Tres hombres y un destino

por RAFAEL LEON el 9 abril, 2013 • 0:35

Llegado el tramo decisivo de la Champions, en el que se determinará si la temporada del Barça es de notable, notable alto o sobresaliente, sólo existe una duda a nivel individual en las posiciones avanzadas, más allá de las tratadas en la defensa.

Busquets –o Song, si se le retrasara al centro de la zaga, lo que parece improbable–, Xavi, Iniesta, Messi y Pedro son fijos. Se mantenga la formación actual, en la que los cuatro primeros forman una especie de rombo y Pedro está en la izquierda, Alves llega por la derecha y un delantero centro alterna esta posición con la banda derecha, o se cambie, estos cinco jugadores tendrán cabida.

Salvo sorpresa mayúscula consistente en la inclusión de un tercer central y la consiguiente liberación de ambos laterales o la inserción de Song junto a Busquets, este será un hombre de ataque. Un mediapunta, un extremo o un delantero centro o lo que es más probable: alguien que alterne las dos últimas posiciones. Llegados a este punto, sin haber derribado la puerta de la titularidad Thiago ni Tello, tres son las opciones:

VILLA

Tras un largo tramo de la temporada en el que estuvo por detrás de los dos siguientes, últimamente viene siendo el elegido. Sólo una razón justifica esta elección: es un excelente definidor, capaz de convertir en gol la mayoría de ocasiones de las que dispone.

Sin embargo, esto no le convierte necesariamente en un gran goleador. Veámoslo con un ejemplo exagerado: un gran acierto en la definición podría tenerlo Maradona si se volviera a calzar las botas. No es un descenso del ratio de goles/ocasiones lo que determina el descenso del nivel de un goleador, sino el número de ocasiones de las que dispone.

Esto ha sido señalado como lo más importante por entrenadores como Guardiola o Wenger. Principalmente, porque el acierto en la definición fluctúa y es mejorable. En cambio, cuando un teórico goleador no dispone de ocasiones para marcar, la situación es preocupante. Porque, como se infiere del ejemplo anterior, la decaída de un goleador viene cuando el inevitable bajón físico, ocasionado por el paso de los años, le impide disponer de un número elevado de ocasiones de gol.

La razón es simple, y en este caso se aprecia con especial facilidad: los movimientos de Villa, juzgados en base al máximo nivel, son cortos, lentos y escasos. Por tanto, es muy difícil asistirle, dado que no hay prácticamente defensa de élite al que gane una carrera ni del que no le cueste un mundo desmarcarse.

En los últimos tres grandes partidos disputados por el Guaje se ha visto claro lo expuesto. El balance: una ocasión, un gol. O lo que es lo mismo: excelente definidor e insuficiente goleador. Porque si para ser un gran goleador bastara con ser un gran definidor, probablemente todavía Villa no le habría quitado el puesto a Raúl en la selección. Por tanto, por encima de esto, está el número de ocasiones que se es capaz de generar.

Pero no todo consiste en marcar goles, ni mucho menos. Incluso, al menos estando Messi en el campo, la labor táctica desempeñada es aún más importante. Como 9, el Villa actual es capaz de fijar a un central por el mero hecho de estar. También puede mover ligeramente a uno o dos si los movimientos son cortos. En cambio, si el contrario defiende arriba, carece de la velocidad necesaria para amenazar a los centrales y empujarlos hacia atrás. Pegado a una banda, puede fijar un poco al lateral, y si el contrario bascula demasiado hacia el lado contrario, recibir libre de marca, donde es letal. Sin embargo, ante equipos de primer nivel, esta situación no se da.

Para dar continuidad al juego combinativo, como ‘9’ no aporta ninguna solución. No gana envíos directos, balones divididos ni tampoco al espacio, y sus desmarques de apoyo tampoco generan demasiado. En la banda, si el balón le llega limpio, sí que puede mejorar la jugada. Asimismo, no puede alternar de manera constante el centro y la banda dado el corto alcance de sus movimientos, ni tampoco ofrece el menor desequilibrio.

Sin el balón, la situación empeora notablemente. Como delantero centro, la presión ejercida por David es insuficiente para incomodar a los centrales. En la banda, al margen de la presión, respecto a la que cabe señalar lo mismo, gracias a su esfuerzo, puede ocupar el espacio correcto si la transición del rival es lenta o si ataca en estático. En cambio, si el contragolpe es rápido, no llega a cubrir al lateral de su lado. Al mismo tiempo, si está, la probabilidad de que recupere el balón o de que incomode notablemente al poseedor es escasa.

