"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Champions 2012-2013 / Fútbol 2012-2013 / Fútbol
1.- El enfrentamiento entre el Valencia y el Paris Saint-Germain se antojaba como un duelo de contrastes. Dos equipos cuya situación económica ha cambiado radicalmente en los últimos años: el Valencia acabó arruinado tras sentirse un pequeño gigante, gastando a manos llenas para años más tarde tener que dilapidar un patrimonio lleno de nombres propios que hoy tienen plaza en grandes equipos europeos. Los parisinos, tras vivir diez años a la sombra del Lyon, y tras casi veinte años sin ganar la liga, recibieron una bendición inesperada en forma de petrodólares.
2.- Está claro que el dinero no da la felicidad, y ni mucho menos asegura títulos europeos. Si no, que se lo pregunten al City de Roberto Mancini, que ve la Champions desde casa. Pero sí te permite incorporar en invierno a jugadores como Lucas Moura. El brasileño apenas tiene 20 años, pero solo necesitó un balón y mucho espacio por la banda derecha para liquidar prematuramente al Valencia. Saltó al campo de Mestalla brazos en alto, con las palmas de las manos tendidas al cielo y rezando para sus adentros en su debut en la máxima competición europea. Después, reclamó el esférico y dribló a Guardado una y otra vez. Cuarenta millones bien amortizados, para quien se los pueda permitir.
3.- “Lo que queremos es ganar y pasar la eliminatoria”, dijo Ernesto Valverde en la previa del partido. De ahí su apuesta inicial con Parejo, Tino Costa y Banega, repitiendo el trivote de centrocampistas asociativos que tan buenos resultados dio en la segunda parte contra el Celta de Vigo. Ancelotti tomó la decisión más pragmática: aprovechar las carencias del rival, rascando cada balón que perdía el Valencia cuando salía desde atrás, y laissez-faire a los hombres de arriba. Un 30 % de posesión parisina bastó para fabricar dos goles en la primera parte.
4.-El primero en avisar fue Lucas Moura, que jugó a una velocidad inalcanzable para los zagueros locales, que se tenían que contentar con verle el dorsal cuando el PSG salía al contragolpe. Recibió Ibrahimovic escorado en la banda derecha, se fabricó una jugada atravesando la frontal y Moura estampó el primer tiro del partido contra el palo largo de Guaita. Movilidad absoluta en la delantera francesa y Zlatan apareciendo tanto en la mediapunta como en el flanco diestro, haciendo que Rami abandonase su posición.
5.- El segundo tiro a puerta sí fue gol. Un tanto que escuece especialmente porque Guaita, uno de los jugadores más en forma de la plantilla, pudo hacer mucho más al tiro seco de Lavezzi. La jugada surgió de las escuálidas piernas de Pastore, que se inventó una pared de tacón para que El Pocho driblara a Costa y adelantara al PSG con un disparo muy potente pero demasiado centrado. El Valencia cayó en la trampa de Ancelotti, atascado por el medio y sin profundidad en las bandas, con un voluntarioso João Pereira y con Guardado acobardado por la presencia de Lucas Moura. Pero el palo más duro para los locales fue la desconexión de Éver Banega. El argentino era la baza principal de Valverde en este duelo, sabiendo que, con confianza, el jugador rosarino podía ser el factor diferencial. Banega no apareció, se le vio agobiado, casi obsesionado por el regate en corto, olvidándose de dar el pase fácil.
6.- El Valencia se perdió en la primera parte dando toques estériles que nunca llegaban a las inmediaciones de Sirigu. Un juego plomizo, plagado de pérdidas y que no ponía en ningún aprieto a Alex y Sakho. Matuidi fue la pieza estratégica de Ancelotti, el que congestionó la insistencia valencianista de entrar por el medio. Verrati se convirtió en el centrocampista que habría deseado tener Valverde: prácticamente sin fallos en el pase, buscando el lado más despejado del campo para hacer circular a su equipo y, además, persiguiendo a un Banega cada vez más falto de ideas. En estas, otra pérdida del Valencia y apareció por enésima vez Moura, galopando la banda derecha y dejando sentado a Guardado en la línea de cal para después asistir a Pastore, que hizo el segundo. El futbolista argentino del PSG volvió a demostrar que es pura inconsistencia: tan pronto es capaz de dejar un pase inalcanzable para la inmensa mayoría como de diluirse en el juego durante diez minutos.
7.- El Valencia de Valverde fue demasiado vulnerable durante la primera parte; sin ninguna solidez defensiva y arriesgándose con el balón en los pies, no pudo parar la calidad de Lavezzi, Moura e Ibrahimovic. El PSG jugó con una consistencia inesperada, un juego posicional y a ratos especulativo que le funcionó de maravilla. En la segunda parte, el técnico extremeño cambió la abulia de Jonas por la garra del paraguayo Valdez y el colapso de Banega por la frescura mental de Sergio Canales. La segunda versión mejoró lo presenciado en los primeros cuarenta y cinco minutos y el Valencia pisó el área francesa a balón parado.
8.- Ancelotti tuvo un ataque de entrenador, uno de esos venazos que los aficionados rara vez comprenden. Decidió amarrar el partido cambiando a Lucas Moura por Chantome, pero a la vez prescindió de su hombre más incisivo y determinante. Guardado y todo el campo de Mestalla suspiraron aliviados. El PSG se replegó y buscó el contragolpe, bastándose de las paredes entre Ibrahimovic y Lavezzi para llegar a la portería de Guaita, pero no acertaron a dar el tiro de gracia que habría acabado con el Valencia. Tino Costa, que se hartó a perder balones, al menos sacó a relucir su bota izquierda para asistir. Primero colocó un balón a la espalda de la defensa parisina que Soldado solo tenía que amortiguar antes de definir, pero los controles marcan la diferencia y el delantero español se dejó el esférico atrás. A sus imprecisiones se sumó que, una vez más, estuvo más preocupado de pelearse hasta con su sombra que del partido.
9.- Con Canales y sin Moura, la vida fue más plácida, pero la diferencia de arsenal ofensivo entre uno y otro equipo saltaba a la vista. Tras fallar Valdez otro buen pase de Tino Costa, el argentino botó una falta con la rosca perfecta para que Rami, libre de marca, empujara el balón en la portería del PSG. La segunda parte fue otra cosa para el Valencia, pero los parisinos perdonaron el tercero en más de una ocasión. Ancelotti, que tan bien había sabido aprovechar las debilidades del rival, no acertó con el planteamiento cuando podía haber buscado cerrar la eliminatoria fuera de casa.
y 10.- Las malas noticias se acumularon en el descuento para el PSG. Zlatan Ibrahimovic, que vale cada euro pagado, cuajó un buen partido, pero, como buen ególatra echaba en falta más protagonismo y se autoexpulsó tras dejarle la plantilla a Guardado al perder el balón. El sueco volvió a pecar de divo y se perderá la vuelta de la eliminatoria. Un partido donde el Valencia tendrá que replantearse su propia identidad y salir con mucha más agresividad si quiere preocupar al equipo de Ancelotti. Para ello tendrá que volver a París, una ciudad que le trae recuerdos amargos de tiempos mejores.
*Alex Argelés es periodista.
– Foto: Manuel Bruque (EFE)
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