1.- Pochettino ha mezclado unas gotas de Sandoval con algunas de Emery y otras de Marcelino y ha quebrado el plan de Guardiola. El entrenador espanyolista ha buscado y conseguido tres cosas: presionar muy arriba, dificultando la salida de balón blaugrana; atacar a Puyol y Piqué desde las bandas; y obligar al Barça a viajar por fuera en lugar de por dentro.
2.- Los tres argumentos combinados han provocado un efecto devastador en Xavi, indescriptiblemente espectacular el jueves ante Osasuna y desconectado en Cornellà. El Espanyol ha logrado separar al Barça, distanciar sus líneas y dispersarlo. Y un Barça con las líneas separadas no es el Pep Team: es otra cosa.
3.- A ratos es letal porque la verticalidad de Fàbregas es fenomenal. Cesc tiene un motor en los pies y un cañón en la cabeza. 14 goles ya y dejando su muesca en todos los campos importantes: Mónaco, San Mamés, Bernabéu, Yokohama, Cornellà… Su presencia es una convocatoria al juego vertical. Eso es bueno. Pero cuando el rival quiebra todos tus principios básicos, puede convertirse en un problema inesperado.
4.- Alineación de gala por parte de Guardiola, la misma que sometió al Real Madrid. Sí, el Barça ha perdido demasiados puntos fuera de casa, eso es indiscutible, pero las dos únicas ocasiones en que pueden argumentarse razones similares son las de Mestalla y Cornellà, donde los rivales ejecutaron medidas parecidas: ahogar arriba, plantar uno o dos jugadores entre líneas, atacar por fuera e impedir ser atacados por dentro.
5.- Verdú y Sergio García han vivido entre líneas y eso ha sonado a aplicarle la misma medicina que aplican Xavi e Iniesta. Así que el gol inicial de Cesc y la sensación de que el Barça podría acercarse con facilidad al área rival se han ido diluyendo por la falta de control. Sin necesidad de marcajes al hombre, Xavi ha sido desactivado y el Barça se ha manejado sólo en el eje vertical: corriendo hacia arriba a través de Cesc o hacia abajo, con los defensas reculando, que es el peor de los síntomas para Guardiola.
6.- Contra lo que afirma mucha gente, pienso que no es problema de número de defensas, ni de atacantes, ni siquiera de rendimientos individuales, por más que Alexis haya pasado una mala noche, Alves un partido inédito y Messi un episodio de ausencia significativa (lleva un gol fuera de casa en toda la Liga, dato relevante). El problema ha consistido, esencialmente, en que el Espanyol ha conseguido separar con fórceps las líneas blaugrana, alejando a Xavi de Busquets, a Iniesta de Xavi, a Messi de Iniesta y a Cesc de todos ellos.
7.- A partir de este problema han llegado todos los demás: verticalidad excesiva, ausencia de control, cordada quebrada y ruptura de los principios esenciales del juego de posición. Todo el catálogo de recursos, cerrado sobre la mesita de noche. ¿Presión? No, si no viajan juntos la presión no es efectiva. ¿Posesión? Si no están en cordada, la posesión se desvanece. Y sin todos estos recursos no hay sometimiento posible del rival.
8.- Espanyol valiente, formidable y constante. Pochettino sale engrandecido porque ha sabido ordenar sus fuerzas para quebrar al contrario y orientarle hacia arenas movedizas. Verdú y Romaric por un lado y Sergio García en el enganche han dado una lección primorosa.
y 9.- El Barça es el equipo de la pausa. De Xavi y la pausa. De viajar juntos en cordada. Cuando lo hacen por separado quedan sepultados bajo la nieve, perdidos en la tormenta, desorientados en la montaña. Y encontrar la armonía entre la horizontalidad fundamental y la verticalidad deseable es el reto del inmediato porvenir (en los partidos fuera de casa). Mientras tanto, el Madrid se aleja.
– Fotos: AFP – Miguel Ruiz (FC Barcelona) – Jordi Cotrina (El Periódico)
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