Suma y sigue en el banco de pruebas

por XAVIER CODINA el 21 septiembre, 2015 • 0:47

1.- Entre el partido de Champions en Roma y una complicada visita a Vigo el próximo miércoles, el partido ante el Levante en casa aparecía como una oportunidad para hacer rotaciones en una plantilla que si ya iba a ser corta hasta enero, lo es mucho más después de perder por lesión a su jugador número doce: Rafinha.

2.- Los pronósticos se confirmaban al conocer los onces titulares: Jordi Alba, Iniesta y Luis Suárez se quedaron en el banquillo, Bartra acompañó a Mascherano en el eje de la defensa y solo quedó la duda de cómo ordenaría Luis Enrique un equipo con Messi, Neymar, Sandro y Munir arriba. El técnico asturiano optó por un teórico 4-2-1-3 con Rakitic jugando casi a la altura de Busquets, Messi en la mediapunta y un ataque con Neymar por la izquierda, Sandro en el centro y Munir por la derecha. Pero el repliegue bajo del Levante propició que la mayor parte del tiempo el Barcelona se asentara en campo contrario en una especie de 2-4-4 donde Messi podía aparecer por todo el balcón del área, Busquets y Rakitic adelantaban posiciones y los laterales progresaban, pero sin terminar de dar amplitud a un ataque que se embotellaba por la tendencia tanto de Neymar como de Munir de tirar diagonales hacia adentro.

3.- Por lo que respecta al Levante, los de Lucas Alcaraz se protegían en un 5-3-2 que buscaba tanto negar espacios por el centro como poder estirar la línea defensiva y cubrirse ante los eventuales alley oops de Messi, pero su repliegue era tan bajo que cualquier intento de contragolpe era una travesía en el desierto con muy pocas esperanzas de éxito. Además, Roger y Ghilas jugaban a la misma altura, lo que facilitaba la tarea defensiva de Bartra y Mascherano. Habrían podido representar una amenaza mucho mayor si uno de los dos se hubiera retrasado para aprovechar el espacio que quedaba a la espalda de Busquets y Rakitic cuando el Barça se volcaba sobre el área granota.

4.- En el minuto 27, la primera llegada de Ghilas propició que el Levante hiciera un tímido intento de presión más alta ante el servicio de Ter Stegen. Este respondió con un preciso pase largo que dejó a Munir en un mano a mano con Rubén y que a su vez devolvió a los valencianos al repliegue bajo. El juego de pies del portero alemán es una potente arma disuasoria contra aquellos que intenten presionar la salida de balón azulgrana.

5.- La primera parte terminó con dominio absoluto culé, pero sin ocasiones claras. Teniendo en el campo a Messi y Alves extrañó no aprovechar las ventajas de la sociedad que formaron por el carril derecho en la segunda mitad de la temporada pasada, más cuando el rendimiento del brasileño cae en picado si tiene que hacer de carrilero centrador en vez de falso interior. Otro problema que sufre el equipo cuando Messi centra su posición es que Neymar hace lo propio, buscando la asociación en corto con el rosarino. Aunque su calidad a veces les permite trenzar entre el bosque de piernas rivales, la dificultad de esas combinaciones hace que sean mucho menos peligrosas que cuando los dos juegan bien separados y obligan las defensas rivales a estirarse.

6.- Por suerte para el Barcelona, en los quince primeros minutos de la segunda parte consiguió tres goles que finiquitaron el partido. El primero lo marcó Bartra, que incorporado al ataque bajó un centro de Messi con el pecho en el área pequeña y definió como los mejores nueves. El segundo fue de Neymar, que colocó el balón bajo las piernas de dos defensores tras un rechace en la única ocasión en la que Alves centró desde la línea de fondo en vez de hacerlo desde la frontal. Y el tercero lo metió Messi de penalti: lo lanzó con potencia a media altura por su lado natural.

7.- Con ya todo perdido, el Levante se decidió a adelantar líneas, cosa que por fin generó los espacios que tanto habían buscado antes sin éxito los culés. Esto permitió ver un poco de todo en la última media hora: la entrada de Gumbau para dar descanso a Busquets; una salida en falso de Ter Stegen que propició el gol de Casadesús tras un córner servido en corto por el Levante; un segundo penalti lanzado por Messi con potencia por su lado natural, pero esta vez a las nubes; y un cuarto gol marca de la casa del propio Messi para resarcirse, progresando en paralelo a la frontal hasta encontrar el hueco por donde batir a Rubén.

y 8.- Al final, un partido que consigue los objetivos planteados a priori (asegurar los puntos y dar descanso a piezas básicas en el equipo) y que recupera a Bartra para la causa con una actuación muy completa, pero que a su vez deja algunas dudas: el fallo de Ter Stegen, el problema de Messi con los penaltis, la evidente falta de confianza de Sandro y Munir (con lo que eso conlleva en un jugador joven) y el que a priori podría ser más preocupante: que el equipo vuelva a parecerse más al del inicio de la temporada pasada que al que terminó por ganarlo todo. Veremos si en Vigo siguen las pruebas o si Luis Enrique decide recuperar la receta del triplete.