1.- Con los compromisos internacionales en las piernas y Milán y Madrid en la mente. Con Alves, Piqué y Alexis fuera de la convocatoria y Messi en el banquillo por estar recuperándose de una lesión. En un campo que se esfuerzan por dejar en el peor estado posible, en el que regalan las patadas y las tarjetas están a precio de oro. Ante un sistema defensivo sin fisuras. Así se plantaba el Barça en Pamplona.
2.- Osasuna salía con dos puntas. En contra de lo que pudiera parecer, una medida eminentemente defensiva con excelente resultado. Jugar con dos delanteros obligaba a que el Barça jugara con tres atrás. Podría haber sido un lateral el que se uniera a los centrales, pero sería Busquets. El técnico local lo sabía. Los robos de Sergio, desde hace ya tiempo mejor centrocampista del Barça con diferencia, son una de sus armas ofensivas más poderosas. Sin disponer tampoco de los de Dani Alves, los culés perdían gran parte de una de sus mejores bazas ofensivas: la recuperación en campo contrario e inmediata transición ofensiva fulgurante.
3.- Pero los de Martino no tenían prisa. Emulando al Barça de las dos mitades que tan buen resultado venía dando, se conformaban con mantener la posesión e ir desgastando al rival sin asumir el más mínimo riesgo hasta que aparecieran los espacios o llegara el segundo tiempo. El ejemplo más claro de esta estrategia puede apreciarse en los centrales: en el primer tiempo, ninguno condujo ni buscó pases arriesgados batiendo líneas; en el segundo, sí.
4.- Pero Osasuna no facilitaba que aparecieran esos espacios, claro. Con dos líneas de cuatro muy juntas, pegándose los teóricos extremos a los mediocentros, los navarros cerraban los pasillos interiores. Incluso, en posesiones barcelonistas de baja calidad cercanas a la banda, mostraban un pressing muy eficaz. El único punto débil se encontraba en las incorporaciones de Montoya o Adriano habiendo generado un espacio libre su correspondiente extremo al venir hacia el centro.
5.- Pero Montoya, acertado en la elección de sus incorporaciones, no lo estuvo a la hora de dar el último pase o de decidirse a disparar. En ello influye su inevitable falta de confianza por no disponer de continuidad, por supuesto. Sin embargo, pese a no ser un prodigio técnico, cuando la tenga sí puede ser resolutivo en este tipo de situaciones, pues da un salto cualitativo cuando hay automatismos definidos que él conoce. Por poner un ejemplo: dar el pase atrás cuando los interiores hacen un desmarque de ruptura y el punta conserva una posición más retrasada. Pero entre la falta de confianza y la ausencia de estos automatismos, no pudo aprovechar unas ventajas que bien le hubieran valido para ser decisivo. En cuanto a Adriano, es un lateral que se ha acostumbrado a preocuparse más de defender que de atacar y, cuando ataca, hacerlo más por dentro. Hoy hacía falta lo contrario. Hoy habría hecho falta Jordi Alba.
6.- Al desacierto de Montoya se sumaría el de Bartra y Cesc (por partida doble), quienes desperdiciaron tres ocasiones que, como ha sucedido, lo lógico es que cuesten puntos. Aunque no se acabaron en ellos los uy: a Neymar le falta un pelo para dar el pase definitivo, para empujar el balón a gol, pero no acaba de hacerlo. Algo que seguramente no es preocupante dada su magnífica integración en el juego del equipo y su capacidad de desequilibrio. También para provocar que sea raro el partido en que no menos de un contrario realiza sobre él dos o más acciones sancionables con tarjeta.
7.- Tampoco es preocupante la pésima lectura de campo que ha realizado Martino, pues un mal día lo tiene cualquiera, y este es el primero que tiene. El inicio del segundo tiempo se ajustaba al guión del Barça de las dos mitades, aumentando la verticalidad y la velocidad en circulación del balón en el segundo tiempo con un fructífero aumento de ocasiones de gol. Sin embargo, esta mejora se cortó de raíz con los cambios. Claro, quién iba a pensar que Messi aún no estaba en condiciones de decidir. Pero la cosa va mucho más allá. Hasta ahora, la presencia de Leo ancla a Neymar en la izquierda, y anclar a quien estaba siendo la individualidad más determinante probablemente costó el partido al Barça. Esto no tiene porqué ser así, simplemente consiste en encontrar la tecla adecuada para que cohabiten. Cuando se confirmó el fichaje del carioca imaginamos una.
8.- Peor aún fue la entrada de Tello como extremo derecho. El partido de Pedro no estaba siendo bueno, pero no restaba. El canario devuelve el balón al compañero y se mueve bien, y con eso bastaba para que se generaran huecos por los que pudiera aparecer Montoya. Tello, en cambio, es prácticamente nulo en esa posición. Desprovisto de la posibilidad de salir hacia fuera, su falta de recursos es patente. Con ese cambio, Martino prácticamente anuló el que estaba siendo el carril más peligroso del Barça. No por falta de calidad ni nada similar, pues incluso con los mismos hombres se podrían haber hallado fórmulas mejores. Por ejemplo: Tello anclado a la izquierda y Messi y Neymar libres entre el centro y la derecha, regalando este carril a las peligrosas apariciones de Montoya.
y 9.- Pero no se trata tampoco de ser excesivamente crítico ni ventajista, pues no siempre se puede ganar. Con condicionantes tan grandes, desaprovechar tres ocasiones clarísimas de gol sin conceder ni una (en gran parte, gracias al buen funcionamiento del trío Bartra-Busquets-Puyol) es normal que cueste puntos. 25 de 27 es un promedio que, de mantenerse, servirá al Barça para ser campeón de liga. Pero ahora viene el auténtico reto: demostrar si está capacitado para volver a ser un candidato serio para ganar la Champions.
* Rafael León Alemany.
– Foto: EFE
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