Cristian Tello, jugador cedido por el F. C. Barcelona al Oporto, fue escogido como el mejor jugador de la liga portuguesa en el mes de marzo. «Un orgullo recibir el premio al mejor jugador de la liga portuguesa en el mes de marzo. Gracias a todos mis compañeros y los que nos acompañan cada día, sin ellos no sería posible», dijo.
Después de unos años sombríos en el Barcelona se ha convertido en uno de los jugadores clave en el Oporto que entrena Julen Lopetegui, sin duda alguna el equipo de moda del futbol europeo. Tello está cedido por un periodo de dos temporadas, pero tanto él como el propio club portugués están por la labor de negociar con el Barcelona el traspaso definitivo.
Sus números son buenos y, aunque no distan tanto de los de los tres años anteriores, sus prestaciones futbolísticas son diametralmente opuestas. Ha pasado de ser testimonial dentro de una superplantilla a un jugador decisivo en una buena plantilla. Realmente se está viendo a un nuevo jugador pero ¿en qué ha cambiado Tello? ¿Y hay explicación táctica en este cambio?
Mis respuestas a esas preguntas son sí y sí. No descubro nada nuevo si afirmo que todos aquellos que nos hemos vestido de corto sabemos que la confianza y la continuidad en el juego son básicas. Tello se atreve ahora mucho más a encarar en los duelos directos, aunque estos no sean claros, y se atreve a hacer gestos técnicos impensables en él hasta ahora como recortes en la banda o disparos de larga distancia.
Pero centrémonos en la explicación táctica. Aquí van los puntos en los que creo que se fundamenta el cambio de Tello (especial atención al último:
La disposición táctica del Oporto es la de 4-3-3 con los extremos abiertos y con intención de hacer el campo grande. Son él y Brahimi los que ocupan estas posiciones. Es exactamente la misma disposición y el mismo espíritu futbolístico que ya vivió durante años en el Barcelona. Este hecho, sumado a la dirección técnica, la proximidad y la apuesta de Julen Lopetegui, es evidente que ha provocado una rápida adaptación.
Una de las fuerzas del equipo portugués es la intensidad y el juego colectivo. El equipo se desenvuelve bien en el juego, ya que tiene jugadores de talento (Brahimi, Neves, Óliver Torres, Herrera). Este año estamos viendo a un Tello mucho más implicado en el juego colectivo; no solo en el aspecto ofensivo, sino también en el defensivo. En el Barça se le veía aislado en la banda y ajeno a lo que sucedía más allá de su zona de influencia.
Finalmente ha entendido, o Julen Lopetegui le ha hecho entender, que una implicación total en el juego te hace estar 100 % concentrado y preparado para una respuesta rápida. Y en el fútbol cada segundo es oro.
Aunque también ha actuado en la banda izquierda (como en el enfrentamiento contra el Athletic Club), Tello actúa mayoritariamente en la banda derecha, donde forma complicidades con sus compañeros más próximos: Danilo en el lateral y Herrera en la posición de interior. El buen entendimiento y un cambio de posiciones dinámico provocan desajustes posicionales en el rival de los que Tello puede sacar partido en largo muchas veces.
Y aquí es dónde radica, a mi modo de ver, la principal diferencia táctica en este crecimiento de Cristian Tello como jugador. Se trata solo de una palabra, pero qué importante es el espacio en fútbol. Y más aún para un jugador como él. En el Oporto tiene mucho más espacio para desenvolverse básicamente por dos motivos:
Forma de jugar el equipo: la diferencia de planteamientos es evidente. Gran parte de los rivales del Oporto en la liga portuguesa y, sobre todo en la Champions sitúan su línea defensiva mucho más lejos del área de lo que lo hacen o lo hacían contra el Barcelona. Sin duda esto es oxígeno para un jugador como Cristian Tello, que hace de la velocidad al espacio su principal virtud. Es un jugador rapidísimo e imparable si consigue unir su desmarque con el pase a la espalda de su marcador
Jackson Martínez: él es principal culpable de que Tello goce de grandes espacios para desarrollarse. Sabe esperar en su zona cuando toca y sabe fijar a los centrales rivales sin acercarse demasiado a las zonas de banda, creando así un espacio impagable para el extremo. Asimismo, aunque en menor medida, los jugadores que acostumbran a llegar a zonas de remate también se reparten las zonas de una manera inteligente desde el punto de vista táctico
Nuevo hábitat, nuevo jugador. De su capacidad para seguir explotando estas diferencias dependerá que los reconocimientos se repitan.
* Álex Delmàs es exfutbolista y analista.
– Foto: EFE
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