1.- A España sólo hay una forma de ganarle (o al menos hacerle daño) en partido oficial y hay que seguir estas pautas: esperar atrás, cerrar espacios, juntar las líneas, buscar un contragolpe y transformar en gol las pocas ocasiones que se creen. Bielorrusia sólo ha conseguido hacer la primera de ellas y como castigo se ha llevado cuatro goles que bien podían haber sido siete si los palos contasen como tantos.
2.- Contra Georgia, España salió relajada, falta de frescura y con escasas ideas creativas, lo que le impidió encontrar el camino del gol hasta el tiempo de descuento. En aquel encuentro, los georgianos cumplieron las tres primeras premisas para ganar a España. Esperaron atrás como buen equipo inferior técnicamente y cerraron los espacios juntando las líneas de defensa y mediocampo, asfixiando la zona de elaboración y asociación española.
3.- Hoy España se ha encontrado un amigo en esta fase de clasificación para el Mundial. Para comenzar a endulzar la fría tarde de la selección en el país del este, la cortesía bielorrusa inició antes del partido, cuando el equipo local decidió utilizar su segunda equipación, blanca, dejando a España lucir su zamarra roja con calzón azul. Después, muy educadamente, entregaron el balón a su dueño y señor legítimo y sólo lo volvieron a tocar cuando este les dio permiso para tal cosa. Incluso el árbitro también fue amable con España al no señalar el fuera de juego de Jordi Alba en el primer gol del encuentro. Y por supuesto, el mejor compañero de viaje para la selección siempre es una defensa floja, y la de Bielorrusia era muy floja.
4.- Pero antes de ese gol de Alba, España ya había encontrado un enemigo, el palo, en dos ocasiones, y Villa volvería a verlo después. Entre un centro del campo desorganizado y una defensa simpática, Xavi va sobrado. Sobradísimo. Sin prácticamente esfuerzo, recurriendo en contadas ocasiones a su típico giro sobre sí mismo para encontrar compañeros ante la presión rival, habilitó constantemente al prolongador de su estirpe más allá de los tres cuartos de cancha, David Silva.
5.- Silva ha pasado flotando entre la inocente zaga bielorrusa, dejando a los que trataban de quitarle el balón en el suelo, boquiabiertos a los que trataban de cerrarle los espacios de pase y encandilados a los espectadores del stream del partido (única forma de verlo en España). En este encuentro clandestino, sin cámaras de vigilancia, Don David Silva ha desplegado toda su red de influencias por Europa del Este, de forma sigilosa, sin hacer ruido, pero siendo a su vez contundente y determinante, cual Don de la Mafia.
6.- Como todo jefe de una famiglia, Silva necesita un soldado que ejecute sus órdenes, que lleve a cabo las ideas que le vienen a la mente, ideas que por cierto le surgen más rápido que a cualquier otro. Ese martillo que buscaba, ese Luca Brasi, ha sido Pedro Rodríguez. Cada gol del canario, tan bien trabajado, organizado y culminado, hacía que todo pareciera un accidente: balón recibido en profundidad tras un desmarque y elegante vaselina (también una pequeña pero elegante en el tercer gol) para liquidar a un batido Veremko.
7.- En lo puramente futbolístico, Pedro es ahora mismo un elemento diferencial del juego de España que convierte al equipo más peligroso ofensivamente del planeta en algo si cabe superior. La paciencia y organización de la que rebosan los Xavi, Silva, Iniesta o Cesc contrasta con la verticalidad, electricidad y el hambre de gol de Pedro. Los otros, con su continuo movimiento de balón en apariencia inocente, crean los espacios para que entre un jugador como el canario que lee los desmarques como muy pocos en el mundo del fútbol. Hoy, tres goles; contra Arabia Saudí, dos. Ya dijimos que había vuelto y cada día, por si sigue habiendo dudas, lo vuelve a demostrar.
8.- Con la ventaja en el marcador, España olvida los nervios y las prisas y juega, aunque no lo parezca, a defenderse, pero siempre con el balón. Se defiende con el protagonista porque así, además, descansa físicamente, lo que le permite aguantar mejor los noventa minutos y los compromisos venideros, como el duro encuentro ante Francia del martes. Teniendo el balón, la inercia hace que España se acerque irremediablemente a los dominios enemigos y casi sin querer consigue hacer daño.
9.- Sergio Busquets jugó de central. Irrelevante cambio de posición en cuanto a su rendimiento, no por que hiciera un mal partido, más bien al revés. Ante la poca insistencia ofensiva bielorrusa, Xabi Alonso encontraba a sus costados dos colegas con los que asociarse para sacar el balón jugado: Ramos y el propio Busquets. Además, su paso a la zaga permitió la entrada de un loco bajito más, Cazorla, lo que aumentó las posibilidades de asociación. No hacía falta un central más, porque no había mucho que defender, y Del Bosque, inteligentemente, no lo puso. Solucionó el problema del central con un mediapunta.
y 10.- Casillas lleva imbatido 727 minutos en partido oficial. Y sigue contando. Vale la pena recordar que entre esos minutos hay tres rondas eliminatorias de la pasada Eurocopa.
* Jesús Garrido es periodista.
– Fotos: Vasily Fedosenko (Reuters)
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