El inicio del Juve-Milan fue hermoso. Un Juventus Stadium imponente con miles de banderas ondeando y una lluvia intensa recibió a los jugadores. El Milan se encontró con un gol antes de merecerlo. Una incursión del aventurero Abate la continuó Nocerino con una especie de centro-chut; Muntari lo envió a la red por el palo corto de Buffon en la banda opuesta a la que comenzó la acción.
La Juve no reaccionó al instante, le costó. Dos disparos, primero de Asamoah y después de Chiellini, con una respuesta magnífica de Abbiati, fueron el despertador de la Vecchia Signora en el partido.
Los locales se encorajinaron y durante diez minutos recordaron a la mejor Juve de la era Conte. Padoin, carrilero largo ayer, aparecía por la derecha, Asamoah lo hacía por la izquierda y Tévez no paraba de moverse, pedirla y agitar el ataque. Una falta, que no fue, de Nigel de Jong sobre Tévez la envió Pirlo a la red. Lanzó por encima de la barrera, que se abrió, y Abbiati que tampoco hizo todo lo que pudo.
La Juve de ese pequeño tramo del partido sí respondía a las constantes vitales que han hecho del equipo un conjunto ganador, pero es incapaz de hacerlo con regularidad.
Parecía que el partido seguiría por el sendero que abrió la Juve, pero no fue así. El Milan comenzó a encadenar posesiones largas, lentas pero seguras. Montolivo aparecía una y otra vez desde la posición de trequartista para enviar la pelota siempre al espacio libre. El Milan mandó el partido al congelador, por momentos parecía que con el consentimiento de la Juve. Lo que no tenía el conjunto lombardo era peligro. Robinho aparecía poco y Matri buscaba balones cayendo a la banda, pero pese a que ganó alguno, las acciones carecían de continuidad.
Pirlo no conseguía domar el juego y Vidal y Marchisio llegaban poco, y eso es mal síntoma para una Juve, que depende siempre de que sus volantes pisen el área contraria. Los diez minutos en los que se había desatado el equipo estaban pasando a mejor vida. Al Milan le iba bien el momentáneo empate y el partido llego al descanso con el equilibrio por bandera.
La segunda parte decepcionó. Robinho, tras un gran pase de Matri primero, y Vidal tras un buen disparo al que respondió Abbiati después, pudieron adelantar a uno y otro equipo, pero fueron jugadas aisladas.
Conte debió entender que el partido se podía resolver así y decidió dar entrada al talentoso e irregular Giovinco en sustitución de Quagliarella y lo colocó detrás de Tévez. El Apache del segundo tiempo no tuvo nada que ver con el del primero; se diluyó. Antes había entrado Pogba por Padoin para jugar en una posición sorprendente, de carrilero por la derecha.
Giovinco entró y tocó el cielo. Una buena presión de Marchisio en el inicio de la jugada del Milan desde atrás sirvió para recuperar el balón. Le llegó a Giovinco, que sentó a Zapata con un gran recorte y esquinó su remate a la izquierda de Abbiati. La Juve se puso por delante en el marcador sin merecerlo, aunque el Milan tampoco merecía más.
Los centrales del Milan se empeñaron en ponérselo más fácil aún a los locales. El colombiano, por sus limitaciones sacando el balón desde atrás y por su facilidad para complicarse la vida; el francés, por la guerra de guerrillas que decidió montar. Un puñetazo a Chiellini debió suponer penalti y expulsión, pero el árbitro no lo vio. Al final fue expulsado a quince minutos del final tras ver la segunda amarilla por protestar.
De nuevo Pirlo, que tuvo más protagonismo en los goles que en el juego, envió una falta al larguero, el rechazo lo cazó Chiellini cerca del punto de penalti y metió el tercero de la Juve. El zaguero zurdo de la línea de tres centrales que dispone Conte completó un buen partido.
Un disparo de Muntari a un minuto del final supuso el tres a dos, y el partido tuvo un descuento emocionante en el que incluso Zapata envió alto un remate de cabeza que pudo ser el empate. Tampoco lo mereció el conjunto de Allegri. La Juve se llevó los tres puntos sin acercarse al nivel mostrado antaño, pero con lo que hizo le dio para imponerse a un Milan que compitió pero que sin Balotelli tiene poca mordiente. Ese aspecto y sus fallos defensivos facilitaron la labor juventina en el encuentro.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: Alberto Lingria (AFP)
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