1.- Caraja inicial, Teoría de las Judías Secas (explicaré pronto dadas las muchas preguntas al respecto) y balón en propiedad a los 12 minutos. A partir de ahí, juego de posición sobre pista de patinaje.
2.- Carril derecho para Dani Alves, defensas de 3 ½ en el Barça, con marcajes individuales, casi bielsísticos, de Piqué sobre Ibrahimovic y, en parte, de Puyol sobre Robinho. Incluso siguiéndoles hasta la zona de Ambrosini si hacía falta.
3.- San Siro transmutado en pista helada, imposible sostenerse en pie en carrera y mucho menos si buscas quebrar, frenar y regatear. Y césped 2×1 = dos controles ahí donde normalmente basta con uno. Problema para ambos equipos, en especial para quien busca asociarse para atacar.
4.- Balón en propiedad para Xavi, señor del cuero, 35 minutos de ortodoxia: pequeñas conducciones para atraer rivales, búsqueda del lejano, permanente tercer hombre, asociaciones próximas, avance colectivo. El Barça mete al Milan, siete veces campeón de Europa, en su área pequeña, pero no consigue apuntillarle.
5.- Abiatti con sus manos, Ambrosini con un sentido excepcional de la anticipación (grandioso su partido), Seedorf protegiendo con la posición y Nesta cerrando pasillos en defensa organizada. Entre ellos cuatro sostienen al Milan sobre lo que parece una pista de hielo. Se trata de sostener para intentar una contra: de Boateng a Ibra (Robinho en modo zombie), ese es el plan de Allegri, que no logra ningún fruto.
6.- Si Puyol es anticipación y Piqué es intuición defensiva, Mascherano empieza a sumar las virtudes de ambos. Intuye y anticipa. Cubre con esas dos virtudes cualquier laguna de sus compañeros, hoy brillantes ambos, en especial Piqué, encargado de un morlaco singular al que ha defendido en proximidad y concentración, pero que sigue siendo un morlaco formidable.
7.- Máster de combinar con paredes entre Xavi y Messi. Asociación de prodigios, pas à deux en un baldosín, ramalazo estético entre búfalos.
8.- Actitud apoelizada en el Milan. Equipo sometido, pero no ajusticiado, con Ibrahimovic apostado en el círculo central muchos minutos, vigía de un colectivo que se sentía inferior y ha jugado sus cartas italianas. Con acierto visto el resultado. Mantener imbatida la puerta de Abiatti es un mérito elevado.
9.- El 13 de septiembre de 2011, Pep Guardiola entró en el vestuario al término del Barça-Milan y le dijo a su cuerpo técnico: “Recordadme que nunca más vuelva a quitar a Keita en un partido de estos con resultado apretado” (frase no textual). Keita jugó 67 minutos de aquel encuentroen el Camp Nou (2-2). Pep le cambió y el Milan empató en un saque de esquina mal defendido y bien rematado por alto por Thiago Silva. Pep no ha olvidado lo que considera un error grave por su parte y lo confirmó hoy alineando al maliense los 90 minutos: en un partido de estos con resultado apretado…
10.- Segundo tiempo pastoso, con el Barça contagiado del ritmo cansino de los milanistas, incapaz de seguir agarrando por la yugular al equipo de casa. Ha aflojado la tensión y el partido se ha vuelto inane, apenas reservado a una acción de Messi, excepcionalmente apoyado por un Alves omnipresente, dominador de todo el carril derecho e hiperactivo en todas las fases.
11.- La velocidad de Tello ha aportado algo de pimienta a un ataque que se ha ido deshilachando, como si el equipo sintiese que no era noche para seguir buscando la sentencia. Habrá quien lo interprete como conformismo, quien lo haga como cierto temor a un cachete sorpresivo de Ibra, y quien lo atribuya a la madurez que va adquiriendo el Pep Team. Personalmente, me inclinaría por la versión de que este Milan sigue impartiendo respeto reverencial y que, en un momento dado, Xavi, Messi e Iniesta han recordado que toca un esfuerzo soberbio cada 72 horas.
y 12.- Que el resultado sea bueno o malo lo definirá la vuelta y no nuestras especulaciones. En campo abierto y alfombra en los pies, el Milan parece frágil como se vio en el Emirates. Aunque el aficionado blaugrana piensa que hoy su equipo ha amnistiado a los rossoneri, el vestuario probablemente tiene otra impresión: la de haberse construido una superioridad anímica para el partido de vuelta. Impresión que recuerda aquel otro 0-0 en Da Luz contra el Benfica, también en cuartos de final de Champions, la de 2006.
– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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