1.- La crueldad que ha perseguido a la Real Sociedad en su periplo por la Champions esta temporada no esperó esta vez siquiera al minuto dos del encuentro para aparecer. La Real necesitaba tanteo hasta ubicarse en semejante escenario, pero el Manchester United no se lo concedió. Los de David Moyes salieron en avalancha a atropellar a los donostiarras, ejerciendo una presión brutal en el inicio que obtuvo un premio inminente. Una pérdida de balón en la banda derecha del campo propio de Carlos Vela, producto de la presión de Evra y Rooney, acabó en los pies del inglés, que en jugada individual condujo en diagonal sorteando todas las acometidas de la defensa realista hasta armar un disparo cruzado que se estrelló en el poste, con tan mala suerte de que el rechazo fue parar a Íñigo Martínez, que en su intento de despeje metió el autogol.
2.- Con Xabi Prieto recuperado –ya había tenido un cuarto de hora en la victoria en Mestalla–, Arrasate sacaba a su equipo de gala, dibujando su típico 4-1-4-1 con Markel por delante de la defensa, Zurutuza y Xabi Prieto de interiores, Vela extremo derecho, Griezmann en la izquierda y Seferovic en punta. Mientras, Moyes dejaba en el banquillo a Fellaini para colocar a Carrick y Giggs en el doble pivote y fijar a Valencia en la derecha pegado a la cal. La posición inicial orientaba a Kagawa como enganche y a Rooney como extremo izquierdo, algo que en el desarrollo del partido sería anecdótico, puesto que la libertad entre ambos para intercambiar posiciones era total. Ante la baja por molestias de Van Persie, Chicharito ejerció de delantero centro.
3.- La Real estaba atemorizada y con el gol cundió el pánico. El equipo de Arrasate reculó hasta meter la defensa dentro de su área, mientras Rooney se encargaba de acaparar toda la creación con el objetivo de abastecer de balones a los costados, donde estaba el tormento de una Real desbordada. Rafael y Valencia se doblaban mutuamente, mientras que la tendencia de Rooney a acaparar el centro la aprovechaba un eléctrico Evra para correr la banda. Las internadas venían por ambas bandas indistintamente, y solo Bravo y las imprecisiones en la definición impedían un resultado más abultado.
4.- Unos 25 minutos tardó la Real en entrar en el partido. El United levantó el pie del acelerador y los de Arrasate respiraron. No encontraban espacios ni tenía llegadas claras al área de De Gea, pero el ritmo del partido había bajado, que no era poco. A la media hora, una buena jugada de Seferovic la finalizó el suizo con un disparo desde fuera del área que el meta madrileño mandó a córner. La confianza de los donostiarras iba en aumento en lo que eran los mejores minutos del equipo, cuando Griezmann a punto estuvo de equilibrar el resultado al borde del descanso, en un precioso libre directo a la escuadra escupido por el poste.
5.- El inicio del segundo tiempo traía el mismo guión que el inicio del primero. Entre Zurutuza –probablemente el mejor jugador de campo de la Real– y Markel fueron ganándole el centro del campo a la pareja Carrick-Giggs, Griezmann se entonaba y la Real comenzaba a encontrar más facilidad para llegar al área. En el minuto 58, la Real se volvía a topar con el poste. Lo que parecía que iba a ser un centro de De la Bella desde la izquierda se convirtió en un disparo que se estrelló en el larguero para desahogo de De Gea. Y aquí se acabaría la Real.
6.- El United, que en el primer cuarto de hora del segundo tiempo solo había creado peligro en un saque de esquina ensayado –en el que Bravo había salvado el 2-0 en un remate a bocajarro de Phil Jones en el segundo palo–, volvió al partido de la mano de Rooney. El jugador de Liverpool abarcó todas las posiciones y en todas deslumbró, con una lectura del juego al alcance de muy pocos. Driblaba en diagonal cuando partía de banda para perfilarse el disparo, generaba juego cuando bajaba a recibir al medio, lanzaba contragolpes vertiginosos y atacaba la zona de remate cuando se culminaban en centros jugadas que él mismo había iniciado. Una exhibición con mayúsculas de un futbolista total.
7.- Rooney comenzó a abusar de una Real bastante floja en transiciones defensivas y tras un robo armó un contragolpe en el que filtró un pase en profundidad de genio al ecuatoriano Valencia, que imparable en carrera se internó en el área y disparó cruzado al poste derecho de la meta de Bravo. Sin respiro, Valencia volvió a internarse por la banda derecha, apuró la línea de fondo y sirvió en bandeja el balón a Kagawa, cuyo disparo salvó providencial Carlos Martínez. Fueron diez minutos en los que Antonio Valencia ejerció de auténtico ciclón.
8.- Arrasate, sin nada que perder, agotó los cambios. Primero Rubén Pardo entró por Xabi Prieto y poco después, el Chory Castro y Agirretxe sustituyeron a Zurutuza y a un gris Seferovic, al que no le había salido nada de lo que había intentado. Griezmann pasó a la mediapunta y el Chory ocupó la banda izquierda. Pero ninguna variación tendría ya repercusión en el campo.
9.- La Real adelantó más las líneas, lo que solo sirvió para facilitar los contragolpes de los de Moyes, que buscó matar el partido sacando del campo a un Chicharito Hernández muy poco participativo y dando entrada Young, en busca de velocidad y frescura. Rooney pasaba en principio a jugar de falso nueve, pero su condición de futbolista absoluto no entiende de posiciones estancas. Todavía tendría tiempo para cerrar su partidazo con una enorme jugada que inició arrancando desde el centro del campo –con la Real llevando a cabo un repliegue lentísimo–, driblando a Íñigo Martínez y buscando a Young, que venía acompañando la jugada, pero el chileno Bravo, magnífico toda la noche, interceptó con los pies lo que era una ocasión clarísima.
y 10.- No dio tiempo para más y la Real cerró la tercera jornada sin puntos en su casillero, con tres derrotas por la mínima, a cuatro puntos del tercer puesto que ocupa el Shakhtar y que otorga plaza de Europa League y a seis del Bayer Leverkusen, segundo. La sensación es de que ha merecido mereció más, que ha hecho lo suficiente para tener más. Si el equipo no ocupa el año en lamentar la oportunidad perdida, pueden ser derrotas que ayuden al crecimiento del grupo a medio plazo. Reorientar los objetivos conlleva un complicado trabajo psicológico que podrá ser una buena barra de medir a la hora de calibrar el nivel como técnico de Jagoba Arrasate.
* Alberto Egea.
– Foto: AFP
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