 marzo, 2016 • 2:47

 

1.- Tradicionalmente al Barça se le han atragantado partidos como el de Ipurúa: dimensiones reducidas que facilitan el achique de espacios al equipo local, público muy cercano al césped para aumentar la presión de la grada, condiciones climatológicas adversas y la entrega de unos jugadores rivales que siendo conscientes de su inferioridad técnica esperan poder compensarla con un derroche de entusiasmo que combinado con los factores anteriores les permitan dar la campanada y convertirse por un día en el David que derrota al gigante Goliat de esta liga.

2.- Pero este Barça poco tiene que ver con sus predecesores. Los azulgrana (esta vez con la equipación de la Senyera) cambiaron la pereza con que en otros tiempos afrontaban envites de estas características, por una dosis extra de motivación para intentar encarrilar el partido cuanto antes mejor. Y vaya si lo consiguieron: en el minuto 7, Messi congeló el balón pegado a la cal unos instantes hasta visualizar la ruptura al espacio de Suárez, pase en profundidad del ’10’, luego pase atrás del charrúa desde la línea de fondo y gol de Munir llegando al segundo palo.

3.- A penas había habido tiempo para observar el planteamiento propuesto por ambos técnicos. Luis Enrique mantenía el clásico 1-4-3-3 apostando por el canterano como substituto de un sancionado Neymar, y situando a Arda en el interior izquierdo para dar descanso a Iniesta. Por su parte, Mendilibar hacía suyo el 1-4-4-2 con el que últimamente varios equipos han conseguido dañar por momentos al Barcelona. Aprovechando que las dimensiones del verde reducían el espacio a cubrir por sus jugadores, el técnico armero les pedía alternar un repliegue medio de líneas muy juntas con muchos momentos de presión alta donde Borja Bastón y Enrich encimaban a Piqué y Mascherano para evitar que éstos pudieran encontrar a Busquets con facilidad.

4.- Hasta ahora el Barcelona acostumbraba a responder a desafíos semejantes con dos ajustes de piezas: Busquets situándose entre centrales en salida lavolpiana para generar superioridad contra los puntas rivales, y Messi desplazándose al carril central para generar espacios donde solo él puede verlos. Pero en Ipurúa los de Luis Enrique tenían preparada una salida alternativa: en vez de progresar por los carriles exteriores, los laterales se mantenían a baja altura, dejando que fueran unos interiores muy abiertos los que se emparejaran con los jugadores exteriores del centro del campo del Eibar. De esta forma Piqué encontraba a Alves siempre libre a su derecha y era éste quien desde fuera conectaba con un Busquets libre a la espalda de la presión de la pareja de delanteros rivales.

5.- Si el Barça se permitía apostar por un pase considerado de alto riesgo en cualquier manual de juego es porque la increíble inteligencia de Sergio Busquets le permite saber en cada momento dónde tiene el rival que le ataca por la espalda, y así decide siempre con acierto cuándo girarse, cuándo no, cuándo retener el balón o cuándo moverlo rápido con un cambio de juego que desmontaba la buena presión rival. Porque la presión del Eibar estaba bien ejecutada, pero la precisión y rapidez en la circulación del balón de los jugadores culés conseguía burlarla una y otra vez y generar situaciones de peligro en el marco contrario.

6.- A pesar de eso el segundo gol no llegó hasta el último suspiro de la primera parte, justo cuando por un instante los jugadores locales parecían estar acercándose al empate. El Barcelona había encadenado un par de malas entregas consecutivas que habían permitido al Eibar robar y contraatacar, aunque sin acierto. En pleno toma y daca fue Messi quien recibió un balón en el círculo central con el equipo guipuzcoano descolocado, progresó por el carril central esperando un desmarque de Munir que no llegó, así que fue fintando con el cuerpo hasta desequilibrar a los dos centrales contrarios y batir a Riesgo con un tiro cruzado.

7.- El segundo tiempo no tuvo el ritmo del primero. El desgaste físico y la losa moral del 0-2 hizo que los jugadores locales no pudieran apretar tanto en la presión. Mendilibar jugó su última carta con los cambios al plantear una línea de tres mediapuntas que le permitiera tener a alguien siempre cerca de Busquets, pero ya era tarde para cambiar el signo del partido. Por su parte el Barcelona empezó a contemporizar, dando otro ejemplo de cómo dosificarse en el campo sin dejar de competir. Se redujeron los riesgos pero aún así se generaba peligro cuando podían superar la presión rival. Así llegaron dos tantos más. Unas manos tan claras como involuntarias de Ramis fueron castigadas con un penalti ejecutado por Messi casi a la Panenka, con un tiro centrado a media altura cuando Riesgo ya se había tirado a un costado. El cuarto fue una síntesis perfecta de las cualidades que se combinan en el pedazo de delantero centro que es Suárez: lucha por un balón dividido, clase con un caño dentro del área, potencia física para aguantar la embestida del rival que llega en ayuda, y frialdad para fusilar y mandar el balón a las redes.

y 8.- Al final fue un partido redondo para un Barcelona que navega por la liga con viento de popa. Ganó, desplegó un buen juego, descansaron piezas importantes (Neymar e Iniesta de inicio, Piqué y Busquets al final), progresó en la integración de Arda Turan en el equipo, convirtió un penalti y Suárez puso fin a su pequeña sequía goleadora con un gran tanto que añadir a su buena racha como asistente. Y además se volvió a ver un Messi desatado, generando superioridades por donde aparece, fino en el dribbling y en la finalización, pero sobre todo muy participativo en el juego y clarividente en el pase. Si la temporada pasada fue la del alley-oop a las incorporaciones de Neymar y Alba por la izquierda, esta va pinta de ser la de los pases interiores a las rupturas de Luis Suárez entre central y lateral. Nunca se sabe qué deparará el mañana, pero es evidente que lo visto en Ipurua hace que en su primera semana sin partido intersemanal desde diciembre los azulgrana encaren el futuro con optimismo.

– SD Eibar-FC Barcelona (Liga BBVA, 28ª jornada). 6-marzo-2016. Ipurua. 0-4 (Munir, Messi, Messi p., Luis Suárez)

* Xavier Codina.





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