1.- La Juventus se impuso al Mónaco por la mínima en un encuentro en el que los locales consiguieron sobreponerse a un arranque muy nervioso e impreciso. La facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho o la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse definiciones que encajan con el momento que superó la Juventus tras los primeros quince minutos de juego. En este segmento fue superada ampliamente por un equipo ordenado que esperó el fallo y de forma hipervertical por el sector izquierdo, generaba acciones de peligro constantes. Finalizado ese primer cuarto de hora, el conjunto italiano se serenó, no se precipitó y se reordenó desde la paciencia y desde Andrea Pirlo. Lo dijo Pep Guardiola el año pasado, después de la derrota en el Bernabeu: «La pelota, cuando más rápido va, más rápido vuelve. Y en esa verticalidad ellos son mejores».
2.- Allegri se decidió por un bloque de cuatro defensores, un rombo con Pirlo en el vértice inferior, Pereyra en el superior (tendencia a caer por izquierda), Vidal como interior izquierdo y Marchisio en la derecha (más adelante hubo un cambio de posición debido al persistente peligro del rival con Ferreira Carrasco). Morata fue el delantero y Tévez estuvo en constante movimiento girando alrededor del español, incluso bajando a generar espacios y superioridad en la mitad de la cancha. Así comenzó la mejoría tras el fatídico inicio. Asociaciones constantes con Pirlo, Marchisio y Vidal. El portugués Jardim presentó el mismo bloque en defensa que su rival, un doble pivote formado por Fabinho y Kondogbia, Dirar y Ferreira Carrasco como extremos, Moutinho entre ellos (emparejado con Pirlo para presionar la salida del italiano) y Martial en punta.
3.- Como se pudo leer anteriormente, el inicio monegasco fue inmejorable dentro de lo pretendido por su entrenador. Organización defensiva y unos contragolpes brutales que hacían temblar los cimientos del Juventus Stadium. La teórica eliminatoria de cuartos de final que parecía más decantada para un club fue sujetada por un magnífico Buffon. Gigi no se explicaba la facilidad de su oponente para atacar tras el robo del esférico. Ni Lichtsteiner ni Evra conseguían proyectarse con éxito debido al trabajo de los extremos rivales, que se transformaban sin balón.
4.- Los locales lo intentaban con jugadas individuales ante un firme e inconmensurable Ricardo Carvalho. El equipo de casa se encontraba atemorizado ante la velocidad del adversario en cada intercepción, quite o recuperación del cuero. Pirlo serenó la posesión, se adueñó del cotejo como un profesor que ingresa en su clase y recibe la aprobación de sus alumnos, que guardan silencio y se ponen de pie. Con el juego gobernado por Pirlo, Vidal pudo adelantar a los suyos, pero falló en la definición tras una recuperación en campo rival del eterno ’21’ y una asistencia mágica de Tévez con el exterior de su pie derecho. Con la ocasión fallida del chileno se cerró el primer acto.
5.- El Mónaco dejó de inquietar a su enemigo y a cada minuto que se consumía dejaba una imagen de equipo que confiaba excesivamente en su defensa (labor destacable de Abdennour). Sus contragolpes fueron a menos y eran (ya) casi estériles, salvo un disparo de Bernardo repelido por Buffon tras un córner en contra. En el primer ataque indirecto de los turineses, Carvalho cometió un dudoso penalti ante Morata tras un pase largo y alto de Pirlo. Pudo ser falta del portugués fuera del área tras hacer trastabillarse al exjugador Real Madrid. Desde luego, varias repeticiones no terminaron de esclarecer lo señalado por el checo Pavel Kralovec (al menos desde la humilde opinión del que escribe). Vidal convirtió la pena máxima en gol con una excelsa ejecución. 1-0 y partido nuevo para los de Jardim, que ya no se contentaban con el resultado para la vuelta en el Louis II.
6.- El tiempo jugaba en su contra, los saques de puerta de Subasic buscando la prolongación de Kurzawa a Ferreira eran inertes y además no generaban volumen de juego. La Juve retrocedió algunos metros, invitando al descuido a su rival. Fue allí cuando el técnico nacido en Barcelona propuso un cambio que movió varias piezas de sitio: Berbatov por Raggi. Esto supuso que Fabinho ocupara su puesto original por el compañero sustituido, Moutinho se posicionara como mediocentro posicional y Kondogbia comenzara a liberarse de forma gradual, Martial jugara de extremo derecho y el búlgaro en punta. Tras un cabezazo peligroso de Berbatov, Allegri realizó una modificación (Barzagli por Pirlo) para comenzar a defender con línea de tres centrales (Barzagli, Bonucci y Chiellini). Marchisio se colocó por delante de la defensa, Vidal y Pereyra (Sturaro más tarde) como interiores, los laterales pasaron a ser carrileros (muy poca participación ofensiva de ambos) y Tévez acompañó a Morata (Matri) en la zona ofensiva.
7.- Arturo Vidal frenó la sangría por el flanco de Lichtsteiner debido a su gran trabajo y sacrificio en el ida y vuelta. Luego lo ayudaron en esa tarea de anular a Ferreira y un tímido Kurzawa el propio suizo, gracias a su escasa vocación ofensiva, y un tercer central como Barzagli. Alguna galopada desesperada final de Kondogbia y realmente poco más para un equipo que no supo reaccionar tras encajar el gol que derribó la idea inicial del entrenador. No supo ni pudo cambiar el chip a tiempo, virtud del rival y demérito propio. Cabe destacar tres jugadores destacados en el conjunto ganador: Buffon, Pirlo y Vidal.
y 8.- Resultado muy favorable y beneficioso para la Juventus. Victoria trabajada y consumada desde la paciencia. Con la Serie A ya vista para sentencia y la final de Coppa asegurada, la temporada promete y hace soñar a los tifosi bianconeri con una posible vuelta al fútbol de élite, a semifinales de Champions League. Algo que no imaginaban muchos tras la marcha de Antonio Conte.
* Nicolás Quiroga.
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