"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Liga BBVA 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- Empecemos este partido desde el final. Cojamos su contraportada y ojeémosla, yendo más allá de las dos primeras líneas que intentan engancharnos en la librería para lanzarnos a comprarlo. Ese inicio es llamativo, intenso, el editor lo escribió para atrapar al potencial lector, da igual positiva o negativamente, la cosa es que se le quede grabado algo. Del partido, vayamos más allá del acierto o error del árbitro y preguntémonos por qué el Elche no dio un pelotazo a la pelota para alejarla de su área en cuanto pudo.
2.- Era evidente que Muñiz Fernández iba a alargar más de tres minutos. El gol de Boakye llegó en el 91, dentro de los tres de añadido, lo que hace lícito aumentar el tiempo extra. Es decir, el Madrid tenía uno o dos minutos para armar una jugada de peligro y lo cierto es que transmitía sensación de al menos crear una ocasión clara. Precipitaciones, pases mal medidos con las poco fiables prisas como consejeras, pero la pelota fue al córner. Un pelotazo al área de Diego López y Muñiz se habría visto obligado a pitar el final. Ningún franjiverde se lanzó al patadón, Pepe simuló y Muñiz picó.
3.- La última jugada, el penalti transformado y el posterior reparto de tarjetas de todos los colores ocultará tras un grueso tapiz el que ha sido un gran partido de fútbol. Intensísimo en su primera parte, menor ritmo narrativo en la segunda, pero la trama seguía teniendo al lector con los dedos pasando páginas para conocer lo antes posible el desenlace. Olía a sorpresa inesperada en el último capítulo. El epílogo sobraba, en mi opinión.
4.- Escribá creía posible ganar al Real Madrid, al menos en el Martínez Valero. Suena casi a chiste, sabiendo que su equipo es un recién ascendido tras 24 años sin experiencia en la élite, pero acaba resultando creíble una vez visto el planteamiento. Dos líneas de cuatro y cinco jugadores taponaban al Madrid en su recorrido hacia Manu Herrera. Dos líneas firmes, sin fisuras, que encerraron a Di María, Isco, Cristiano y cualquiera que tratara de abrirse camino entre ellas. Si alguno se escapaba, la escoba de la Roca Sánchez lo barría.
5.- El estilo de Ancelotti está creciendo, expandiéndose poco a poco y todavía le cuesta ser independiente, andar sin apoyos. Por ahora consigue a través del toque mantener la posesión del balón gracias al movimiento de las piezas, pocas veces fijas en una posición constante, sin llegar a encontrar la profundidad. Alguna basculación de más de Damián Suárez para aprovechar su espalda y poco más. Por no encontrar, ni Cristiano encontró zona de disparo, aunque fuera desde su casa. Esto sucedía porque el movimiento de los jugadores blancos no alteraba las líneas del Elche, no había huecos por una cobertura. También porque el mejor asistente al espacio del Madrid, Isco, estaba muy escorado.
6.- Ordenado el Elche, probó suerte en ataque pero le fue esquiva. Con la posesión tenía problemas a pesar de la calidad de sus interiores, Rubén Pérez y Javi Márquez, siendo el exespanyolista el que más probó a Diego López. Intimidaba más, mucho más, en segundas jugadas o en transiciones rápidas movidas casi siempre por Carles Gil y Manu del Moral. En el minuto 20, Escribá salió a pedir a sus jugadores que pensaran, que fueran conscientes de los huecos que creaban atrás en sus idas y venidas hacia el ataque, y el Elche pareció amilanarse. Volvió a organizarse y dejó sus ataques para jugadas aisladas.
7.- El Madrid golpeaba más por el costado izquierdo de su ataque. Coentrao volvió al equipo y tenía ganas de llegar hasta arriba. Apareció mucho y en momentos oportunos, sin demasiada fortuna al buscar sin encontrar asistencias a compañeros o remates a puerta. La derecha fue menos explotada, menos madridistas la transitaban y cuando lo hacían, Del Moral aparecía amenazante para ayudar a su capitán Albácar. El desgaste del jienense fue tal que tardó poco en fundirse en la reanudación.
8.- El Madrid fue tan operativo en ataque en el primer tiempo como en el segundo, es decir, muy poco. No por ello se puede hablar hoy de un mal encuentro de Benzema, el más móvil de todos los atacantes blancos. Bien podía aparecer en tres cuartos para tocar con Khedira que en la derecha con Di María, o servía de apoyo a Isco en la izquierda. Activo, eléctrico, con ganas palpables de jugar y ser útil.
9.- El gol tenía que llegar en un error, en una jugada a balón parado, porque de otra forma Herrera estaba muy seguro. Incluso no servían los saques de esquina. El Real Madrid no remató ni uno, ni siquiera el del penalti final. Entonces Cristiano provocó una falta para sacar petróleo de la nada. Ni siquiera fue un buen tiro, cogió poca altura y fue directo a la barrera, que se abrió. Herrera no tuvo tiempo de reacción ante el agujero de su muro y el bote inmediatamente posterior del balón.
10.- No cambió demasiado el panorama después del gol de Cristiano Ronaldo. Cuando el Elche quería maniobrar desde el balón se atascaba, y el Madrid se sentía cómodo con una posesión pacífica, sin posibilidad de atacar por la muralla que tenía enfrente pero con la confianza de una ventaja obtenida para evitar arriesgar la posesión. Lo hizo una vez, e Isco se llevó la bronca de varios compañeros.
y 11.- Como se venía mascando, el último capítulo fue una fábula para una afición que llevaba demasiado esperando una noche así. La autocomplacencia del Madrid se dispuso en su contra en el tiempo añadido. Siempre muy seguros, se desarbolaron en una de esas segundas jugadas que trataba de explotar el Elche. Carvajal y Arbeloa se dejaron despistar por un cabezazo y perdieron de vista a Fidel y Ramos se deja sorprender por Boakye. La Dama de Elche sonrió en ese momento por una fiesta que comenzaba y se tornó en tragicomedia.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Manuel Lorenzo (EFE)
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