1.- El Schalke 04 consiguió que el partido fuera en todo momento un ida y vuelta. Bajo esa premisa, y lastimando una y otra vez la espalda de los centrocampistas del Real Madrid, terminó metiendo a los blancos en su área, asediando la portería de los de Carlo Ancelotti y rozando la clasificación en dos disparos finales, uno de Sané y otro de Höwedes. Ambos encontraron a Iker Casillas, muy fallón durante toda la noche, aunque enmendó en parte su actuación con esas dos intervenciones. Su cara, aterrado, tras despejar el disparo de Sané, puede ayudar a entender algunas cosas. Empezar el análisis por el final, en esta ocasión, quizá ayude a entender por qué el Schalke estuvo a punto de completar una proeza.
2.- Ancelotti realizó varios cambios en la alineación inicial. Entraron Arbeloa y Coentrao en los laterales y Khedira para jugar a la derecha de Kroos. A los tres se les notó una falta de ritmo evidente. El partido fue desde el inicio un encuentro con cierto aire alocado. El balón iba de portería a portería y todos los metros que quedaban libres, a consecuencia de tantos balones divididos, eran una losa para los tres centrocampistas del Madrid. Khedira, Kroos e Isco corrían mucho, ese no era el problema, pero no abarcaban. El Madrid era un equipo muy abierto, largo y desordenado.
3.- Hubo un jugador que entendió perfectamente la carencia del Madrid a la espalda de sus medios: Max Meyer. Se fue haciendo grande en la línea de tres cuartos y desde allí hizo mucho daño. En la jugada del primer gol, obra de Fuchs, Meyer atrajo rivales sobre la banda derecha y la jugada terminó en el otro costado con el disparo del austriaco, que sorprendió a un dubitativo Casillas. El Madrid solo podía agarrarse al talento y al rescate acudió Cristiano, el mejor Cristiano Ronaldo de los últimos dos meses. Eligió a Matip como víctima y le ganó dos veces por arriba. En el empate a uno, a la salida de un córner, y en el empate a dos, tras atacar de maravilla un excelente centro de Coentrao desde la banda izquierda. Antes del segundo empate se había vuelto a adelantar el Schalke en un gol de cazador de Huntelaar, que haciendo honor a su apodo remató un rechazo de Casillas tras un disparo, cómo no, de Meyer.
4.- Di Matteo mantuvo el 5-3-2 con el que juega en la Bundesliga, pero con matices más ofensivos. Eligió al suizo Barnetta como carrilero derecho y al citado Meyer como interior izquierdo, como escolta ofensivo de Neustädter. La lesión de Choupo-Moting a la media hora terminó favoreciendo a su equipo porque entró el joven Sané, y junto a Meyer fue una pesadilla en medio del océano de distancia que había entre los medios y los centrales del Madrid. Ancelotti se fue dando cuenta y en la fase defensiva recolocó al equipo en un 4-4-2, con Bale e Isco en los costados. En parte propició que los contragolpes del Schalke tuvieran algo menos de frecuencia. Lo que sí tuvo el Schalke fue más determinación que nunca. Lo que no suele tener en cada jornada en la Bundesliga.
5.- El gol de Benzema, muy suyo, al inicio del segundo acto, parecía el remedio definitivo a los males del Madrid. A falta de juego colectivo, otra vez aparecía el talento. Pero esta noche no iba a ser tranquila de ningún modo. Meyer y Sané no estaban por la labor. Y Sané se volvió a quedar solo en la frontal del área. De nuevo sin marca, su silueta azul se distinguía perfectamente entre varias camisetas blancas muy lejanas entre sí. Armó su pierna izquierda y de rosca batió a Casillas empatando a tres el partido.
6.- Di Matteo volvió a oler la sangre y metió a Goretzka por Höger; más talento para el mediocampo del Schalke. Ancelotti hizo lo propio y el deseado Modric entró por Khedira, especialmente desafortunado y sin ritmo en el día de hoy. Marcelo entró por Coentrao y en parte se detuvo la sangría que estaba provocando el Schalke en transición. Los ataques del Madrid eran ya más largos, pero a esas alturas de partido ya nadie le iba a quitar de la cabeza al conjunto minero que era posible el milagro. Su ambición y determinación, además de un buen hacer táctico, lo había posibilitado.
7.- Un mal corte de Modric dejó de nuevo a un jugador del Schalke en disposición de lastimar cerca de la frontal del área blanca, otra vez encarando a campo abierto a los centrales. Huntelaar siempre ha sido un delantero con las ideas muy claras, con facilidad para el gol a un toque. El cazador soltó un disparo seco, arriba, que batió de nuevo a Casillas. Era el minuto 84 y el Schalke estaba a un gol de eliminar al Real Madrid. En ese momento ya todo es posible y las diferencias entre cualquier equipo se minimizan. Fue el cuando Casillas enmendó en parte su actuación con dos paradas y un blocaje por arriba que ayudó al Madrid a no quedar eliminado.
y 8.- Hoy más que nunca conviene detenerse en los matices. El mal momento del Madrid es evidente. No es de hoy, hace mucho que lo contamos y lo intentamos desglosar. No es fácil, hay muchos y varios motivos. La certeza absoluta ni es conveniente ni existe en el fútbol. La vuelta de Modric, ya se pudo ver en la última media hora del partido de esta noche, mejorará bastante al equipo. Evidentemente no basta; el regreso de Ramos y James también contribuirá a recuperar ciertas virtudes donde más las necesita el equipo, entre la línea defensiva y la del mediocampo. Será un punto de partida. La evolución dependerá de que al fin encuentre unos mecanismos colectivos que permitan menos desgaste físico y un mayor equilibrio. ¿Estará a tiempo?
* Alberto López Frau es periodista.
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