Sami Khedira (Stuttgart, 1987). Es un tipo distinto al ecosistema habitual del fútbol. En éste último habitan, a partes iguales, jugadores capaces de hablar mediante su talento en el césped y/o desplegar toda su charlatanería fuera de él. Realmente, el alemán no es ni lo uno, ni lo otro. Es un trabajador silencioso, en raras ocasiones alterable. Su función es una de las más apreciadas por compañeros y entrenadores y de las menos valoradas por los que están al otro lado de la pantalla. No es preciosista con el balón, no se peina de manera extravagante, no desvaría con la palabra… Un concepto antimediático de jugador.
Sin embargo, tras su gol del sábado, por trascendencia del momento y por el significado del mismo (tanto con el que bate el récord goleador del Madrid en una Liga), ha destapado parte de elogios a su figura. La visibilidad de su trabajo es inversamente proporcional a su necesidad. Es fundamental en ese sector central-derecho donde Arbeloa flaquea habitualmente y al que sus rivales tratan de martillear.
Es achacable una carencia destacada: su capacidad para iniciar cuando no está Xabi Alonso. Sufrió contra el Valencia y en Munich no terminó de estar acertado, pero la balanza del trabajo pesa indudablemente más que sus carencias en ataque.
El sábado, Mourinho eligió a Iniesta. Él sería el acosado por el alemán. Es el partido ideal para que Khedira explote sus virtudes defensivas. Posesión rival y a trabajar a destajo. Exhibiendo un reseñable potencial aeróbico. Dominó todo el sector central-derecho cuando el contrario se acercaba a tres cuartos y ayudó a Arbeloa -también notable- en el uno contra uno con Tello tapando el perfil derecho del extremo culé. Y, sobre todo, secó a Iniesta, que con Xavi apagado, es vital para la generación del Barça en ataque.
Libera a Xabi Alonso de sobreexposición al trabajo, pese a que contra el Barça esta última circunstancia sea realmente difícil. No obstante, hablando de Khedira utilizó por primera vez Mourinho el término futbolista TOP. Y no fue en vano. Para el portugués, Sami es el paradigma del oficio. Es el reflejo de la máxima que expuso Anna Pavlova: “Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio“. Trabajar para los genios de arriba es su función.
* Fran Alameda es periodista. En Twitter: @Fran_Alameda
– Foto: Helios de la Rubia (Real Madrid)
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