Selecciones / Mundial 2014 Calificación / Fútbol / Crónicas 2013-2014
Grecia jugó un primer tiempo con un ritmo alto casi desconocido para lo que es habitual en él. El 4-1-4-1 que dispuso Fernando Santos se volvió tornadizo e inestable contra todo pronóstico para una Rumanía que se unió a la locura mientras pudo, pero que estuvo lejos de agarrarse de verdad al partido.
Tzolis ejerció de faro por delante de los centrales. Más arriba, Maniatis ejercía de devorador y Katsouranis ponía la pausa y el criterio que caracterizan a un veterano fundamental para esta selección griega. Con los cimientos bien asentados, algo previsible, llegó el vértigo. Fernando Santos juega con delanteros en las bandas, y con ello consigue verticalidad. Salpingidis fue un alfil constante en sus diagonales, bien secundado por el lateral Torosidis. Samaras da algún rodeo más, fruto de su calidad técnica, pero sí está enchufado es un jugador difícil de parar.
Arriba está Mitroglou, un jugador irrelevante para su selección hasta hace muy poco, pero que vive en un estado de felicidad permanente. Dentro de su apariencia tosca hay un delantero magnífico en el juego de espaldas que adapta su cuerpo para favorecer los remates con su pierna izquierda y que supone una referencia constante dentro del área para sus compañeros. A los diez minutos Grecia ya mandaba en el partido: Salpingidis encontró a Mitroglou, que puso el uno a cero a la espalda de la defensa rumana en fuera de juego.
A ese primer envite sí respondió Rumanía. Y lo hizo con una de sus virtudes: el juego a balón parado. Torje sacó una falta y Stancu apareció por el segundo palo para empatar el partido. Piturca utiliza a Stancu por detrás de Marica para trabajar en defensa y llegar desde atrás en ataque y a balón parado. Cumplió con una de sus misiones, pero el 4-2-3-1 rumano hacía aguas por los costados y a la espalda de Bourceanu y Cocis, la pareja de mediocentros en el día de ayer. Salpingidis y Samaras dejaban clavados a Torje y Tanase y sus diagonales eran difíciles de controlar.
Un minuto después del gol de Stancu, Grecia envió de nuevo a Rumanía a la lona. Samaras encontró la incorporación de Torosidis, que habilitó a Salpingidis para firmar el segundo gol. La premura del tanto griego no permitió a Rumanía pensar qué hacer con el partido empatado.
La segunda parte bajó la intensidad. Grecia ya iba por delante, pero siguió siendo ambiciosa, buscó una ventaja mayor en el marcador y ese aspecto fue la clave del partido. Samaras sacó una falta que terminó con Mitroglou empalmando el balón a la red de Lobont, tras peinar previamente Katsouranis.
Reaccionó Piturca dando entrada a Lazar por Bourceanu y a Grozav por Torje, buscando revitalizar el mediocampo y la zona de tres cuartos, pero para entonces Grecia tenía el control del partido. La entrada de Karagounis por Maniatis le dio un punto más de pausa y calidad en la zona ancha. De nuevo Katsouranis y Karagounis al mando, como si el tiempo no pasase. Un guiño al pasado con efecto inmediato en el presente.
Incluso pudo llegar el cuarto gol por medio de Samaras. Se lo anularon por estar fuera de juego y tuvo una nueva oportunidad en su cabeza. Grecia tiene el mundial más cerca; la última estación previa se detiene en Bucarest, pero mucho tendrá que cambiar Rumanía para levantar una eliminatoria en la que fue muy inferior en el primer asalto.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: AFP
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