"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Táctica / Análisis / Jugadores
Después de la derrota de Argentina en la final de la Copa América, medios de comunicación argentinos y aficionados de todas partes han criticado a Leo Messi. Para muchos, si Argentina no es a estas alturas campeona del mundo y de América, el responsable no es otro que Messi. Una auténtica lluvia de críticas que llega desde muchas partes, pero especialmente de Argentina, su propio país. Calificaciones como pechofrío o jugador sin alma se han vertido sobre el astro. Para mí, adjetivos sumamente injustos.
Me remonto a junio del 2004. Me encontraba justo a mediados de mi carrera futbolística. Era un caluroso viernes en el que me dirijo a la recogida de una distinción como mejor jugador de la 3ª División según una radio deportiva. Un premio que me llena de ilusión. En la gala también se reconoce a diferentes futbolistas y entrenadores exitosos del momento. Ante mi sorpresa, una nube de fotógrafos preside la sala. Pregunto por su numerosa presencia a uno de ellos. “Venimos para sacar imágenes del chaval del Barcelona que recoge el premio a jugador con más futuro”, me responde.
Subo al escenario para recoger el premio e inmediatamente después la megafonía requiere la aparición de este jugador. Un tal Lionel Messi. Un niño tímido, bajito y que esconde su rostro detrás de una frondosa melena. “Todos estos están aquí por ti”, le digo. Se acerca un poco a mi oído y solamente me dice: “Eso dicen”. Poco o nada imaginaba yo en ese momento que estaba compartiendo momento con un niño que sería leyenda máxima de nuestro deporte.
A los pocos minutos, una sensación se apoderó de mí hasta hacerse irremediablemente evidente. Ese niño que desbordaba timidez e incomodidad ante tal situación transmitía también inconformismo, un brutal carácter ganador y su mirada tenía un hambre que nunca antes había visto. No me preguntéis por qué. Hay cosas que no se explican, que los futbolistas simplemente notamos. Por eso me parecen rabiosamente injustas las críticas vertidas sobre el mejor jugador que yo he visto en un campo de futbol. Messi no tiene nada de pechofrío y dudar de su alma competitiva es una barbaridad futbolística
¿Tan diferente es el Messi del Barcelona del Messi con Argentina?
Iniciaremos analizando los datos más llamativos de la final de la Copa América 2015 entre Chile-Argentina y los compararemos con los del Barça:
– Intervenciones: 81 (la media de intervenciones que tiene Messi en el Barça está alrededor de las 90). No hay tanta diferencia.
– Remates: 1 (en el partido FCB-Bayern, Messi remoató 4 veces. Y en final Champions, 3). Aquí sí que hay diferencias.
¿Qué pasa? ¿Cuáles son las causas? Lo analizo tácticamente y lo estructuro en tres puntos básicos.
Messi con el Barcelona: sus zonas de recepción habituales (color rojo) casi se solapan con las zonas donde se deciden los partidos (color naranja).
Messi con la selección argentina: zonas de recepción en mediocampo. Eso lo aleja de la zona decisiva, que pisa mucho menos.
Mal efectuada. No existe coordinación entre jugadores que van a la presión y Chile consigue una salida limpia y fácil.
* Messi recibe siempre con solo una línea por superar. Esta es la gran clave. La gran diferencia para hacer más daño en ataque es que tanto Messi como Neymar reciben en zonas intermedias y solo tienen una línea a superar. Por el contrario, Messi en Argentina debe superar dos líneas de presión y vigilancias, marcajes y coberturas de muchos más rivales. Estas imágenes lo demuestran claramente:
Qué tiene el Barcelona que no tenga la selección argentina:
a) Buena lectura de las zonas de recepción.
b) El extremo contrario a la jugada y, sobre todo, Luis Suárez mantienen arriba la defensa rival y provocan estos espacios (marcados en color naranja). Vital e impagable ese trabajo.
c) El centro del campo sabe apretar cuando toca, pero también ser posicional y no comerse el espacio cuando el equipo lo necesita. Esta combinación de acciones hace que la distancia entre líneas de los rivales aumente y proporciona más espacios a Messi. Esto da vida a su juego desequilibrante.
d) Lo anterior no sucede con la selección argentina y por eso Messi es menos decisivo. Tiene que ir al inicio de jugada porque la selección no sale con facilidad y él entra poco en juego.
e) Cuando logra entrar en juego con Argentina tiene dos líneas de presión que superar y muchos rivales en ayudas y coberturas. Un cinco contra uno es inasumible incluso para el mejor.
Pequeñas cosas, pequeños detalles, la suma de los cuales hace que Messi no sea tan determinante en los partidos donde la igualdad es máxima y donde se deciden los campeonatos. Probablemente aquí es donde está la diferencia entre ser primero o segundo. En el mundo del futbol todo son opiniones, pero ya que hoy me toca a mi expresar la mía me permitiré transmitiros un pequeño y humilde consejo: creedme, ¡nunca dudéis de esa mirada!
* Álex Delmàs es exfutbolista y analista.
– Foto: EFE
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