Victoria engañosa en Roma

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Victoria engañosa en Roma

por ALBERTO LOPEZ FRAU el 18 febrero, 2016 • 1:09

1.- El Real Madrid ganó 0-2 en Roma, un resultado extraordinario en Europa que le coloca con pie y medio en los cuartos de final, pero que no debe llevar a engaño a las huestes de Zinedine Zidane. Hizo un primer tiempo discreto, en el segundo, y tras el gol de Cristiano, concedió un ida y vuelta del que salió ganador en el marcador, pero nunca tuvo el control del juego. Hoy le bastó para ganar, ante otros rivales más fuertes en Europa, probablemente no.

2.- Zidane dispuso el once habitual desde que Bale está lesionado. El Real Madrid tuvo el balón durante casi todo el primer acto, pero fue una posesión inerte, carente de sentido y profundidad. Fue un equipo ancho de medio campo para atrás y estrecho y poco profundo en campo contrario. Solo Marcelo acudió al rescate y activando su deliciosa anarquía generó peligro por el costado izquierdo del ataque visitante.

3.- La Roma dispuso un sistema con una línea de cuatro atrás, Pjanic cerca de Vainquer, para intentar mejorar la salida de balón desde atrás, y Nainggolan en el otro interior, para desde allí salir a presionar a los centrocampistas del Madrid. La intención era poblar el mediocampo y salir rápido a la contra buscando a Mohamed Salah en banda derecha. Spalletti optó por Perotti como falso nueve, no quería tener arriba de inicio un jugador referencia que fuese más fácil de marcar, y apostó por Salah, Perotti y El Shaarawy.

4.- Todo lo que sucedió en la primera parte se produjo por la banda derecha del ataque de la Roma, la izquierda del ataque del Madrid. Por allí intentaron Marcelo e Isco generar algo distinto y por allí se desplegó Salah cada vez que pudo para que la Roma pudiera estirarse tras recuperar el balón. Sergio Ramos y Varane estuvieron muy atentos en todo momento para sofocar el peligro al corte.

5.- A los dos equipos les costaba progresar con el balón. El partido transcurría con tranquilidad. Cuando la pelota llegaba a la zona de tres cuartos de ambos ataques la jugada moría inmediatamente. El Madrid cometió algún error conceptual importante. Kroos fue a banda a robar en más de una ocasión y no lo hizo, perdiendo su lugar como mediocentro y exponiendo a su equipo. No tuvo reflejo negativo en el marcador, pero de la forma que está construido este Real Madrid, su mediocentro defensivo, que además no lo es, no puede permitirse perder la posición.

6.- Cristiano Ronaldo rompió la igualdad en el marcador con un golazo a los 57 minutos. Recibió un balón largo de Marcelo, recortó a Florenzi y disparó al palo largo de Szczesny. El gol del Real Madrid obligaba a la Roma a cambiar su discurso. Spalletti dio entrada a un nueve de verdad, Dzeko, y retiró a El Shaarawy. Minutos más tarde dio entrada a De Rossi por Vainqueur. El equipo pasó a jugar con tres centrales, liberó los laterales, Florenzi y Digne, y buscó más presencia con un nueve de área.

7.- El partido se convirtió en un ida y vuelta en el que podía haber pasado cualquier cosa. Zidane jugó sus bazas: primero con Kovacic por Isco para intentar tener más control y más tarde con Jesé por James para explotar los espacios. El colombiano había aparecido más en la segunda parte, dando varios pases magníficos, y el canario aprovechó sus minutos con una galopada que concluyó con el cero a dos tras un buen disparo cruzado. El Madrid no controló el juego, concedió varias llegadas de la Roma, pero sí tuvo la efectividad suficiente para conseguir el segundo gol. Pese a que no se vio la mejor versión de jugadores clave como Carvajal, Modric y Benzema, todos por debajo hoy de su excelente nivel habitual.

y 8.- La entrada de Totti sonó a la despedida de Il Capitano ante uno de los grandes enemigos europeos de siempre. El Olímpico rindió tributo. El partido ya no dio para más. El Madrid tiene muy cerca los cuartos de final y la obligación de ser más crítico que nunca de puertas hacia dentro si quiere mantener esperanzas de llegar lejos este año en Europa. El mismo partido que hizo esta noche no le hubiera servido para ganar, y quizá ni empatar, en Múnich, Turín, París o Barcelona.