Internacional / Champions League 2013-2014 / Real Madrid / Fútbol
Una victoria que debería dejar una enseñanza
Carlo Ancelotti afrontó un dilema durante el día de ayer. La baja inesperada de Ángel Di María por problemas gástricos le apartaba de la convocatoria. El técnico de Reggiolo decidió apostar por Isco Alarcón sin modificar su sistema habitual desde que se lesionó Sami Khedira, el 4-3-3. En ese esquema, Isco actuó como interior izquierdo con el riesgo evidente que suponía un mediocampo formado por Xabi Alonso en el eje y Luka Modric y el malagueño como interiores ante una eventual pérdida de balón.
El Borussia Dortmund 2013-14 tiene más acentuado aún su registro contragolpeador, y el Madrid estaba obligado a minimizar riesgos en su posesión del balón.
VEINTE MINUTOS DE NIVEL
El conjunto de Jürgen Klöpp esperó muy atrás al Madrid durante todo el primer acto, a excepción de la jugada inicial en la que Aubameyang ganó la espalda a Coentrao y corrigió Ramos. Sin duda ayudó al Madrid que su rival acampase tan cerca de un brillante Weidenfeller. En ese escenario, el conjunto blanco completó veinte minutos excelentes. Xabi Alonso burlaba la vigilancia de Mkhitaryan con facilidad, Luka Modric era un auxilio permanente e Isco Alarcón tocaba y tocaba el balón por todo el frente de ataque acrecentando la sensación de poderío local. Además, la presión alta ayudaba a sufrir poco atrás.
Y en ese contexto apareció el socio de todos, Karim Benzema, que desplegó su sutileza cayendo a las bandas y habilitando permanentemente a sus compañeros. En una de sus caídas a un costado encontró a Carvajal y este a su vez a Bale para dibujar el primer tanto. De no ser por Weidenfeller y un intuitivo y acertado Hummels en los cruces, el castigo para los de la cuenca del Ruhr habría sido mayor aún.
Isco firmó el segundo tanto tras una recuperación maravillosa de Alonso, acompañada de una pausa y una excelente definición desde fuera del área del malagueño. Casi coincidiendo con el momento de su gol, Isco se quedó sin gasolina.
LA DESCONEXIÓN HABITUAL
Con el dos a cero llegaron los problemas, sí; aunque no debía ser así, llegaron. Y sucedió por las habituales desconexiones del Madrid en los partidos, que tienen una explicación futbolística.
Bale y Cristiano son jugadores de una sola dirección, la ofensiva; Benzema es diferente a ellos con el balón, pero sus condiciones también son de ataque, por lo que el Madrid es vértigo, ataque directo con la pausa de Karim, pero nulo repliegue. Si a este detalle se une que los dos interiores también eran ofensivos y el equipo dejó de presionar arriba como sucedió a partir del minuto veinte, un rival que le ataque bien los espacios como el Dortmund le puede dañar, y lo hizo. No le hirió más porque arriba estaba Aubameyang y no Lewandowski, de lo contrario el resultado del partido no habría reflejado un cero en el casillero visitante.
CONTROLAR EL MARCADOR, PERO NO EL PARTIDO
En el segundo acto, el Madrid comenzó errático, llegando muy rápido arriba, pero permitiendo un ida y vuelta permanente. Con una sensación de peligro constante, pero sin ningún control del partido. Pepe fue el de las grandes noches y sujetó al Madrid, Ramos mantuvo el tipo e incluso Carvajal y Coentrao estuvieron magníficos. ¿Cómo puede ser que estando tan bien los cuatro de atrás el equipo defienda mal? Pues porque brillaron en acciones de exigencia máxima, siempre expuestos, pero exigidos por un mal funcionamiento colectivo. El tercer tanto, obra de Cristiano tras una excelente recuperación con posterior asistencia de Modric, llegó cuando peor lo estaba pasando el Madrid.
Klopp fue virando su equipo hacia el riesgo con las entradas de Hofmann por Mkhitaryan para jugar en la derecha y la colocación de Reus por detrás de Aubameyang. Más tarde entró un delantero centro como Schieber por Piszczek, pasando Grosskreutz al lateral derecho y enviando a Aubameyang al costado izquierdo, y por último retiró al guardián Kehl para dar entrada a Milos Jojic y terminar solo con un mediocentro, además creativo, como es Nuri Sahin.
En todos esos minutos la dinámica del partido era la misma: un Madrid que podía hacer el cuarto en cualquier momento, pero que también podía recibir el primero, con las consecuencias que puede tener encajar un gol en Europa.
El partido debería dejar una enseñanza al Madrid: una cosa es controlar el marcador y otra, el partido. En la victoria es cuando hay que ser más autocrítico, porque el que aprende de sus errores tiene más cerca un posible éxito futuro.
* Alberto López Frau es periodista.
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