Sostuve hace tiempo que el Pep Team se halla en su edad adolescente y también que el barcelonismo debía mantener duelo por Pep, pero no por el Pep Team. Me explicaré y para ello nada mejor que hacerlo desde la hipótesis de que Guardiola se mantuviera varios años más al frente de este equipo.
Si ello fuese así (que no es el caso) yo explicaría que la edad media del conjunto es esperanzadora para el aficionado barcelonista. Frente a la treintena de años que ostentan dos pilares básicos como Xavi y Puyol se erige un núcleo de jugadores que oscilan entre 23 y 25 y que no son precisamente subalternos: Busquets, Piqué, Cesc, Pedro, Alexis y Messi, nada menos. Toda una columna vertebral. Por arriba, Iniesta y Mascherano cumplen 28 y, por debajo, todos los herederos apenas acaban de estrenar la veintena. Estamos diciendo, por tanto, que si a Puyol y Xavi les quedan al menos dos años al máximo nivel, aunque con intermitencias, al resto hay que calcularle un promedio de 5 años antes de que muestren síntomas de desgaste profundo, accidentes al margen.
Vayamos más allá de la edad. El modelo de juego está consolidado hasta la célula más recóndita de este equipo. Dos malos resultados recientes parecen cuestionarlo todo, olvidándose que ya en 2009, año del sextete, rivales poderosos como el Chelsea porfiaron y encontraron antídotos contra el juego del Barça. No es nada nuevo ni reciente. El fútbol es acción y reacción. El Pep Team construye una acción y los rivales ensayan reacciones. De vez en cuando, alguno la encuentra y todo vuelve a empezar. Lo indiscutible es que el Barça practica un idioma específico (cuyos jugadores interpretan con acentos distintos, nunca será lo mismo Xavi que Cesc que Thiago) y ha conseguido dominar hasta las palabras más complejas. El catálogo de variantes técnicas que posee y controla el Pep Team es de una riqueza mayúscula, lo que le garantiza un colchón de seguridad magnífico para varios años.
Un tercer factor me permite afirmar que estamos ante un conjunto en su adolescencia. Se acostumbró a ganarlo todo, encontró enfrente un rival poderosísimo, perdió algunos títulos que ansiaba y ahora parte desde atrás. Es decir, nuevamente desde la posición de asalto. Ya no es el ganador absoluto que busca mantenerse, sino un campeón que ha besado la lona y va a reclamar toda su energía para levantarse y volver a ganar. El mejor estado emocional para un deportista. El campeón aspirante.
Por estas tres razones concibo que el momento actual del ciclo del Pep Team es el paso previo a la madurez. Claro, un interrogante puede quebrar este proceso: no será Pep, sino Tito el encargado de proseguir el viaje y culminar el proceso. Las dudas son comprensibles, pero la adolescencia virtual del equipo es indiscutible.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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