Natación / Deportes / JJ. OO. Londres'12
Con brazada larga y buena fricción. Sin variar el ritmo, tranquila, conocedora de sus posibilidades y de la dificultad de la realización de sus intenciones. El movimiento era finísimo, incluso se podría tildar de espléndido. De esta forma comenzaba Teresa Perales su tercera carrera en los Juegos Paralímpicos de Londres. Ésta ocasión era en los 200 metros libres. Ella no era la favorita. Sus tiempos distaban de alcanzar el récord mundial además de que la noruega Sarah Rung era la gran candidata a ganar el oro y Anita Fatis (FRA) o Inbal Pezaro (ISR) alcanzaban la final como aspirantes a completar el podio.
Pero Teresa, destilando pundonor y esfuerzo, no se amilanó. La presencia de su hijo en las gradas le proporcionaba el combustible necesario para asaltar el podio y el querer es poder seguía siendo su lema. “Ésta podría ser una más pero tiene un sabor especial porque en las gradas estaba su hijo. Esta medalla tiene un nombre y se llama Nano”.
Comenzó la carrera imponiendo su autoridad. Desde el principio lideró la carrera, a la par que no tardaron mucho en definirse las posiciones. Tras los primeros 50 metros en las calles laterales se veían a las nadadoras más rezagadas. Al filo de los 100, el podio poco a poco se aclaraba: Perales continuaba sin dar opción mientras que detrás, con brazas algo más forzadas, la israelí Pezaro y la noruega Rung buscaban llegar con opciones a la última piscina. Hasta ese momento su ventaja era superior al medio segundo.
A la llegada de los 150 metros Pezaro ya no era rival: tenía una desventaja de 2.18 segundos sobre Teresa, que continuaba en cabeza a pesar de la mejoría de Rung, que ya había sobrepasado la barrera del medio segundo con el que contaba su rival española.
Con la técnica del viraje –el volteo es algo imposible al no contar con la potencia de las piernas– Teresa tocó la pared para iniciar los últimos 50 metros, pero no midió del todo bien, perdiendo unas décimas decisivas. Su rival no las desaprovechó y al comienzo del último tramo la igualdad era máxima. La noruega quería imponer su estilo y su vitola de favorita, pero desde la grada se escuchaban gritos de “Vamos Teresa!”. Pero ahora era Rung la que, con una brazada más larga, encabezaba la carrera y en los últimos metros se distanciaba de Perales, exhausta tras unos 150 primeros metros excelsos. Sarah Rung finalizaba la carrera con un gran tiempo: 2.49.74. Algo más lejos se quedó el de Perales (2.51.79). En tercer lugar llegó Pezaro, con 2.56.11.
A pesar de perder el oro, Teresa lograba un tiempo que mejoraba en ocho segundos el logrado por la mañana. “Yo sigo pensando que si una persona puede conseguir algo no hay nada más que luchar por ello. Si no disfrutas de la vida y no haces lo posible por conseguirlo, eres egoísta. Porque querer es poder”. Conseguía una medalla de plata que sabía a triunfo, ergo el júbilo de sus seguidores en Londres fue aún mayor cuando llegó a su destino. Lograba la 8ª medalla (al final del día se han alcanzado las 15) de la delegación española tras el tercer día. Ya van 19 para Perales y todavía le quedan 5 pruebas (tres a nivel individual y dos relevos) que le podrían catapultar a superar las 22 preseas de Phelps, récord histórico. Pero algo está asegurado: la leyenda de Teresa Perales quedará escrita en los anales de la historia como una de las crónicas más bellas del deporte.
* Carlos Jiménez Barragán es periodista. En Twitter: @CarlosJimenez_B
– Fotos: EFE
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