Es una de las mayores glorias de la historia de Independiente, donde formó un tridente fantástico a finales de los años treinta con otros dos ídolos rojos, Arsenio Erico y Antonio Sastre. Además figura como el segundo máximo goleador de la entidad de Avellaneda con 151 tantos y es junto a Manuel Seoane, José Salomón, Tucho Méndez, Félix Lostau, Mario Boyé, René Pontoni y Bartolomé Colombo uno de los futbolistas argentinos con tres Copas América en su palmarés. Nacido el 15 de enero de 1918 en Rosario (Argentina), podía jugar tanto de delantero como de interior o extremo derecho. Futbolista con enorme olfato de gol y una magnífica visión de juego, fue un gambeteador excelso, destacando por su gran cambio de ritmo y sus fintas en espacios reducidos. Se le conoció con el apelativo de Capote.
Las primeras patadas a un balón las dio en el barrio de Tablada, hasta que con 12 años se marchó a jugar a Central Córdoba. Allí pasó por todas las categorías inferiores del club y en la primera plantilla coincidió con una leyenda argentina de los años veinte e ídolo de la hinchada local, Gabino Sosa. En 1937, Independiente se fijó en él y pagó una enorme cantidad en la época por su fichaje: 27.500 pesos.
Nada más llegar al club rojo se juntó en el frente de ataque con Erico y Sastre, creando un quebradero de cabeza a todas las defensas rivales. En 1938 y 1939 lograron el título nacional y entre los tres anotaron 218 goles sumando ambas campañas. En el primer campeonato, De la Mata marcó 26 goles e Independiente superó a River Plate por dos puntos en la tabla, mientras que en el entorchado de 1939 de nuevo se impusieron a los Millonarios, aunque esta vez la distancia fue mayor (6 puntos). Ese curso es recordado por el famoso tanto que consiguió De la Mata en el enfrentamiento entre las dos escuadras en el Monumental de River. El rosarino recibió el esférico del portero Bello, cruzó medio campo regateando a todos los rivales que le salían al paso (Moreno, Minella, Moreno de nuevo, Vassini, Santamaría y Cuello) y a continuación batió con suavidad al guardameta Sirne. Sus compañeros, alucinados y emocionados por el tanto, fueron a felicitarle y Antonio Sastre le dijo: “Pibe, hiciste Capote…!”. Había dado origen sin querer al apodo que llevaría consigo De la Mata el resto de su vida.
En el cuadro de Avellaneda, que dominó el fútbol de su país en la década de los treinta, destacaban, además del trío atacante, otros fantásticos futbolistas como Leguizamón, Coletta, Franzolini, Vilariño, Zorrilla o Celestino Martínez. Es en aquel periodo cuando los aficionados del rojo acuñaron los famosos cánticos de “¿A donde va la gente? A ver a Don Vicente” o “La gente ya se mata por ver a De la Mata”.
A partir de la década de los cuarenta, el nivel del equipo bajó y los triunfos no volvieron hasta el curso de 1948. Superaron en la clasificación a River Plate y conquistaron el quinto título (dos en la época amateur y tres en el profesionalismo) de campeón nacional de la entidad. El elenco era muy diferente al de los anteriores triunfos, permaneciendo sólo Leguizamón y De la Mata y habiendo llegado nuevos nombres como Cervino, Mourin, Romay, Rivas, Batagliero, Simonetti o Crucci. Capote tuvo una de sus temporadas más flojas en cuanto a goles y únicamente anotó dos: uno ante Rosario Central y el otro frente a Chacarita Juniors.
En 1950, después de trece años en el club de su vida, abandonó el equipo con destino Newell’s Old Boys, dejando unos fantásticos números de 362 partidos y 151 goles y un recuerdo imborrable para todos los aficionados.
En Ñuls debutó ante Racing el 15 de abril de 1951, formando pareja en el mediocampo con Focchi. Su primer y último gol con la elástica leprosa lo marcó en la victoria contra Boca Juniors en 1952, poco antes de volver al conjunto donde inició su vida deportiva, Central Córdoba. Allí militó durante tres temporadas más y en 1955 puso punto final a su extensa carrera con 37 años.
Con la albiceleste fue internacional en trece encuentros, logrando seis tantos. Su debut se produjo en la Copa América de 1937 en el choque que ganaron por la mínima a Perú. Luego disputó el partido frente a Uruguay, donde cayeron por 2-3, y el playoff contra Brasil, en el que estaba en juego el título. Celebrado en el Gasómetro de Buenos Aires, el técnico Manuel Seoane le sacó en el minuto 84 sustituyendo a Varallo, y su aportación fue clave. En la prórroga batió en dos ocasiones a Jurandir y Argentina doblegó a los brasileños, proclamándose de este modo mejor combinado del continente americano. Además, fue declarado jugador más destacado del torneo.
Tras un paréntesis de varios años regresó al equipo nacional en 1943, fecha en la que Argentina revalidó el título de la Copa Chevallier Boutelli ante Paraguay al imponerse por un global de 3-6 en Asunción. En 1945 acudió a su segunda Copa América después de ser convocado por el seleccionador Guillermo Stábile. Participó en las victorias contra Bolivia (4-0 con un gol suyo), Ecuador (4-2, el segundo llevando su firma) y Brasil (3-1), y desde el banquillo celebró la conquista del torneo tras el triunfo de sus compañeros frente a Uruguay por 1-0.
Su última gran cita continental tuvo lugar en la Copa América del año siguiente, con sede en Argentina. Stábile contó con él para los duelos ante Paraguay (2-0 con una diana suya en el minuto 6), Uruguay (3-1) y Brasil (2-0), y la albiceleste volvió a reinar en Sudamérica al aventajar en tres puntos al cuadro brasileño en la clasificación.
De la Mata no se enfundó nunca más la zamarra argentina y en su historial figura como último partido el disputado frente a Brasil el 10 de febrero de 1946 en el Monumental. Al finalizar su periplo sobre el césped empezó una breve carrera como técnico. Dirigió a Independiente, Deportivo Morón, Dock Sud y Central Córdoba, pero lo dejó desanimado por el fútbol que se jugaba, en su opinión muy diferente al de su época. También abrió un bar de nombre Capote en su localidad natal.
Existe un tango en su honor, escrito por Nolo López y con música de Juan Sánchez Gorio, que se titula Tango a Capote. Su estribillo principal es el siguiente:
¡Capote!…
Dale Capote, tirá…
Goles… goles… goles… goles…,
es el grito infernal.
¡Capote!…
Dale Capote, tirá.
Tiene premio la “redonda”,
dale, Vicente, tirá…
Falleció en Rosario el 4 de agosto de 1980 a los 62 años. Su hijo Vicente de la Mata también militó en Independiente de Avellaneda entre 1965 y 1968.
* Alberto Cosín.
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