En resumen, cuando su equipo tiene el balón, su aportación prácticamente se limita a fijar a un defensor y definir con un acierto extraordinario si dispone de alguna ocasión, lo que es complicado. Le cuesta alternar dos posiciones y es prácticamente inane en defensa. Sin embargo, el hecho de que tenga una ocasión y esta acabe en gol, como sucedió ante el Milan, podría compensar –o casi– todo lo anterior.

ALEXIS

El nivel en la definición mostrado desde que es jugador del Barcelona es impropio de un jugador profesional. Tampoco toma las mejores decisiones cuando tiene tiempo para pensar con el balón en los pies ni prácticamente desborda. Sin embargo, aquí se acaban los peros, por grandes que sean, no sin antes haberle apartado de ser la primera opción, por el momento, para el cuerpo técnico.

Prácticamente siempre dispone de ocasiones gracias a la cantidad, longitud y velocidad de sus movimientos. Por ello, pese a que nunca vaya a ser un gran definidor, encontrarse con un buen estado anímico sí que podría llevarle a ser un aceptable goleador –aquí también nos referimos exclusivamente a los partidos de la máxima exigencia–.

Estas mismas cualidades le permiten mantener ocupados a dos o hasta tres defensas; fijarlos, tirar de ellos hacia un lado o hacia detrás. No cabe detenerse al respecto, ya que esta faceta fue analizada en profundidad.

En cuanto a su capacidad para dar continuidad al juego, varía según la posición en la que se le ubique. Como ‘9′ es capaz de vencer a los centrales mediante desmarques tanto de apoyo como de ruptura. También de ganar envíos directos, incluso de cabeza. Mientras tanto, en la banda prácticamente se limita a no perder el balón, lo que deja de ser suficiente ya que recibe en condiciones mucho más ventajosas.

Por otra parte, su gran despliegue físico le permite alternar sin dificultad la zona central con la lateral. En cualquier fase del juego es capaz de llegar a la zona en la que más se le requiere en la misma jugada o de alternarlas para desordenar a la defensa.

Sin balón también es un activo diferencial. Su presión a los centrales es la mejor que se ha visto en Can Barça desde la marcha de Eto’o. Es capaz de no dejar salir jugando a ningún lateral, mientras que, cuando toca correr hacia atrás, lo hace raudo y veloz. Por el contrario, si la defensa es organizada sí que suele equivocarse al conceder faltas innecesarias. Ello sin obviar que su intensidad permite recuperar muchos balones y hacer de la banda en la que ayuda al lateral una zona de casi imposible penetración.

Es decir, con Alexis se corre el riesgo de que falle varias ocasiones de gol, lo que puede ser letal. Sin embargo, se aumenta la generación de las mismas, la continuidad en el juego y la intensidad defensiva.

CESC

Vive más que nadie de sus estados de forma. Probablemente, ningún jugador en la élite del fútbol mundial haya alternado de forma tan notoria y continuada el suspenso y el notable alto durante esta temporada. Tras una magnífica actuación ante un rival menor, plantearle como opción deja de ser descabellado.

En primer lugar, cabe decir que de sus distintas actuaciones se infiere que es la opción número uno para reemplazar a Messi y que, estando este, su rendimiento como interior no justifica ni de lejos la traslación permanente de Iniesta a la banda.

Sin embargo, es un perfecto candidato para ese puesto restante. En cuanto a sus cualidades como jugador que intercambia la posición de delantero centro con la de extremo, se encuentra aproximadamente en un punto intermedio entre Villa y Alexis en todas las facetas analizadas. Eso sí, con la matización de que jugar de manera permanente en la banda sería una situación antinatural para él.

Al margen de esto, para el rol que es más probable que se dé, sí que ofrece recursos distintos e interesantes. A saber: hacer de segundo falso 9, sin mover a Iniesta del interior, es una opción planteable en el esquema actual. Fàbregas dispone de la movilidad y el despliegue físico suficiente para alternar no sólo estas dos, sino incluso tres posiciones. Es decir, de ocupar también la banda sin extremo en defensa.

Es una opción que podría funcionar, y, al margen de no hacerlo, siempre se le podría encomendar la función de permanecer estático como delantero centro, como se hace con Villa. Esta versatilidad podría ser clave para sorprender a defensas que no saben a qué atenerse, pues que un jugador aparezca por tres zonas diferentes es muy difícilmente defendible.

Dicho lo anterior, las virtudes diferenciadas de Villa y Alexis les convertirían en la elección si se priorizaran las mismas. No obstante, tener las de ambos, aunque a menor nivel, ofreciendo otro tipo de soluciones, convertirían a Cesc en la elección más completa. Claro que, la más completa, no es necesariamente la mejor.