Históricamente, las eliminatorias sudamericanas han sido muy complicadas para la selección argentina. Si bien se pensó que en el formato de todos contra todos (hasta 1994 se dividían en dos zonas de 4 ó 5 equipos) los problemas quedarían de lado, la fase de clasificación rumbo a Sudáfrica demostró que eso no era cierto.
En verdad, sólo bajo el mandato de Bielsa (y también en el período compartido por Bielsa y Pékerman) Argentina caminó durante las eliminatorias. Ahora bien, 1970, 1986, 1994 y 2010 fueron procesos traumáticos en cada caso, pero el último lo fue aún más. Desde que asumiera Basile a finales del 2006 hasta la eliminación en la Copa América bajo el mandato de Batista en el 2011, con el particular período de Maradona en el medio, la selección no encontró calma. Paz para trabajar.
La tarea de Sabella no era fácil al asumir: muchas estrellas de mitad de cancha para adelante pero que más allá de momentos puntuales no lograban conformar un ataque. De mitad de cancha para atrás muchas dudas y sólo un nombre como fijo: Javier Mascherano.
El ex entrenador de Estudiantes asumió muy poco tiempo antes de que comenzaran las eliminatorias, luego de que Batista fuera despedido, y de a poco, sin hacer enormes modificaciones, fue entregándole su sello al equipo. Simbólicamente, su primera decisión fue darle la capitanía a Lionel Messi.
El capítulo Messi da para largo. Si bien existen matices, la estrella del Barcelona jamás había logrado dar todo su potencial con la albiceleste. Excluyendo a los seleccionados juveniles, sus mejores momentos habían sido con Pékerman, cuando aún no era fijo en el once titular. Luego tuvo un buen Mundial del 2010, pero se fue sin convertir pese a algunas buenas actuaciones, en especial ante Nigeria y Corea del Sur. Tanto en la Copa América del 2007 como en la del 2011, Messi tuvo buenos partidos (más en Venezuela que en Argentina), pero las críticas seguían apareciendo.
Es que más allá de amistosos y esos torneos puntuales, en la eliminatoria anterior el rendimiento del rosarino –como el de todo el equipo– fue bajísimo. Prueba de lo que es la zona más dura a nivel mundial (el 80 ó 90 por ciento de las selecciones tiene aspiraciones reales de llegar al Mundial), si –increíblemente– algunos sectores atacaban a Messi, se tomaban de su actuación en la clasificación para Sudáfrica.
Hoy por hoy, las cosas cambiaron. El comienzo del ciclo de Sabella no fue el mejor, pero hubo un quiebre, una bisagra. Fue el segundo tiempo del juego ante Colombia en Barranquilla; Argentina caía y empujado por la circunstancias, el entrenador ubicó juntos a Messi, Di María, Agüero e Higuaín. La albiceleste terminó ganando por 1-2 y a partir de allí la delantera quedó conformada.
Los resultados comenzaron a acompañar (Argentina no perdió en todo el 2012 y en las eliminatorias sólo cayó ante Venezuela; también obtuvo victorias importantes en Europa ante Suiza, Alemania y Suecia, además de un amistoso ante Brasil en Nueva Jersey) y las críticas prácticamente desaparecieron. El boleto a Brasil está al alcance de la mano y el propio entrenador afirmó en su círculo íntimo que tiene definidos a 16 ó 17 jugadores de cara a la cita del 2014.
Las dudas defensivas de a poco parecen ir quedando de lado. Pese a no tener jugadores de primera línea en la defensa, la dupla central titular ya tiene dueños: Federico Fernández (hoy en Getafe) y Ezequiel Garay (ex Racing de Santander y Real Madrid). Zabaleta tiene asegurado un puesto en la defensa y Sergio Romero es el arquero titular. Exceptuando el lateral izquierdo, el equipo ya casi sale de memoria, ya que el doble pivote central es potestad de Mascherano (jamás fue ubicado como marcador central en la selección) y Gago.
Sí parece una picardía algunos nombres que no forman parte del equipo. Willy Caballero, Zanetti, Cambiasso, Tino Costa, Lucho González, Pastore, Lisandro López y Tévez parecen tener las puertas cerradas. Otros como Lamela, Palacio o Icardi deberán tener un buen año antes del Mundial si quieren llegar a Brasil. De todas maneras, en este momento, nadie llora las ausencias. Al contrario: la gente de a poco fue convenciéndose y re-enamorándose de la selección.
* Diego Huerta es periodista y editor del sitio web Cultura Redonda.
– Foto: Olé
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