"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Un hecho y dos posibles causas. El hecho es que Xavi fue sepultado bajo la ola de sus compañeros cabalgando al galope. El hecho sucedió ante el Espanyol y se repitió frente al Betis. Imagino dos posibles causas de semejante atropello: la inercia o una decisión técnica. En el primer caso, se habrían juntado las ganas de correr de Cesc y Alexis con el insaciable deseo protagónico de Messi y habrían dejado atrás a Xavi como quien se olvida la cartera en la gasolinera. Puede haber ocurrido así. Pero puede ser por una segunda razón: porque estamos ante una nueva fase del proceso de evolución del modelo, en su gradual traslación-rotación desde la horizontalidad hacia la verticalidad: de Xavi a Cesc en el horizonte de los próximos cuatro años, sobreentendiendo que Thiago, pese a su crecimiento, aún no es el nuevo relevista de la antorcha y que Iniesta se halla en otra dimensión. Andrés es el Messi de las sombras.
Repasemos el hecho. En los dos últimos encuentros, el Barça se ha caracterizado por la ausencia de pausa, el exceso de vértigo, la verticalidad fulgurante y el descontrol. Todo esto me parece indiscutible. No hay que dejarse confudir ni con la condición física, ni por la defensa de 3. Sí, los defensores han corrido hacia atrás en ambos encuentros y enloquecido en muchos momentos, pero no es problema de número, sino de falta de control en el centro del campo. El Barça se ordena a partir del balón, lo domina y construye su juego en base a juntarse para tocar y buscar al más alejado: el hombre libre. Si consigue esta suma de condiciones, somete al rival y ya no importa si hay tres defensas o ninguno. Y eso no ha ocurrido en partidos menores, por cierto. Recuerden el Bernabéu o el Mundial de clubes. La clave es el control y, en eso, Xavi es el número uno. En ambos partidos, Xavi jugó aturdido por el frenesí de sus compañeros, que parecieron perderle de vista… hasta que le necesitaron. Ejemplo: tras el empate de Roque Santa Cruz, en el saque de gol todos buscan a Xavi y le dan el balón. Empieza ahí otro partido, como si sus compañeros hubiesen comprendido de golpe que debían regresar a las esencias de la pausa y el control. Al Barça de Xavi.
Repasemos las causas. La primera posee fundamentos. Messi lleva años acaparando el juego del Barça. Cada año, dos peldaños más. Su rendimiento, único, extraordinario, fuera de serie, justifica semejante decisión, sea barrer delanteros que le entorpecen, sea contratar a quien puede contribuir a mejorar ese rendimiento. La parte menos positiva de dicha medida es que incrementar su rendimiento puede suponer, en alguna ocasión, reducir la fluidez del colectivo. Así, Alexis le conviene a Messi porque hace profundo al equipo y se ocupa de dos e incluso tres defensas. Cesc también le conviene pues, al interpretar este rol de hermano siamés, redobla la eficacia del argentino. A cambio, estamos hablando de dos hombres vertiginosos (Alexis y Cesc) que encuentran un buen hábitat en la velocidad vertical cuando se juntan con Messi. Esto explicaría esta primera posible causa.
La segunda es más institucional y perfectamente compatible con la primera. Se trataría de otra muesca en el proceso evolutivo que Guardiola parece haber diseñado con el horizonte 2014 y la previsible retirada de Xavi para entonces. El proceso busca un progresivo y gradual giro desde el juego horizontal que protagoniza el futbolista de Terrassa hacia el vertical que lidera el de Arenys. Girar el eje principal sin perjudicar los restantes conceptos del juego de posición. El primer paso fue ubicar a Cesc en la línea de llegada, lo que ha dado unos frutos de gran eficacia. El segundo sería incrementar la velocidad media del equipo en el eje vertical, lo que se habría ensayado en estos dos encuentros, por el momento con resultado discreto y elevada incomodidad para Xavi, aturdido por el vértigo de los colegas. Abonaría esta tesis el detalle que he citado: tras el empate bético, el equipo giró de nuevo hacia sus esencias, entregó el balón a Xavi y se pusieron en escena todos los fundamentos del equipo, como si desde el banquillo se hubiese ordenado regresar a lo básico.
En cualquier caso, quede constancia del hecho y de las posibles causas. Seguiremos con atención el proceso.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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