"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Aquí se ha defendido al Mou entrenador hasta última hora. Quizá porque la Décima, que el madridismo hizo suya en septiembre con esa falta de prudencia legendaria y tenaz, se daba por conseguida. No ha sido así y la fe, como es lógico, muda en decepción. Las diez Champions envolvieron al equipo y a la hinchada en una música de fondo formidable y enfermiza, como si en vez de diez copas fueran diez sirenas echadas en las rocas. Mou, lejos de atarse al mástil, tiró por la borda la Liga para aligerar peso y enfiló el destino inaplazable con la connivencia de los seres superiores. Era un todo o nada excesivo –como lo son todos los todo o nada, por otra parte– teniendo en cuenta que el equipo contaba con argumentos de sobra –se vio en los enfrentamientos directos ante el Barça– para haber vendido mucho más cara la competición doméstica, que más pareció una ofrenda a los culés.
La apuesta, si bien romántica, era grosera, porque obligaba al aficionado a transitar por un descampado durante meses antes de alcanzar un clímax que nadie podía garantizar. Era esta una hoja de ruta válida, por ejemplo, para aquel Liverpool de Benítez que alcanzó en Estambul la tierra prometida, pero no para el Madrid, donde a Mourinho le ha ocurrido, de irse en junio, lo que le ocurrió en el Chelsea: ha sido incapaz de levantar la Orejona pese a comandar un proyecto faraónico. Una realidad inapelable, como lo es el hecho de que los blancos no han conseguido mostrarse superiores a ningún grande de Europa –quitado el Barça– en estos tres años. Mientras duró la cruzada, el madridismo fue cebando su leyenda en las redes sociales, un poco como los del 15M, mientras la prensa, a menudo histérica, se empecinaba en señalar las costuras que le asomaban al entrenador portugués del peor modo posible: comparando. La brecha tremenda que separaba a los pro y a los anti se ensanchaba cada día dejando cada vez más desnudos ambos argumentos. Da igual. Aunque ahora parezca imposible, la temporada que viene habrá otras polémicas y el mismo ruido. La Décima sigue ahí, que para eso el Madrid llegó antes que nadie, y si no ha sido con Mou será con otro.
* Jorge Martínez es periodista.
– Foto: Marca
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