La helada noche de Fuenlabrada se apoderó del juego y contagió a España, que acabó sumando los tres puntos, pero sin sobriedad y continuidad en el juego durante los noventa minutos. Los regalos checos alimentaron a la selección, que firmó la cuarta victoria en otros tantos partidos, a pesar de que no encontró la fluidez en su juego combinativo.
Las checas se juntaron con la línea defensiva adelantada y apretaron sobre Virginia la salida de balón de España. El combinado centroeuropeo sabía que la balear era el ancla donde España lograba la salida limpia de balón y apretó ahí para que siempre recibiese de espaldas y no se diera la vuelta. Krejcik, seleccionador checo, colocó a su jugadora Bartonova sobre la española para que no la dejase respirar cuando recibiera el esférico. El ritmo era lento, sin continuidad, con las checas ensuciando las salidas de España. Un primer cuarto de hora de excesiva frialdad, la misma que marcaba el helado tiempo madrileño.
Toda la presión en la zona ancha que las checas proponían se vio desvanecido por la enorme indolencia que mostró su defensa y la portera Sloupova. Eran un flan en la parte de atrás, sufrían a su espalda una barbaridad y mostraban una falta de contundencia que España aprovechó para ponerse por delante en el marcador, cosa que no lograba con su juego. El susto en un control de Sloupova en el minuto 17 fue el reflejo de lo que sucedería un minuto después. Falta lateral que botó de forma magistral Sonia; Ruth hizo como que tocaba en la frontal del área pequeña y despistó a la portera checa, a la que el balón le botó justo delante y el rebote en la cara acabó con el primer gol español. Todo lo que había costado imponerse en el juego, la selección lo conseguió en una jugada aislada.
El marcador a favor no trajo la brillantez que España acusó durante el encuentro. Tanto Jenni como Vero Boquete se mostraban excesivamente separadas de Virginia que no podía conectar con ellas entrelíneas y buscar la superioridad por dentro. La balear, con una enorme capacidad mental de juego, vio el manojo de nervios de la defensa checa y los problemas para la combinación interior y encontró la solución para buscar la ocasión de gol: desplazamientos largos a las espaldas de la defensa. Lanzó en varias ocasiones a su compañera de equipo Marta Corredera y lo mismo buscó con Natalia que volvió a dar otra clase magistral de desmarque al espacio. A falta de fluidez de juego, España aprovechaba las carencias que la República Checa manifestaba en su faceta defensiva.
La frialdad de la noche madrileña no dejaba que el juego se iluminara. Las checas solo llevaban peligro en acciones a balón parado y España las lograba con los errores infantiles de su rival. Como sucedió en el descuento de la primera parte: balón largo buscando a Natalia, la lateral derecha Odehnalova cometió el enésimo error de la retarguadia visitante y Sonia aprovechó para fusilar la red. 2-0 y España con más de medio triunfo en el bolsillo sin desplegar su mejor versión futbolística.
Los obsequios checos dejaban una segunda parte para que España buscase la tranquilidad total y acabar sumando los tres puntos. Como en la primera parte, al equipo español le faltó una socia más al lado de Virginia, que nunca tenía espacio para buscar el pase interior a Vero y Jenni. España nunca acabó de conseguir la continuidad en el juego. Tuvo demasiados problemas en ataque posicional como el sábado pasado ante Rumanía. Hace cuatro días, por el excelente sistema defensivo rumano; esta noche, por deficiencias propias.
A falta de juego en ataque estático, España tiró de oficio e hizo daño en la herida defensiva que tenía la República Checa: demasiado adelantadas y con una lentitud mortal en los uno contra uno. Marta Corredera perdonó el primero, pero no el segundo a pase de Priscila. 3-0 a falta de diez minutos y victoria sentenciada.
O no, porque lo que parecía completamente helado, se volvió a encender en el marcador. Dos errores de concentración, dos fallos individuales bien aprovechados por la República Checa para ponerse a solo un gol del empate. Primero, tras un córner, Martinkova puso el 3-1, y justo a la jugada siguiente un error de Ruth e Irene Paredes acabó con Vonkova encarando a Ainhoa para poner la tensión a los aficionados españoles que ya estaban celebrando la clara victoria. Eran los dos primeros goles que España encajaba en esta clasificación para el mundial. Se debió a dos fallos más que a virtudes del contrario.
La viveza del marcador fue un toque de atención para que la selección supiera que esto se acaba en el 90 y no en el 78. Los dos goles los encajaron con naturalidad, para afrontar los últimos instantes con cabeza fría y tranquilidad. Supieron dormir el choque y no cometer ningún fallo más que pudiera poner en jaque una victoria que estaba prácticamente firmada minutos antes.
El triunfo se quedó en Fuenlabrada. España suma su cuarta victoria y se coloca con 12 puntos. No han sido dos jornadas de gran juego, pero el desenlace ha sido feliz en el resultado y a pesar de las dificultades ante Rumanía y República Checa han conseguido el objetivo propuesto antes del sábado pasado: seis nuevos puntos y Canadá cada vez más cerca.
* Fran Moreno es periodista.
– Foto: RFEF
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