"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Repaso algunas notas de hace cuatro años: “El Barça domina, vence y golea a mansalva, pero está sobreexcitado y eso le lleva al error. (…) De tan ansiosos, los barcelonistas multiplican los riesgos y acentúan sus errores”. Compruebo que, cambiando algunas palabras, aquellas notas podrían ser válidas a día de hoy. Repaso otras de la misma fecha, noviembre de 2008: “Esa es una gran debilidad del Pep Team: la dificultad de atacar en estático (…) a todos los equipos que ceden el balón y el protagonismo. Todos se le han atragantado a Guardiola, más allá de los resultados conseguidos, porque regalaron el dominio y la posesión sin pestañear y jugaron a que el Barça se estrellara contra el muro. (…) La bunquerización de los equipos es un signo de los tiempos futbolísticos. No hay que lamentarse, sino trabajar para encontrar los agujeros que agrietan la muralla”.
Bien, pasan los años y algunos recursos se mantienen inalterables, aunque nuestra memoria nos haga olvidarlo. Antes de un Celtic hubo un Hércules y un Rubin. Antes de un Spartak o un Granada hubo un Numancia y un Racing, del mismo modo que antes de un Chelsea hubo un Inter. Quiero recordarlo porque soy el primero que, muy probablemente, hago las valoraciones del Barça actual bajo el síndrome del Barça glorioso de Pep y el tiempo y la memoria siempre son impostores que nos hacen creer distinto de lo que fue. El Pep Team fue glorioso por lo que ganó y por cómo lo ganó, pero no fue indestructible desde el primer minuto, ni todos sus primeros pasos tuvieron la solidez de los grandes períodos, ni esa sensación de invulnerabilidad, de que ocurriera lo que ocurriese aquel equipo iba a salir adelante, tampoco esa sensación fue continua, ni existió siempre.
Ahora, cuando lo recordamos para comparar hacemos como que sí, como que el proceso fue siempre lineal: nos parece como si desde la primera hora hubiera sido invencible y no es así porque el Atleti le hizo tropezar, el Olympique de Benzema le sumió en la zozobra y el Shakhtar de Chyrgrynskiy y no digamos el Estudiantes de la Brujita Verón le llevaron hasta la agonía. Refresco estos casos ante mis propias dudas cuando veo al Barça de Tito con ciertos titubeos en el juego, a veces demasiado directo, en ocasiones poco ortodoxo, casi siempre frágil en las transiciones defensivas. Me planteo si estas dudas corresponden a la realidad del análisis o bien pertenecen a una comparación demasiado exigente frente al recuerdo de un equipo del que tan vez exageremos su ausencia de defectos. ¿Fue perfecto el Pep Team? ¿Está muy lejos de aquello este Tito Team? Repasando y repasando los largos cuatro años del equipo de Guardiola uno acaba tropezando también con malas noches, rivales encerrados, dificultades para descerrajar murallas, transiciones frágiles y partidos torcidos. Yo no tengo la respuesta a si este nuevo Barça será tan mágico como el anterior. Me hago la pregunta, pero aún no soy capaz de responderme.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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