"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Atlético Madrid / Fútbol / España
Sí. El Atlético de Madrid se proclamó campeón de la Liga BBVA 2013/14. Diego Pablo Simeone, bajo tres premisas claras, consiguió convencer a sus jugadores para que le siguieran en el difícil camino de hacer volver al club rojiblanco a la senda de la que nunca debió, por historia, salir. “El esfuerzo no se negocia”, “si se cree y se trabaja, se puede” y el ya famoso “partido a partido” que acabó derivando en “final a final”. Y ya saben lo que el argentino piensa de las finales: “No se eligen, se juegan y se ganan”. Y eso hizo el Atlético. O casi lo hizo, porque le faltó la puntilla de la Champions League. Y, a pesar de todo eso, Simeone analizó la derrota de forma positiva: “Ganar es la parte más importante del fútbol, pero no solo existe esto. También existe la otra. Hoy el partido no merece una lágrima. Porque cuando uno en la vida da todo, cabeza arriba y a esperar cuál es el primer partido de liga para prepararnos para la temporada que viene”.
Y la temporada ya lleva su curso imparable de jornadas. Simeone, que siempre se rige por un discurso firme, prolongado y al que confía todo, ha vuelto a soltar una perla que cada uno ha recibido como ha querido: “Yo vivo de la energía. Cuando veo que no es positiva, me voy. O bien las cosas salen mal y te invitan a irte. Dependo de lo que percibo. Es el famoso partido a partido, una forma de vivir”. La energía. Tan simple como eso. Diego deja claro que estará en el Atlético hasta que no pueda estar. Tan redundante como real. Valora al equipo como “un estilo de vida, un compromiso. Estar encendido”. Es claro y directo con el mensaje que quiere mandar a afición y jugadores. “O me sigues o no me sigues”, afirmó una vez en referencia a su plantilla y al liderazgo que él tenía dentro del vestuario. “Como jugador, es fácil. Solo piensas en ti. Después, si uno tiene cabeza, piensa también en el equipo”.
Y son en estas últimas dos frases donde radican los problemas que tiene que solucionar el argentino en esta presente campaña. La plantilla es más amplia y el puesto de titular se paga más caro que nunca. Así, por ejemplo, Alessio Cerci ha lanzado un órdago al cuerpo técnico. “¿Si puedo regresar a Italia? Veremos qué pasa con el Atlético hasta enero. Está claro que no me fui a Madrid para no jugar. En Italia siempre fui protagonista, no tengo paciencia para quedarme en el banquillo”. Demasiado arriesgado mandar una señal tan clara llevando tan solo dos meses en la entidad. Simeone siempre ha dejado claro que el esfuerzo no se negocia y que no tolera el conformismo ni la pasividad. Cerci no se conforma con estar sentado en el banquillo. Pero se intuye que ningún futbolista profesional lo hace. Detrás tiene que haber más.
El futbolista italiano, con una zurda descomunal y una calidad fuera de toda duda, debería primero saber dónde está, qué compañeros tiene y por lo que ha pasado cada uno, antes de ponerse a exigir titularidades que, al menos en el Atlético, se ganan en el el día a día. Y el entrenador argentino se encarga siempre de mandar señales a los suyos con ejemplos claros. Así lo hizo, por ejemplo, con Cristian Rodríguez. El uruguayo está ante su tercera temporada en el club. Nunca ha sido titular indiscutible y su papel ha sido siempre de actor más que secundario. Quiso irse, pero trabajó, y sigue trabajando, para encontrar un hueco muy complicado y caro en el once. “Entra al campo y se deja la vida en cada pelota. El Cebolla simboliza lo que es el Atlético, lo que somos nosotros. Tenemos que seguir trabajando cada partido”. Así de contundente era Simeone hablando sobre su jugador. “Después del talento, la técnica, podía tener mejores o peores domingos, pero la afición lee muy rápidamente a los jugadores que se entregan”. Así quiere que sean sus jugadores. Porque sabe lo que la afición quiere, siente y necesita. Y, con Cerci en particular, va más allá de una zurda de oro. Simeone pide trabajo en el Cerro del Espino, no ultimátums delante de micrófonos.
También lo ha ejemplificado siempre en Raúl García. Un jugador que cambió pitos por aplausos gracias al trabajo que demostró al entrenador para que este acabase devolviéndoselo en confianza. “Raúl García es un ejemplo en este momento. Juega amistosos y hace goles, juega Liga de Campeones y hace goles, juega liga y hace goles, juega copa y hace goles… En el campo habla. El ejemplo lo tienen en el vestuario”, decía el argentino del navarro en diciembre de 2013, cuando Raúl llamaba a las puertas de la titularidad estando David Villa y Diego Costa por delante. No abrió la boca, no exigió, no pidió. Todo le acabó llegando. Ahora es, incluso, el segundo capitán del equipo.
Cerci, también, podría mirarse en el espejo de Diego Costa. El Atlético solo podía tener tres extracomunitarios, y esos, según la dirección técnica, iban a ser Miranda, Falcao y Salvio. Pero le dieron la oportunidad en pretemporada de hacerse notar. Lo hizo. “Le queríamos matar. Volaba en cada entrenamiento”, decía Simeone en una entrevista. Diego Costa acabó quedándose en el club. En dos años ganó la Superocopa de Europa, la Copa del Rey y la Liga. Fue el máximo goleador del equipo con 56 goles. Se marchó siendo uno de los mejores delanteros del mundo. Y se ganó un espacio en la historia del club.
Por eso Simeone no duda. “Sigo una frase de mi amigo Nelson Vivas: solo en el diccionario éxito está antes que trabajo”. El éxito en el Atlético de jugadores recién llegados como Griezmann, Cerci o Raúl Jiménez vendrá dado primero por el trabajo. Los que están ya le han demostrado de forma sobrada al entrenador que están de su lado. Jueguen o sean suplentes. Y el caso más claro fue el de Koke. “Cuando llegamos se iba a marchar al Málaga a jugar, y miren ahora. Para nosotros su crecimiento es algo más lindo que lo que puede dar un campeonato”. Y ahora es insustituible en el Manzanares y en la selección española. Frutos del trabajo sin exigencias.
Sí, el Atlético es campeón de liga. Pero eso ya es pasado. Simeone pide energía a los suyos y Cerci la está derrochando lanzando órdagos. Está a tiempo de cambiar, calzarse las botas en Majadahonda, llegar diez minutos antes que sus compañeros y retirarse diez minutos más tarde. Trabajar más y mejor que los que ya se han ganado la confianza de su entrenador, y entonces, igual “el esfuerzo será la magia que transforma los éxitos en realidad”, porque, como el argentino siempre ha dicho, “si miras lejos, no ves el paso inmediato y tropiezas. Hay que ir despacio, que no lento”. El entrenador pide energía. De los jugadores y los resultados depende su futuro a corto y medio plazo. Simeone es el Atleti. El Atleti es Simeone.
* Imanol Echegaray García es periodista.
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