1.- Si quieren saber cómo jugará el Barça cuando ya no esté Xavi pueden elegir este ejemplo: como en el primer tiempo de esta noche en Riazor. Es decir, diez metros más arriba, con menos horizontalidad, masticando menos cada jugada larga, pero orientándose verticalmente a la menor oportunidad.
2.- Cesc Fàbregas ordenando el ritmo diez metros más arriba que Xavi. Consiguiendo ser vertical sin caer en el vértigo y, al mismo tiempo, conservando la pausa. Difícil combinación que llevaba diez meses en el laboratorio del Barça, sin encontrar la fórmula correcta hasta que ha llegado Riazor y ahí la probeta ha arrojado el resultado: sí, es posible. No siempre regresará el equilibrio exacto vivido en el primer tramo de la noche, pero ya lo hemos visto.
3.- Este complejo equilibrio es posible, aunque cueste mantenerlo muchos minutos. Hasta hoy creíamos que ni siquiera existía, pues el equipo bien era horizontal, bien era vertical y ni Pep primero, ni Tito después, habían logrado equilibrar ambas orientaciones sin sufrir importantes mermas.
4.- Hoy sí. Durante más de treinta minutos, Cesc ha tomado entre sus manos la batuta de Xavi, pero desde otra posición y con intenciones diferentes. Diez metros más arriba y sin la voluntad de someter al Depor a base de masticar las combinaciones, sino con la brújula señalando hacia Aranzubía. Sin someter, pero dándole la vuelta al Depor en cada acción, volviéndole tarumba a base de verticalizar las combinaciones. La misma partitura, pero con otra dirección artística.
5.- Y todo eso sin perder el tempo pausado, calmo y sin precipitaciones. Da la sensación que por fin, año y medio más tarde, Fàbregas ha entendido lo que es el juego de posición del Barça. Por lo menos, lo ha comprendido durante durante media parte. Después, cuando el partido iba cuesta arriba por los hechos acaecidos, ya era evidente que Cesc había olvidado la partitura y volvía a ser el jugador atolondrado que el partido del Barça no requería. Por eso Tito se la jugó haciendo entrar a Xavi en el minuto 60 pese a los riesgos de ser el tercer cambio.
6.- Pero antes de eso ocurrieron dos cosas. La primera ya la he relatado: es el Barça de Cesc tal como lo habían imaginado Pep y Tito cuando lo ficharon. Veloz pero no vertiginoso; audaz pero no loco; vertical ma non troppo. Consiguiendo dominar el partido sin necesidad de dormirlo en horizontal como hace Xavi. Dirigiendo las operaciones desde la zona alta del interior. Compartiendo las entradas con Messi. De hecho, durante ese período, si alguien hizo de Xavi fue Messi porque Cesc hizo de Cesc.
7.- Cuatro goles como resultado de la operación. Tres asistencias de Cesc. No solo dirigía la orquesta; además, daba el pase preciso en cada ocasión. Ese primer tiempo es su mejor obra desde que está en el Barça y sería bueno que lo repasara una y otra vez hasta memorizar aciertos y errores.
8.- Citemos sus errores: no guarda bien la posición y eso perjudica la transición defensiva. Con Cesc, el Barça se protege menos, pues el simple hecho de avanzar con menos precaución y proximidad hace que las recuperaciones sean no difíciles, sino casi imposibles (les recuerdo que en el Barça las recuperaciones no son fruto del físico, sino de la posición agrupada). Otro defecto que conlleva su juego es que sus compañeros más “posicionales” (hoy Busquets e Iniesta) reducen el contacto con el balón y poseen líneas menos limpias de pase porque las posiciones, a veces, incluso se superponen entre sí.
9.- Los aciertos son formidables: mando, jerarquía, asistencias, conexión con Messi, verticalidad y juego intenso. Esa media hora de Cesc ha englobado lo mejor de un Barça bastante mejor que en partidos anteriores pese a que los goles encajados puedan describir otro escenario. El resultado siempre genera interpretaciones para todos los gustos.
10.- En mi opinión, ese Barça de la primera media hora, con Villa y Tello sujetando por fuera cual estacas y los cuatro del centro (sin forma de cuadrado) generando un remolino continuo de pases con orientación profunda, ha sido el más positivo que ha presentado Tito en la temporada. Incluso con los defectos señalados y ese menor control de la posición en el campo.
11.- Lo segundo que ocurrió fue una sucesión casi inenarrable de errores, pero si los analizamos prácticamente todos fueron errores de ejecución individual. Penalti al margen, los protagonistas de los errores desembocados en gol han sido Valdés en dos ocasiones y Jordi Alba en otra. Tampoco ha funcionado bien la organización defensiva en las transiciones, pero ya he explicado el porqué. E incluso así, ha mejorado respecto de noches anteriores.
12.- Es indiscutible que ni Song ni Adriano poseen los fundamentos defensivos para proteger a Valdés como consiguen Piqué y Puyol, pero más importantes me parecen las pérdidas de balón de Jordi Alba conduciendo en zonas de riesgo. Y la caída en su estado de forma de Valdés, ya disminuido en su nivel el curso pasado y muy opacado en el presente.
13.- Con el Barça en apuros tras la expulsión de Mascherano, la entrada de Xavi ha supuesto el retorno al control. Tras la efervescencia de Cesc, Xavi ha serenado las aguas, congelando el encuentro y al Depor, que no ha resucitado por la forma de jugar del Barça, sino por los errores individuales de los mencionados.
14.- La pasión con que se han producido tantas y tantas circunstancias de la noche acaparará el interés del aficionado. Yo me quedo -citados y enumerados los errores colectivos y los individuales- con una realidad: en un mismo encuentro han convivido dos versiones de la música del Barça, la de Cesc y la de Xavi. Sabíamos todo de la de Hernández y no sabíamos si la de Fàbregas llegaría a existir. Ahora ya conocemos que sí y que también es brillante. Distinta, pero igualmente brillante.
15.- Al Barça de Tito le quedan muchos retos por delante, además de pelear por los títulos. Enumero algunos: hacer perdurar al Barça de Xavi; lograr que el Barça de Cesc no sea flor de una noche; y conseguir que ambas versiones no solo convivan, sino que cohabiten juntas en la misma alineación. Por esta razón decíamos hace tiempo que este equipo apenas estaba llegando ahora a la madurez.
y 16.- De Messi no destacaría sus incesantes goles ni su presencia pavorosa sobre el césped, sino otra realidad cada día más tangible: ha dejado de ser un niño tímido que solo se expresaba con quiebros inverosímiles y también él está entrando en la madurez. Imaginen lo que esto puede significar.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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