El juego de posición es realmente bastante sencillo. No tengo (aún) los conocimientos para desmenuzarlo con detalle como sí hizo Dani Fernández en su artículo para el Perarnau Magazine (debería ser una biblia para los aficionados al Barça) pero sí os puedo resumir muy rápidamente cuál es la idea.
No deja de ser más que, a través de la posesión, ir creando superioridades y avanzando metros hacía la portería contraria. Es, además, la mejor manera de defender. No sólo por el famoso “si tienes la pelota, el rival no te puede marcar”, sino porque al ir incorporando jugadores a líneas superiores tienes a varios compañeros muy cerquita para “contrarrobar” el balón. ¡Cuántos partidos hemos visto al Barça con todos sus integrantes, menos Valdés, en campo contrario sin dar opción al rival a salir de su propio campo!
Hace unos meses, pensé que el Barça había cerrado el círculo. Lo que comenzó Guardiola, y no pudo terminar, lo acabó consiguiendo Tito. La temporada pasada parecía claro que algunos rivales comenzaban a contrarrestar seriamente al Barça y había que buscar soluciones. La más visible fue la llegada por sorpresa de segunda línea, especialmente por parte de Cesc.
El fichaje, en mi opinión, más estratégico en mucho tiempo. No era un fichaje para añadir un pelotero más al centro del campo. Ni para traer a un chico de la casa de vuelta. Ni siquiera para ser el recambio de Xavi en un futuro. Creo que Cesc era la apuesta del cuerpo técnico para darle una vuelta de tuerca más al sistema, a todo el proyecto. Aprovechar su anarquía y movilidad sacrificando un poco el juego de posición. Más sorpresa…
(Informe completo en el ExtraSemanal del Club Perarnau)
* Sergi Rojals es futbolista.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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