28 de Junio de 2006. España es eliminada por Francia en el Mundial de Alemania. Una actuación magistral de un jugador llamado Zinedine Zidane acaba de nuevo con los sueños de la Selección española. De camino a casa, decepcionado por el resultado, pienso en los errores cometidos que han causado la derrota. Llego a casa y al meterme en la cama me cuesta conciliar el sueño hasta que al conseguirlo empiezo a soñar con el equipo que me hubiera gustado ver…
Mi sueño comienza con un equipo que tuviera un estilo de juego definido y claro, que todos los jugadores defendieran desde el silbato inicial hasta el final del partido.
Que el balón fuese el protagonista y donde este se encuentre en nuestro dominio el mayor tiempo posible, en ocasiones sin la profundidad que a todo el mundo le gustaría, pero con una premisa que todos ellos conocerán a la perfección: El dueño del balón será el dueño del partido.
Tomar la iniciativa debería ser una obligación y no una necesidad para el equipo al afrontar los partidos. Once jugadores que fueran capaces de desquiciar al rival en su búsqueda del esférico.
Un estilo en el que defendiéramos manteniendo la posesión de la pelota, siendo capaces de hacer desaparecer a todos aquellos adversarios que antes del inicio del partido serán considerados una amenaza.
A continuación, mi imaginación me lleva a juntar una serie de jugadores que fuesen la admiración de todo el panorama futbolístico, ocupando las portadas de los más prestigiosos periódicos.
Futbolistas que se han atrevido a abandonar su país en busca de éxitos en las más prestigiosas ligas extranjeras y siendo piezas importantes en todos sus escuadras.
Técnicamente excelentes, con la capacidad de mimar el balón como si de un hijo se tratara. Futbolistas talentosos que pudieran orientar la pelota en busca del beneficio individual y colectivo, con la confianza de realizar desplazamientos de 40 metros con una precisión milimétrica haciendo de esta forma imposible la presión del rival.
Tácticamente, se mostrarían como un equipo inteligente, capaz de controlar y leer el juego a la perfección. Los problemas planteados en cuanto a creación y ocupación de espacios o superar líneas de presión durante el partido serían resueltos fácilmente por todos ellos.
Con balón y sin él demostrarían que, en la toma decisiones, los errores no tendrían cabida.
Todos los integrantes de la plantilla demostrarían una implicación total en todos los compromisos en los que participasen, anteponiendo el colectivo a las individualidades.
Estos serían auténticos profesionales dejando al margen todas aquellas situaciones vividas durante la temporada defendiendo los intereses de sus respectivos clubes.
Jugadores que no están disfrutando de minutos se encargarían de defender de las criticas a aquellos compañeros que ocupan su lugar en el once.
Un equipo en el que el entrenador se sentiría arropado por todos ellos, ya que éstos lo apoyarían ante los ataques que recibiera por sus planteamientos o decisiones, considerándolo el verdadero responsable de los éxitos de equipo.
…Me despierto seis años después y me encuentro con una victoria contra Francia, en la que jugadores excepcionales como Xavi, Xabi Alonso, Iniesta o Silva entre otros han hecho realidad el sueño que un día tuve. Toca disfrutarlos y confiar en ellos, porque nunca fallan.
¿Estamos de acuerdo?
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola. En Twitter: e_duran_diaz
– Fotos: EFE – AP
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