1.- Ida y vuelta. De aquí para allá. Fútbol sin control. Ideas en transición, opacidad mental en estático. Descripción válida para Atlético y Hannover. Los de Simeone encauzaron una eliminatoria que podría estar más de cara a tenor de los primeros 45 minutos. Pero también de espaldas, según lo visto durante el segundo tiempo.
2.- Decíamos en crónicas anteriores que el Atlético es un equipo de transiciones. Hoy encontró su medicina en el enemigo. El Hannover es idéntico, con el contratiempo de no tener a Arda o Adrián para pausar o a Falcao para dar apoyos desahogados. Todo el juego es vertical, directo al área. En este contexto, el Atleti se vio obligado a menudo a llamar a la calma. Y no es su mejor expresión. Más aún sin Diego (entró en el minuto 60), que a diferencia de Arda es capaz de iluminar el ataque con mínima conducción.
3.- El mal de la elaboración en mediocampo crece considerablemente en cada partido. Sin Tiago, parece un castigo trasladar con coherencia el balón hasta la línea de tres que escolta a Falcao. Gabi y Mario se ofrecen en lugar cómodo, pero exteriorizan demasiadas carencias en la función de construcción. Hecho multiplicado con el rival plenamente replegado. Deberían ser la claridad en posesiones largas, pero se convierten en obstáculos. Atasco.
4.- La primera parte del Atlético rozó el notable. El balón llega con comodidad a Arda (la luz) y los desmarques de ruptura y apoyo que combinaban Adrián y Falcao trastornaban a los frágiles Eggimann y Pogatetz. Entretanto, el gol del Tigre. El hombre al que le envían un melón y lo remata a puerta superando cualquier traba. Saltarín híbrido entre futbolista y baloncestista.
5.- El conjunto de Slomka se organiza bien en torno al balón contrario. Repliega a todos menos el referente (hoy Diouf, otros días Abdellaoue) y espera el robo en tres cuartos o frontal del área para volar mediante bandas o un balón directo. Hoy, Stindl aprovechó las mil y una subidas de Filipe para coger su espalda y ser un quebradero de cabeza. El ejemplo es el gol, pese a llegar tras un fallo en cadena de Godín en la salida y de Miranda en la marca. En estático, sus problemas crecen como si tener el balón fuese una preocupación en lugar de una alegría, un medio para conseguir el premio del gol.
6.- Solo Arda alumbra las posesiones colchoneras. Y Diego, recuperado, en el segundo tiempo. Aire fresco para un Atlético enrevesado por el centro, con una dependencia absoluta de los laterales para ocupar las bandas y una pólvora mojada porque Adrián viene desconectando. Con la salida de Salvio, en plena apología al error, el Atleti se ubica en 4-2-3-1 profundamente marcado con la sola alternancia de Arda o Diego en la banda izquierda. Mejoró, ocupó más espacios a lo ancho del campo, pero fue estruendosamente impreciso cerca del área. E incluso consintió algunos contraataques al Hannover, más vertical aún con Ya Konan y Diouf en cancha.
y 7.- El partido se incrustó en el fango. La tensión de no tener el partido controlado y no encontrar fisuras en la zaga alemana adormiló el ritmo y solo una genialidad de Salvio (provechoso desatascador) cuando se vaticinaba el empate, llevó la felicidad a la ribera del Manzanares. Un resultado peligroso, pero que a priori obligará al equipo alemán a llevar la batuta (y permitir ciertos espacios) en la vuelta. Desahogo atlético.
– Fotos: Ángel Gutiérrez (Atlético Madrid)
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