"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
Stoke on Trent es una ciudad del condado de Straffordshire. Considerada como la cuna de la industria alfarera en Inglaterra, también es conocida como The Potteries, alfarero en la lengua de Shakespeare. Formada por una federación de 5 pueblos más, Stoke on Trent también es conocida como The city of five towns. Burnslem, Tunstall, Longton, Fentom y Hanley forman parte de esta ciudad de casi 250.000 habitantes.
Fue en Hanley donde nació nuestro protagonista, Stanley Matthews, ‘El Mago del dribbling‘, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol y el primer futbolista galardonado con el Balón de Oro, a la tierna edad de 41 años. Se retiraría 9 años después, al cumplir el medio siglo, siendo uno de los jugadores más longevos de la historia.
Nacido en 1915, en los albores de la Gran Guerra, Stanley era hijo de Jack Matthews, boxeador, héroe local y de profesión barbero. Su padre le inculcó toda la disciplina y respeto por su cuerpo del que Stanley haría gala hasta el fin de sus días. Cuentan las malas lenguas que Jack sometía a sus cuatro hijos a entrenamientos durísimos dignos de jugadores profesionales. Ninguno de ellos seguiría su estela pugilística, para lamento paterno, pero Stanley llegaría mucho más lejos de lo que nunca podría imaginar.
En su adolescencia ayudaba a su padre en la barbería y también trabajaba de albañil, aunque ya hacía sus pinitos con el balón, lo que le valió para que el Stoke se fijara en él y le ofreciera un contrato amateur de una libra a la semana. Debutó con el equipo reserva ante el Burnley con 16 años. Es mítica la frase de su exigente padre, todo un referente para él a lo largo de su vida, tras el encuentro: “Te he visto jugar mejor, pero también jugar peor”.
Extremo derecho de eléctrico regate, su fútbol no admitía sorpresas. Con el cuero pegado a la bota, Matthews se deshacía de los defensas a pesar de que ellos sabían la maniobra que el jugador iba a poner en práctica. Ese regate era denominado “The move”. Su forma de jugar creaba controversia en un fútbol tan físico como el inglés y Matthews tenía sus detractores. Hasta su retirada no contó con el reconocimiento que una carrera como la suya se merecía.
Un año después de su debut con el primer equipo, en 1933, Matthews conducía al Stoke a la Primera Division. En 1934 debutaba en la banda derecha del combinado nacional ante la selección de Gales, siendo el autor de uno de los goles del encuentro. Stan comenzaba a tener notoriedad y con 20 años era una de las mayores estrellas del fútbol inglés.
Los años pasaban y toda la progresión futbolística desplegada por Matthews no se veía reflejada en la mejora de su equipo, el Stoke, que volvió a descender de categoría, por lo que en 1938 pidió el traspaso al presidente del club, que se lo denegó. La noticia trascendió a la afición, que peregrinó al campo de entrenamiento en número aproximado de 4.000 personas, suplicándole que permaneciera en el club. Stanley escuchó a los fans y decidió quedarse.
Con 24 años, había jugado ya 256 partidos con el Stoke. Era 1939 y su carrera y su vida, como la de muchos otros, se vería truncada con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En los mejores años para un futbolista, desde los 24 hasta los 30, Matthews estuvo alistado en la Royal Force One como preparador físico. El Gobierno permitía a los futbolistas alistados jugar numerosos partidos amistosos en aquella época. Stanley representó al Arsenal, Manchester United, Blackpool y, cómo no, a la selección inglesa. Tras seis años de conflicto bélico, muchas carreras futbolísticas se fueron al traste, pero Stanley Matthews era una rara avis y su amor por el fútbol resultó indestructible. El Blackpool, ciudad en la que había residido durante la guerra, le fichó por 11.500 libras, un récord de la época, y el presidente de su nuevo club pronunció una frase legendaria: “Stanley, tiene 32 años, ¿cree usted que podría seguir dos años más al mejor nivel?”. Era 1947.
Una de las grandes espinas de Matthews fue la ausencia de títulos en su palmarés. La fidelidad a su club le impidió afrontar retos mayores y ya en el Blackpool disputó sus primeras finales de la FA Cup. Perdió las dos primeras, ante el Manchester United de los Busby’s babies y el Newcastle, pero el futuro le deparaba la gloria en el Estadio de Wembley.
En 1953, con 38 años, Matthews disputaba su tercera final de la FA Cup. Tras lo sucedido ese 2 de Mayo, ese partido sería bautizado como la ‘Final de Matthews‘. El Blackpool se enfrentaba al Bolton, que a falta de media hora para finalizar el encuentro vencía por 3-1. En ese momento emergió la figura de Matthews, que asistió a Mortensen para reducir distancias. Poco después, otra vez Mortensen, el único jugador en marcar un hat-trick en una final de Copa, empataría el partido. Con dos minutos sobre el tiempo reglamentario, otra cabalgada por la derecha de Matthews pondría el balón en bandeja a Perry para que anotara el tanto que le daría al bueno de Stan su único y merecidísimo título de clubes.
Uno de los secretos de la longevidad futbolística de Matthews era su total respeto por la buena vida. Nunca fumó, siguió una estricta dieta y solo bebió alcohol ese día de Mayo, en la copa de campeón. Paradigma del juego limpio, no recibió ni una amonestación en toda su carrera.
Con 41 primaveras recibió el mayor reconocimiento a nivel individual, el Balón de Oro, galardón creado ese año y que otorgaba la revista “France Football” al mejor futbolista europeo del año. Matthews superaría a mitos como Di Stéfano y Raymond Kopa. Es el futbolista más longevo que ha conseguido dicho premio. Un año después, sus hazañas llegarían hasta el palacio de Buckingham, donde la Reina Isabel II le nombraría “Sir”. Fue el primer jugador en activo en conseguir semejante y honroso título.
La carrera de Matthews parecía no tener fin. Jugó con su selección hasta los 42 años, estableciendo un récord difícil de superar de 23 temporadas consecutivas con el combinado inglés. En 1961 volvió al Stoke City, marcando el gol que ascendería a los Potters y dos años después, con 48, sería nombrado mejor jugador de la temporada por segunda vez en su carrera.
Se retiró en el equipo de su vida en 1965, recién cumplidos los 50 y según él “demasiado pronto”. Un año después se jugó un partido de homenaje entre Inglaterra y el resto de Europa, en el que participaron todas las estrellas futbolísticas del momento. Di Stéfano, Kubala, Eusebio y un largo etcétera dijeron adiós a Stanley Matthews, el mago del balón, el futbolista eterno, el hijo del barbero.
* Sergio Pinto es periodista. En Twitter: @dikembe
– Foto: Daily Mirror – Daily Mail – IFFHS
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