El deporte de élite no es sano. Es lo que suelen explicar quienes practican cualquier disciplina o modalidad, sea a nivel profesional o un tanto amateur. ¿Por qué? Porque se está a expuesto a sufrir cualquier tipo de lesión, una simple contusión, una sobrecarga muscular u otro tipo de contratiempo que obligue al practicante a mantenerse apartado de lo que le gusta, le apasiona y, en muchos casos, es su profesión: entrenarse y competir.
El Villarreal C. F. y su técnico Marcelino García Toral viven un déjà vu, pues mediada la pasada campaña convivieron durante unos meses con el problema más complicado para un entrenador: contar con escasos efectivos. Y en ambos casos, en la misma parcela del terreno de juego: la defensa. Si entre febrero y abril del presente año sufrieron sendas fisuras en los metatarsianos de sus pies Musacchio y Dorado, además de acumulación de tarjetas en los laterales, especialmente el izquierdo, por parte de Jaume Costa, y una pubalgia que no dejó competir lo que hubiese deseado al canterano Pablo Íñiguez, este primer trimestre el asturiano tiene tantas o más complicaciones derivadas de este elemento.
Marcelino y su cuerpo técnico detectaron uno de los problemas que provocaron un descenso en el rendimiento del equipo. Por ese motivo, en el mercado veraniego se movieron bien desde los despachos para confeccionar una plantilla no solo más larga, sino especialmente más competitiva. De ahí que sea complicado acertar un once o determinar quién es titularísimo y quién suplente, aunque algunas piezas son el eje del esqueleto amarillo. La disputa de una competición más, la Europa League, determinó que el preparador asturiano estableciera un sistema de rotaciones en el que se pretendía que un jugador no acumulara más de cuatro partidos consecutivos como titular.
Pero todos los propósitos y planes preestablecidos desde el comienzo del mes de septiembre se han venido abajo. Como en febrero, se han ido acumulando bajas por lesión, precisamente en el mismo sector que la pasada campaña, la defensa, aunque no solo en ella. Por esta razón, algunas de esas rotaciones o reparto de minutos están siendo condicionadas y no al gusto del entrenador. Un ejemplo que explica este detalle es que el central brasileño Gabriel Paulista es el jugador qué más minutos acumula sumando liga y Europa League. El exjugador del Vitoria de Bahía únicamente se ha perdido unos minutos ante el F. C. Barcelona, cuando no fue titular. En el resto, ya sea en su habitual demarcación o como lateral izquierdo, lo ha jugado todo. El segundo en el ranking es el capitán Bruno Soriano que únicamente tuvo la tregua de la primera parte ante el Eibar, la eliminatoria ante el Astaná, que no completó en su minutaje, o el duelo ante el Zúrich.
Para comprender aún más el puzle que debe completar Marcelino, ha debutado el joven Adrián Marín, lateral izquierdo en edad juvenil (17 años). Se pretendía darle paso con paciencia, pero ha visto compitiendo a un nivel de intensidad y competitividad alejada de lo que podía presumir cuando le incorporaron este verano como miembro del equipo filial, que milita en el Grupo 3 de Segunda B. O un dato aún más revelador: entre ambas competiciones ya han jugado minutos un total de 21 futbolistas de los 23 que forman parte de la primera plantilla. Los únicos que no lo han hecho han sido dos hombres que pasaron por el quirófano: Hernán Pérez, en la recta final de la recuperación de una rotura de ligamentos cruzados en su rodilla derecha; y Jokic, que también pasó por la mesa de operaciones para subsanar unos problemas en el cartílago de la rodilla izquierda.
De ahí que en muchas convocatorias la cifra de defensas no pase de los que son titulares, es decir, cuatro, más el ya citado Marín. Los últimos en caer han sido Rukavina, quien sufrió un esguince de grado 2 ante el Apollon Limassol, y el argentino Mussachio, que ha recaído de una distención en el bíceps femoral del muslo izquierdo que se produjo durante el partido ante el Real Madrid. Dorado, después de cinco meses de inactividad tras operarse el metatarso que finalmente se rompió tras forzar ante la necesidad del equipo durante la pasada campaña, ha ido acumulando distintos problemas musculares como consecuencia, en parte, de esa larga inactividad, además de otros detalles que desconocemos. Afortunadamente, Jaume Costa ya se ha recuperado de sendas roturas musculares (isquiotibiales y gemelos), mientras Mario, Gabriel y Víctor Ruiz aguantan por ahora sin acumular ningún problema más allá de sobrecargas mínimas o descansos otorgados por Marcelino.
Ante esta tesitura es más que destacable el nivel competitivo y de juego ofrecido por el equipo, además de comprobar cómo a pesar de tener que conformar un cuarteto defensivo casi nuevo partido sí, partido también, el Villarreal mantiene una solidez digna de elogio. Porque la fuerza del submarino amarillo parte del trabajo colectivo y esa mayor competitividad en todas las posiciones. Las tareas para frenar a los rivales no empieza en Asenjo, sino en Uche, Gio, Gerard Moreno y Vietto, y sigue por Bruno, Trigueros, Jonathan dos Santos, Moi Gómez, Cani, Cheryshev, Espinosa y Pina, que aún no ha encontrado su mejor juego, para finalizar en los escasos zagueros sanos y el portero palentino.
Algunos aficionados se preguntan: cuando llegue un calendario más comprimido, con la entrada en escena de la disputa de la Copa del Rey y más partidos en las piernas y la cabeza, ¿cómo responderá el equipo? Puede que tenga un descenso de rendimiento, como le sucedió en el pasado, o tal vez una inercia positiva de juego y resultados haga olvidar todos estos momentos. Solo el tiempo nos responderá. Lo que sí que es seguro es que la intensidad y el nivel competitivo, innegociables para Marcelino e interiorizados y plasmados por sus jugadores en cada partido, seguirán presentes. Otra cosa son los resultados, pues estos no solo dependen de este factor, sino de otros muchos, entre ellos marcar goles y mantener la solidez defensiva. El Villarreal ha mostrado una versión difícil de mejorar ante la situación actual que vive y, por ahora, maneja bastante bien Marcelino.
* Pablo Beltran es periodista.
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