1.- Abril es un mes especial en Sevilla. El azahar explota en su máximo esplendor y la ciudad se engalana para vivir sus dos semanas más importantes del año, la Semana Santa y la Feria. Pero abril también marca otras citas, las del Sevilla F. C. con su competición, la Europa League (antigua UEFA), en las rondas de eliminatorias. Desde aquel mágico gol de Puerta un 27 de abril al Schalke 04 un jueves de feria, Nervión cree que cualquier eliminatoria es ganable. Y así se lo hizo saber al Oporto desde el final del partido de ida. Pero ni el sevillista más optimista esperaba encontrarse con una noche histórica como la de este jueves.
2.- Cuando el equipo portugués quiso enterarse de dónde estaba –en una fiesta de fútbol y algarabía en la noche sevillana donde iba a ser el chivo expiatorio– , los de Emery ya habían empatado la eliminatoria gracias al penalti cometido sobre Bacca y transformado por Rakitic. La salida sevillista al campo no pudo ser más intimidatoria. Presión agresiva, disputa y victoria en todos los balones divididos, juego directo y verticalidad en ataque. Así es como el Sevilla saca sus mejores réditos, desde un fútbol comprometido donde la anticipación es ley, el doble pivote agresivo en las marcas en mediocampo innegociable, Rakitic es el artista que puede liberarse del repliegue y campar a sus anchas en la zona de tres cuartos del campo rival y Bacca es letal en el área contraria.
3.- El partido venía marcado por el ritmo impuesto por los locales, que no concedían ningún respiro a cualquier recepción de los jugadores del Oporto, llegando a sentir estos el aliento de cualquier futbolista de blanco encima cuando trataban de controlar el esférico. La progresión ofensiva portuguesa estaba coartada y en ataque todo quedaba simplificado a las ventajas tácticas que el rival ofrecía a los sevillistas.
4.- Dos aspectos marcaban la ofensiva sevillana. El primero, la victoria en casi todas las segundas jugadas –en gran parte consecuencia de la ausencia de Fernando– ante un Oporto que quería presionar arriba pero que era incapaz de controlar el juego directo local ante el distanciamiento entre la defensa y el mediocampo. Ahí, Rakitic, Reyes y Vitolo, enorme su partido, conseguían hacerse con todos los rechazos en campo rival y lanzarse a la búsqueda de Fabiano sin demasiada resistencia y de manera muy directa.
5.- El segundo, el aprovechamiento de la ausencia de trabajo defensivo por parte de Quaresma y los problemas de lateralidad de Defour al ayudar a Alex Silva. Así conseguía el Sevilla crear siempre superioridades en la zona de ataque derecho local. Vitolo se movía de lado, Coke se sumaba en ocasiones y Rakitic o Bacca tiraban desmarques a la espalda del lateral brasileño del equipo portugués. La superioridad numérica era clara y así casi llega otro gol en una situación a la que Bacca no llegó por centímetros para empujar a la red el balón.
6.- El segundo gol era cuestión de tiempo y de que el Sevilla recuperara un balón en zona cercana a la portería rival, rompiera la línea defensiva adelantada o sacara su resultado habitual de las jugadas de estrategia. Los locales habían echado del encuentro a un Oporto que no sabía cómo encontrarse a sí mismo ante la avalancha de agresividad y verticalidad con la que se encontraba. Y el segundo y tercer gol llegaron antes de que el electrónico marcara el minuto 30.
7.- Este Sevilla tiene armas ofensivas muy poderosas, y por fin se ha asentado en un estilo de fútbol demandado. La media hora inicial jugada frente al Oporto en esta noche mágica supone el culmen de aquello que debe ser una convicción para todos los sevillistas en su modelo de juego. Tras la avalancha tocaba replegar filas y manejar el partido ante una posible respuesta del Oporto, que tímidamente se produjo, aunque más por deméritos locales que méritos propios.
8.- Los peores momentos sevillistas llegaron en las postrimerías de un primer tiempo que terminó haciéndose algo largo a los de Nervión ante el gran despliegue mostrado en treinta minutos que se recordarán durante mucho tiempo en la parte rojiblanca de la ciudad. Y se postergaron tras la expulsión de Coke. No estuvo ahí nada fino Unai Emery cuando su equipo ya no tenía los mismos arrestos para encimar cualquier recepción rival y el lateral, ya con tarjeta, tenía que vérselas con Quaresma. El tramo final de la primera parte pedía la salida de Reyes y el citado Coke para fortalecer el único pasillo activo que mostró el Oporto en el partido. Pudo costar más de lo que realmente lo hizo ese error de medición de Emery, pero el equipo se rehízo bien a la expulsión y la grada del Sánchez Pizjuán puso la igualdad numérica, siendo el aliento continuo para su equipo.
9.- A raíz de ahí, primero Bacca y luego Rakitic y Gameiro consiguieron sacar al equipo del posible acoso visitante, que solo se tradujo en disparos lejanos ante la incapacidad para desbordar a un Sevilla que se solidificó, sabedor de que esta es la competición donde siempre se obliga a sí mismo a brillar asentado en dos mediocentros, que parecían cuatro ante la inferioridad númerica, cerrando por dentro y por fuera todo ataque del Oporto. El partido se cerró con el éxtasis de todos los sevillistas en una galopada de Vitolo que remachó Gameiro. Nervión explotaba consciente de que todo ya estaba finiquitado pese a que el epílogo fuera un golazo del mejor jugador portugués de la noche, Quaresma.
y 10.- Este equipo recuerda al primer equipo campeón de Juande en su competitividad, aunque no tanto en su estilo. Ha entrado en una dinámica ganadora, tiene autoestima, cree en sí mismo y persigue a su dama, sabedor de que ella lo espera. ¿Quién puede despertar ahora al Sevilla de su sueño de volver a encontrarse con su doncella, la Copa de la UEFA, tras encuentros como el de hoy o el de Heliópolis? Y así, esta preciosa ciudad sigue soñando en sus templadas noches de abril, precedidas de días calurosos, con la grandeza de sus fiestas: la Semana Santa, la Feria y las eliminatorias de Europa League.
* Miguel Canales es creador del blog ‘Táctica Barça’.
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