El Milan empieza a saludar desde el horizonte. La eliminatoria Champions cada vez está más cerca y el Atlético se encuentra en estos momentos con las luces de emergencia parpadeando. Un duro mes de enero en lo físico y mental ha derivado en lo que se conoce en el mundo del fútbol por semana negra. Dos derrotas, especialmente dolorosa la copera ante el Real Madrid, han hecho bajar al suelo a una entidad que llevaba seis meses en las nubes.
Porque las temporadas se alimentan de momentos. Buenos, regulares y malos. El equipo rojiblanco ha vivido instantes gloriosos en los que ha llegado a estar 23 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Lo ha pasado regular con algunos empates que le han privado de aumentar rentas con sus rivales. Y ha vivido en las últimas fechas lo malo del deporte al caer en el Bernabéu y en Almería sin capacidad de reacción.
Esto es debido a múltiples elementos, pero tres son los más claros que están afectando actualmente a los del Vicente Calderón.
Es uno de los factores que están impidiendo al Atlético de Madrid mostrarse tan enérgico tanto en su presión como en su repliegue.
Es evidente, aunque desde el club traten de quitar hierro al asunto, que los minutos en las piernas de los jugadores que conforman la columna vertebral del equipo empiezan a pesar. Suele pasar, no obstante, y más teniendo en cuenta la forma de preparar físicamente a la plantilla por parte de Óscar Ortega.
Así se vio la temporada pasada. Una primorosa primera vuelta de los de Simeone les hizo permitirse el lujo de vivir de las rentas para prepararse adecuadamente para un final de curso en el que esperaba una final contra el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu. La no presencia de las últimas rondas de la Europa League fue clave.
El problema que se encuentra el Atleti en estas estancias es el mayor grado de exigencia. Quedan quince partidos ligueros y no están a doce puntos de la cabeza. Están empatados. Comandando junto a los dos gigantes. Y aunque la presión no es para ellos y prima la consigna de partido a partido, el final cada vez está más cerca y el descuelgue no termina de llegar.
Pero Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Koke, Gabi y Diego Costa superan los 1.700 minutos jugados. Muchos kilómetros en las piernas de unos futbolistas que lo juegan prácticamente todo y que, viendo el calendario que ofreció la Copa del Rey al equipo rojiblanco, también tuvieron que jugar, la inmensa mayoría de ellos, las eliminatorias coperas.
Jugadores que, a priori, podían ser importantes para dar descanso a los titulares, como es el caso de Adrián, Alderweireld, Insúa, Manquillo o Cristian Rodríguez, no han tenido apenas oportunidades ni como titulares ni como suplentes. Siendo Raúl García el único que se ha ganado el título interno de jugador número doce. Y sus números dan buena cuenta de ello, pues es el duodécimo jugador más utilizado por Simeone esta temporada.
Y el bajón siempre es más evidente cuando al cansancio se le juntan las lesiones o sanciones. La cuesta de enero, futbolísticamente hablando, en la que estaba metido de lleno el Atlético, se negociaba con partidos domingo-miercoles-domingo. Dos encuentros por semana entre Copa del Rey y liga en los que doce jugadores iban a ser utilizados casi en su totalidad (el once tipo más Raúl García) y en la que entradas aisladas del resto de suplentes en algún partido o minuto esporádico iban a dar el descanso a los titulares. Todo, poco a poco, se ha ido yendo al traste con las bajas que ha experimentado el equipo.
A la buena noticia de la recuperación de Mario Suárez se le añadió la cesión de Leo Baptistao al Betis, Óliver Torres al Villarreal y Guilavogui al Saint-Éttiene. Tres jugadores que no han contado con apenas minutos en la primera mitad de la temporada: no llegaban a 600 minutos entre todos.
Tras estas bajas llegaron José Sosa y Diego Ribas. Un fondo de armario en el que Diego Pablo Simeone ha confiado plenamente desde que aterrizaron en Madrid. Aportando más el brasileño que el argentino, que pese a su rendimiento irregular en este mes sigue contando en el sistema de rotaciones que ejecuta el técnico durante los partidos.
Pero las pequeñas lesiones de hombres importantes que han ido llegando con cuentagotas como Courtois, Filipe Luis, Arda Turan, Tiago o David Villa durante este mes y medio y las bajas por sanciones de gente como Juanfran o Koke han mermado un equipo al que se ha tenido que ir poniendo parches sustitutivos de jugadores titularísimos.
Once partidos en treinta días de 2014. Un encuentro cada tres días. Esa ha sido la media y el ritmo que al Atlético, pese a todo, le ha llevado a semifinales de Copa del Rey (tope en estas fechas, pues la final es en abril) y a ser líder durante una jornada (ahora colíder).
Estos datos, pues, reflejan que las carencias a las que hacemos referencia no se han visto trasladadas a los resultados. Seis victorias, tres empates y dos derrotas ha sido la cosecha. Buenos números que mantienen al equipo en lo alto de la clasificación, aunque las dos derrotas han sido especialmente duras. Una le aleja de la final de Copa del Rey y la otra le ha privado de seguir con el liderato de la liga en solitario.
Y son las bajas y el cansancio los que, sumados a este último factor, generan la realidad que atraviesan en la actualidad en la orilla del Manzanares.
Tras haberse jugado una vuelta, los entrenadores de la Liga BBVA se han dado cuenta de que el Atlético estaba ahí. Se han dado cuenta de cómo juega. Se han dado cuenta de que era un candidato.
Y ese cambio de mentalidad de los rivales, de jugar a intentar a hacer daño a tratar de replegarse desde el orden defensivo, ha sido lo que a los de Simeone les ha trastocado todos los planes, porque es un equipo que se siente más cómodo sin balón que con él. Una realidad que se agudiza cuando Arda Turan –el único con criterio hasta la llegada de Diego Ribas– no está sobre el césped.
El cansancio mental y físico, unido a unos contrarios encerrados en su área que saben cuándo hacer daño y cuándo no, ha dificultado y mucho los encuentros que ha jugado el Atlético tras el cambio de año.
Incluso en los partidos en los que se ha ganado con más holgura, véase Rayo Vallecano y Real Sociedad, el Atlético de Madrid no lo pasó del todo bien durante algunos tramos.
Pero no todo son malas noticias. La eliminación de la Copa del Rey puede ser un respiro para la plantilla del Manzanares. Bien es cierto que llega la Champions, pero el Atlético dispondrá de dos semanas de descanso entre la ida y la vuelta contra el AC Milan. Y la Copa de Europa es la Copa de Europa, y ahí no hay cansancio que valga.
Tiene mucho mérito lo que este equipo, con estos mimbres, está consiguiendo. El techo aún es desconocido y el desenlace un juego de predicciones que aún no es real, pero si las lesiones respetan, el único problema para Simeone será cambiar un método que ya es conocido por todos. Toca cambiar el chip. Y eso, con un hombre como Diego Ribas, es más fácil.
* Imanol Echegaray García es co-autor de InterSportMagazine.com
– Foto: Ángel Gutiérrez (Atlético de Madrid)
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