1.- Había entrado en la convocatoria pero no estaba para la partida. Las molestias que Ander Herrera había arrastrado a lo largo de la semana obligaban a Valverde a adaptarse al rival, arte más complicado en muchas ocasiones que el de proponer. Y debía contrarrestar el estilo del oponente porque éste está más que trabajado, es de calidad y sus resultados en la liga –una sola derrota en toda la temporada– evidenciaban esta realidad. Valverde sabía a lo que se enfrentaba: un rival con un dominio técnico del balón exquisito en el centro del campo –el dúo Bruno-Pina es de lo mejorcito del campeonato–, con una brutal capacidad para asociarse con un mediapunta en uno de los momentos más dulces de su carrera –Cani está espectacular– y con un ataque con recursos infinitos a la hora de generar peligro combinando. Todo con el sello de Marcelino, que ha conseguido que cuaje una de las propuestas futbolísticas más atractivas de la primera división.
2.- Con este modelo enfrente, Valverde asumió que el partido se decidiría en el centro del campo, y lo que no podía ganar por calidad –la baja de Ander lo impedía– decidió ganarlo por cantidad. El técnico cacereño creyó más importante impedir que Bruno y Pina tuvieran facilidades para hacer llegar el balón a Cani que tener claridad para hacer circular el balón en mediocampo en el ataque estático propio. Así, aun perdiendo fluidez y calidad en la posesión, decidió sacrificar a Beñat –menos agresivo y limitado en la presión– y optó por el dúo Rico-Iturraspe en la medular, que se convertía en trivote en fase defensiva con las constantes ayudas de De Marcos –sacrificio que tanto le cuesta hacer a Cani–.
3.- El inicio de partido amagó ser algo que no iba a ser tal. El Villarreal tuvo el control en los primeros quince minutos, disfrutando de la posesión y jugando a uno o dos toques, aunque sin encontrar profundidad. Este cuarto de hora fue el que necesitó el Athletic para colocar las piezas, subir la intensidad y ordenar la presión. Y por ende empezar a mandar.
4.- El Athletic volvió a cargar el ataque sobre la derecha, donde la sociedad Susaeta-Iraola tiene más facilidad para generar superioridad que Muniain, que se ve obligado a buscar el uno contra uno –o contra dos– cada vez que recibe pegado a la cal. Esto le fuerza a aceptar un rol distinto, más oscuro y menos vistoso, basado en la presión en primera línea y los desmarques de apoyo hacia el centro, dejando como vía alternativa a la primera opción táctica –la banda derecha– su descaro en la banda izquierda, que tanto protagonismo tenía en el primer año de Bielsa. Y Muniain, sin alardes, está respondiendo cada vez mejor, comprendiendo su cometido en pro del equipo.
5.- Precisamente de la banda derecha nacería el primer gol vasco. Pasada la media hora, Iturraspe abrió el balón a Iraola, que desde la altura de tres cuartos de cancha y sin necesidad de encarar sacó un centro de rosca perfecta que remató a la red Mikel Rico entrando desde atrás. El tanto noqueó al Villarreal. No habían transcurrido dos minutos desde el gol cuando un error fatal de Musacchio en el despeje dejó solo a Aduriz, que definió perfecto en el mano a mano frente a Asenjo. El ariete donostiarra se estrenaba en liga y Musacchio echaba un borrón a una temporada impecable.
6.- Al Villarreal se le habían apagado las luces. El Athletic estaba aplicando una intensidad en la presión tal que el Villarreal dimitió de tocar para recurrir a balones largos, donde Pereira y Giovani tenían la batalla perdida de antemano ante Laporte y Gurpegi, muy seguros toda la noche. El Athletic conseguía mantener las líneas muy juntas en todas las fases del juego, Iturraspe –un pulpo en la recuperación– y Mikel Rico asfixiaban la zona de creación amarilla y sus continuos robos desconectaban del partido a la zona de ataque castellonense tan acostumbrada al contacto continuo con el balón.
7.- Cuando la primera parte llegaba a su fin, el colegiado Teixeira Vitienes, extremadamente severo, le mostraba la segunda tarjeta amarilla a Bruno, que se iba a los vestuarios poco antes que sus compañeros. Se cerraba la primera parte con seis tarjetas amarillas –tres por equipo– en un partido que no había destacado poderosamente por su dureza. La expulsión hería de muerte el partido y abría un escenario distinto al que se preveía para la segunda mitad. Marcelino reaccionaba dando entrada a Moi Gómez y Trigueros por Pereira y Aquino, con el objetivo de equilibrar el boquete que dejaba la ausencia de Bruno.
8.- La papeleta para el Villarreal era un calvario. El equipo amarillo entregó la pelota al Athletic definitivamente y reculó hasta colocar la línea defensiva dentro de su propia área. El Athletic, con más facilidades para circular el balón, descolgaba a Mikel Rico de la medular donde puede lucir mucho más y comenzaba a hacer llegar balones a Muniain, que dejó varias perlas en forma de regates que levantaron a San Mamés Barria.
9.- El Villarreal tuvo un arreón a la hora de partido con el que bordeó el gol. Una triangulación al borde del área finalizó con un pase precioso de Trigueros sobre Giovani, que disparó para que Iraizoz se luciera. Tras esta ocasión, Marcelino retiró a un Gio fundido –había jugado en Costa Rica el miércoles– para dar entrada a Uche en busca de velocidad y frescura, dejándolo todo a expensas de un contragolpe que pudiera meter al equipo en el partido.
10.- El partido regresó a su cauce y el Athletic continúo buscando el tercero. La entrada de San José por Iturraspe –sobresaliente todo el partido– hizo de cada balón parado un dolor de cabeza para el Villarreal. En esta faceta –que tendrán que mejorar mucho los de Marcelino– el Athletic encontró un filón, pero aunque remató prácticamente todos los saques de esquinas botados no encontró por esta vía el camino del gol. Tuvo tiempo Trigueros de volver a poner a prueba a Iraizoz con un libre directo sublime que el meta rojiblanco despejó a córner, pero el marcador ya no se movería.
y 11.- Con este resultado, el Villarreal conserva el puesto de Champions a pesar de la derrota y el Athletic se sitúa a un punto, en lo que puede ser un bonito duelo por entrar en Europa a lo largo de la temporada. La victoria refuerza al Athletic, que se deshace de un rival arduo complicado con su plan B, evidenciando un fondo de armario mucho más profundo que el que tuvo en los dos años de Bielsa y demostrándose a sí mismo que hasta para las bajas más trascendentes –hoy faltaron sus dos dandis– tiene recambio. No solo para la pieza sino para la forma de jugar. Y eso habla muy bien del técnico que los dirige.
* Alberto Egea.
– Foto: EFE
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