"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Táctica / Análisis / Conceptos tácticos
“Un jugador es hombre libre, cuando recibe balón, sin oposición de marca, y además dispone de mucho tiempo y espacio para generar nuevas cosas. El objetivo fundamental del juego de posición es encontrar un hombre libre a la espalda de la línea que presiona el balón”.
Dani Fernández
El concepto de hombre libre es uno de los más manoseados del fútbol. En cuanto un jugador recibe sin oposición se habla de hombre libre. No digo que no sea así. Desde luego el hombre libre es el que recibe sin oposición cerca, en una situación de uno contra cero. Como el propio término indica, es aquel que recibe libre. Sin embargo, hay que diferenciar las ocasiones en las que el hombre libre aparece por el propio desarrollo del juego, en las que está libre por tener el par lejos, de las ocasiones en las que mediante conductas construidas encontramos al hombre libre. Mientras que en la primera ocasión se es hombre libre, en la segunda ese hombre libre es generado.
El hombre libre es el grado máximo de superioridad posicional que existe en el fútbol. Por eso encontrar al hombre libre es el objetivo fundamental del juego de posición. Eso sí, encontrarlo en posiciones ventajosas, principalmente por delante de la línea de balón. Nuestro portero generalmente se encontrará libre, aunque jugar constantemente con él sería una memez ya que, pese a que sea el hombre libre, no progresaríamos en el juego y como hombre libre sería muchas veces incapaz de generar ventaja en beneficio colectivo. Por tanto, si buscamos al hombre libre para que cree ventajas y haga daño al rival, jugando con el portero no lo conseguiríamos, por muy libre que se encuentre. Por eso es fundamental encontrar al jugador libre en situaciones en las que sea capaz de crear desequilibrios. Principalmente a la espalda de la línea de presión.
Para llegar al hombre libre podremos utilizar distintas conductas construidas como pueden ser las conducciones para dividir, la ocupación de posiciones intermedias, fijaciones (también desde posiciones intermedias), situaciones de asimetrías numéricas, etc.
“Es fundamental que los jugadores jueguen con la intención del contrario, ese es el gran valor. Que el rival sienta que con tu posición y tu perfil estás eligiendo cualquiera de los lados de su posible salida”.
Juanma Lillo
Un jugador fija a un adversario cuando con su posición o acción hace que este se centre casi exclusivamente en él y no atienda a otros de sus oponentes. Es imposibilitar la actuación de un rival respecto a mis compañeros. Polarizar su atención para que no se centre o actúe en lo trascendental dentro del juego. Liberar al compañero de oposición.
“Aclarados por fijación de pares para restar densidad e impedir ayudas defensivas inmediatas sobre el compañero al que encontramos”.
Óscar Cano
“Desprender de su rival al que pretenda pasarle el esférico o, cuanto menos, distanciárselo”.
Óscar Cano
Estas fijaciones no solo sirven para liberar a un compañero que está actuando directamente en una determinada situación de juego. Las fijaciones en amplitud son de gran utilidad para la circulación de balón de un equipo. Ocupar todo el ancho del campo provoca el aumento de las distancias de relación de los opositores, y en consecuencia la creación de espacios e intervalos preferentes de progresión. Con las fijaciones en profundidad el objetivo es el mismo: hacer mayor el espacio que tiene que defender el equipo rival y así crear espacios, esta vez, entre diversas líneas rivales. Estos espacios se crean porque a menudo los rivales no quieren optar por dejar espacio de recepción a nuestros jugadores, por lo que al acercarse a ellos se alejan entre sí. En caso de no adoptar esta estructura más amplia, nuestros jugadores tendrían mucho espacio en la recepción, en ocasiones espacios por delante para progresar, principalmente en las bandas (ya que el rival cerrará espacios interiores).
“Las fijaciones de defensores sobre determinadas zonas, como no poseedores (saber sujetarse sin el ansia de participar con balón) deben interiorizarse como modo de desajustar las distancias entre defensores”.
Óscar Cano
Para fijar opositores que provoquen la liberación directa de un compañero podemos utilizar muchos medios o conductas como la ocupación de posiciones intermedias que capten la atención de dos adversarios, las conducciones que atraigan al defensor impar, movimientos de beneficio ajeno…
La ocupación de posiciones intermedias no solo sirve para conseguir recepciones de aquel que ocupa las intermedias en condiciones favorables con baja densidad de rivales. También sirve para conseguir la fijación de esos dos jugadores entre los que nos situamos y así no permitir que actúen sobre otros de nuestros compañeros. Se produce una liberación de compañeros y espacios mediante la ocupación de intervalos entre dos oponentes, de los que captamos su atención sin permitir que se centren en otros de nuestros compañeros. Así también podemos crear intervalos entre jugadores fijados por los que intentar penetrar.
“La conducción permite atraer rivales provocando así la aparición de ‘hombres libres’”
Dani Fernández
“En fútbol cada uno se encarga de uno excepto el 2×1 de centrales contra punta, de cada equipo. Partimos de nuestro 2×1 y un central sale conduciendo hacia el gol, provocando que un oponente salga a impedir su progresión, liberando a su par (generación de hombre libre). ¡Peligro! Ante pérdida sufrimos un 1×1 entre punta rival y central. Cada uno decide”.
