Cesc Fàbregas. Eso también lo vio Tito Vilanova en la larga Eurocopa ganada por la selección de Vicente del Bosque. Lo bueno y lo menos bueno de Cesc. Su brillante aportación como falso 9, aunque acabara jugando de 9 puro en la mismísima final. Bauticémoslo de otro modo para salir de este bucle algo perverso en que la propia Eurocopa sumergió dicho debate: digamos, para no confundirnos con las palabras, que Fàbregas la disputó como falsa punta de lanza en movimiento continuo. ¿Les sirve la definición? ¿La encuentran correcta, adecuada al movimiento del jugador catalán? Voy a suponer que sí, respetando por descontado la opinión contraria.
¿Qué tal jugó Cesc dicha Eurocopa en esa posición de falsa punta de lanza en movimiento continuo? Pienso que muy bien. Que interpretó casi siempre lo que la selección le pedía. Sí, además marcó algunos goles, que era un oxígeno que necesitaba el equipo, carente de un puñal acerado ahí delante. Pero más que por los goles, Cesc estuvo brillante por la continuidad en los movimientos. Pero sentada esta premisa, ¿es eso lo que necesita el Barça? ¿Es eso lo que Tito querría de Cesc? Pienso que busca y quiere cosas distintas, la principal de las cuales es que participe más. Sin balón ya lo hizo el curso pasado. Lo hizo y mucho, incluso generando con ello abundancia de críticas. Normalmente, a los futbolistas no les valoramos su participación sin balón, precisamente porque esa faceta no se ve o se aprecia poco. Y se valora menos. Creo que ahí estuvo eficaz casi toda la temporada: algo desconcertado en los primeros meses (que coincidieron con los de sus numerosos goles) y mejor al final, precisamente cuando más se le criticó por esa carencia goleadora.
Pero si algo eché en falta en el juego de Fàbregas no fue su juego sin balón, sino precisamente con él. Es cierto, y debo reiterarlo aunque suene pesado, que no es sencilla la adaptación inmediata al juego del Barça aunque te hayas criado en La Masia. Lo reconoció el jugador y también Pep Guardiola: a Cesc, dijeron ambos, le falta bastante para comprender el idioma que está practicando el equipo. Añadamos un matiz a esta declaración: sobre todo en la asociación con balón. Por ahí puede llegar una gran mejora: en el Arsenal, el balón estaba siempre cerca de Cesc. O Cesc del balón. En el Barça no ha sido igual y este es el asunto al que Tito dedicará buenas horas durante el curso. No se trata de redefinir dónde jugará Fàbregas, ni en lugar de quién, sino cómo. Si dando preponderancia al juego sin balón, en el que ya sabemos que es un as, o si acercándole más a Xavi, Iniesta y Busquets para que el cuero esté siempre cerca del chico de Arenys. Asignatura pendiente y, sobre todo, aportación imprescindible para el nuevo Barça que inicia una temporada crucial para mantener la línea del poderoso equipo que ha dominado el fútbol mundial de clubes con 14 títulos conquistados de 19 disputados. La pieza Cesc será importante para este reto.
– Foto: Reuters
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