Pep Guardiola
Últimamente está muy de moda el concepto conducir para atraer. La conducción no solo es un elemento de superación de oponentes desde la búsqueda del uno contra uno y su desborde, sino también es un gran medio para la fijación de oponentes y liberación consecuente de compañeros. Esta conducción cobrará más sentido cuando el defensor par del poseedor haya sido superado. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo: con su atracción fijará al par de uno de sus compañeros, el cual pasará a ser hombre libre. Es muy habitual ver a los centrales pisar campo rival en conducción; cuando lo hacen, los puntas rivales ya han sido superados y es entonces cuando se crea la verdadera superioridad. El equipo rival se ve obligado a tapar su progresión, así que un defensor sale a su acoso liberando a uno de nuestros compañeros, que se encuentra por delante de la línea de balón como hombre libre. Con la superioridad creada, logramos nuestro propósito: hacer llegar el balón en condiciones favorables a jugadores más avanzados.
“Conducciones, del que tiene la pelota, que fijan a individuos o bloques completos de defensores, para así hallar rutas de progresión contrarias a la posición del balón”.
Óscar Cano
Para conseguir dicha fijación mediante la conducción se puede hacer esta de dos modos distintos:
“Hay que provocar situaciones para que de la siguiente línea me salga un rival, y así poder crear superioridad numérica”.
Juanma Lillo
Se conduce para provocar la salida al acoso de un defensor impar, al que no buscaremos desbordar sino sencillamente fijar, es decir, alejarlo lo suficiente de su par o rival directo de modo que no pueda actuar directamente sobre él, liberando de oposición a nuestro compañero.
Muchas veces, para la liberación de un compañero se realizarán movimientos falsos con los que no se busca la recepción propia, sino la atracción y fijación de oponentes para favorecer la recepción a un compañero, el hombre libre. Movimientos que suelen ser muy explosivos para captar así más la atención de defensores, hacerles creer que se busca la recepción y, por tanto, que quieran evitarla. Dice Mikel Etxarri que “el movimiento es el medio de comunicación en el fútbol”, y no le falta razón. Con el movimiento se transmiten mensajes al resto de jugadores, compañeros y rivales. Por tanto es importante comunicarse bien y engañar al oponente y no a nuestro compañero. Transmitir el mensaje pretendido desde el movimiento realizado, de modo que consigamos hacer creer lo que pretendíamos a los rivales, y que sin embargo nuestros compañeros sean conscientes de la intención real que llevábamos. Fijar a un adversario supone favorecer las condiciones de compañeros teniendo que empeorar las mías en esa situación de juego. Ser altruista en las acciones. Como dice Óscar Cano, comprender la dualidad beneficiario-benefactor.
“Comprensión de la dualidad beneficiario/benefactor. Hay que saber cuándo moverse para sí mismo y moverse para los demás. Además, hay que entender que quedarme detenido debe significar que los demás encuentren mejores posibilidades, o que contenerse en anchura puede convertirme en futuro hombre libre”.
Óscar Cano
“La idea madre de todo es ir generando superioridades a la espalda de la línea que viene a apretar al poseedor de balón”
Dani Fernández
“Este juego consiste en ir generando superioridades a la espalda de la línea que te aprieta”.
Juanma Lillo
La ocupación de posiciones intermedias nos permitirá manifestarnos como hombres libres en muchas ocasiones, al no tener oposición cercana. Saber ocupar esas posiciones a la espalda de la línea de presión será clave para el desarrollo de nuestra salida de balón. Mediante las fijaciones en amplitud y profundidad, más la provocación de avance de la línea de presión, haremos mucho mayor el espacio entre líneas y favoreceremos su ocupación y aprovechamiento.
“Algunos no pueden ver más allá de la posición del balón sin tener en cuenta que si no dominas el espacio no dominarás el objetivo del juego: marcar más goles que el rival”.
Francisco Ruíz Beltrán
El jugador que ocupe posiciones intermedias no estará en el campo visual de la línea a cuya espalda actúa, así que podrá percibir los intervalos entre ellos preferentes de progresión sin que la misma línea sea capaz de cerrarlos. Esa es una de las grandes ventajas de los alejados: mayor campo visual y aprovechamiento de los desajustes de los cercanos a balón. No solo hay que ocupar un espacio grande, sino que hay que ocupar aquel espacio al cual sea posible acceder por parte de nuestros compañeros (al cual sean capaces de hacer llegar el balón). Por ello el jugador que ocupa posiciones intermedias debe percibir los intervalos de la línea presionante para que él mismo pueda recibir el balón.
Otro medio para hacer llegar el balón a un hombre libre es el concepto de tercer hombre. El hombre libre generado normalmente recibirá en posiciones intermedias.
Las asimetrías numéricas son las situaciones de desigualdad numérica: 2×1, 3×2, 3×1, 4×2… Las situaciones momentáneas de juego en las que dispongamos de superioridad numérica nos facilitarán enormemente la generación de hombres libres. La explicación es sencilla. Situación de tres contra dos: dos defensores contra tres atacantes (un atacante más). Fijando a los dos defensores conseguimos que el otro compañero quede libre.
Fruto de este medio surgió la famosa salida lavolpiana. Ante igualdad numérica (dos contra dos) en la primera línea de construcción, un mediocentro se incrusta entre los centrales para generar una situación de tres contra dos facilitando la aparición de un hombre libre. Tras juntar en un lado a los dos defensores rivales, se lleva el balón al lado contrario donde lo recibe el hombre libre, que avanza superando a esa primera línea
“Buscar el hombre libre es, por ejemplo, que los centrales tengan el balón y uno de ellos siempre quede libre porque siempre tienes un defensa más que delanteros contrarios. En ese caso, Puyol sube, sube y sube hasta que le sale al paso un rival. Si quien le intenta frenar es mi marcador, entonces el hombre libre paso a ser yo. Si le sale al paso el marcador de Iniesta, Andrés es el hombre libre. Y así buscamos la superioridad en cualquier zona del campo. Haces un tres contra dos, lo ganas y ya tienes el hombre libre. Avanzamos posiciones”.
Xavi Hernández
* Enric Soriano.
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