Sensaciones tácticas del nuevo Real Madrid

por RAFAEL LEON el 14 agosto, 2013 • 16:47

Existe una tendencia abusiva a extraer conclusiones de la pretemporada, pese a que se trata de un periodo de pruebas, de exhaustivo reparto de minutos para alcanzar la mejor forma posible y en él las plantillas no se encuentran cerradas. Incluso es período de utilizar variantes que no se repetirán para favorecer el asentamiento de una idea, por ejemplo.

Sin embargo, teniendo en cuenta los precedentes de Ancelotti como técnico, y valorando el global de la pretemporada, hay una serie de sensaciones que sí parece que pueden confirmarse a lo largo del curso:

1. Ritmo pausado. El Madrid del vértigo casi permanente ha llegado a su fin. Con Carlo se buscarán más largas secuencias de pases, sin prisa para esperar a que llegue la ocasión definitiva. Dos jugadores podrían chocar con esta idea: Cristiano y Di María. El primero seguramente vaya a recibir casi siempre más arriba, allí donde las acciones están cerca de ser finalizadas. Asimismo, cuando retrocede, su mentalidad parece haber cambiado: conduce menos y pasa más. En cuanto al argentino, quien en ningún caso da la impresión de volver a ser indiscutible, quizá, sin verse obligado a jugar tan rápido sino a lo contrario, caiga menos en errores de precipitación.

2. Todos por dentro. No importa el sistema. Aun cuando se han dibujado teóricos 1-4-3-3 o 1-4-2-3-1, los supuestos extremos han recibido el balón e intervenido casi siempre en zonas interiores. Ello favorece lo explicado en el punto anterior y, a nivel individual, sólo es perjudicial para Di María. En cambio, el riesgo de que se forme un embudo central, que sólo los laterales pueden evitar, aumenta. Es decir, a priori, como casi todo, no es un plan mejor ni peor, sino que será su ejecución la que lo determine.

3. Laterales de gran recorrido. Para compensar la posición interior de los atacantes, más allá de alguna caída esporádica a la banda de los mismos, serán los laterales los encargados de dar amplitud. Este apartado es el único que genera serias dudas, ya que Carvajal es el único idóneo para ello. Coentrao, que también podría serlo, no está claro que vaya a continuar. Marcelo, el lateral que mejor ataca del mundo, lo hace más por dentro, y sin nadie en su carril no parece óptimo que abandone tanto la banda. La utilidad de Arbeloa tan arriba quedaría limitada a su excelente presión postpérdida. No obstante, habrá que esperar a ver cómo funciona para juzgarlo.

4. Mucha movilidad. Intrínsecamente relacionado con los puntos anteriores, la cuota de imprevisibilidad del nuevo Real Madrid nace en la movilidad de sus hombres. La acción paradigmática que se ha visto y se seguirá viendo –y que ya se percibía en la etapa anterior– es el desmarque de ruptura hacia fuera del punta, seguido por el de Cristiano hacia dentro para definir. No obstante, los intercambios en el centro del campo y la mediapunta tal vez tarden algo más en asimilarse, y está por ver cómo es asimilada por los jugadores la mayor exigencia en cuanto a toma de decisiones.

5. Contragolpe como recurso, no como plan. Renunciar completamente al contragolpe disponiendo de los mejores especialistas para ello sería de necios y Carlo no lo es. Sin embargo, no parece que el nuevo Madrid vaya a optar por replegarse deliberadamente para esperar la pérdida del contrario, ni a invitarle especialmente a salir para aprovechar esos espacios. Más bien da la sensación de que si el oponente quiere discutirle la iniciativa, no tendrá problema alguno en aprovechar en transición los riesgos que con ello ha asumido.

6. Centrales menos agresivos. Con los laterales viviendo muy arriba en lugar de más atrás para compensarles, los centrales no podrán jugar tanto a anticipar y tendrán que guardar más la posición. Para el modelo anterior, todos eran idóneos. Para el nuevo, está por ver, aunque quizá el actual Pepe –con menos físico– lo agradezca.

7. El sistema es secundario, lo principal es la idea. En mayor o menor medida, siempre es así, pero en este caso lo es con creces. Carlo ha venido utilizando distintos dibujos y las intenciones han sido similares con todos. Esta flexibilidad es, en general, muy positiva, teniendo como punto negativo que la falta de referencias fijas puede hacer más complicado llevar a cabo la idea. Claro que puede que, a partir de ahora, utilice siempre el mismo esquema, pero la flexibilidad para cambiarlo en un momento dado puede ser muy positiva. Un ejemplo claro de lo anterior puede verse en el Barça de Guardiola, del que se predica erróneamente que siempre tuvo igual sistema. A lo largo de cuatro años, hubo tres que utilizó durante periodos prolongados, además de las múltiples variantes de las que constó cada uno: 1-4-3-3 (con nueve o falso nueve, con extremos más exteriores o interiores…), 1-4-4-2 (con extremos más arriba o abajo, con Messi como centrocampista o punta, con medios más o menos escalonados…) y 1-3-4-3.

Es decir, el hecho de que Ancelotti contemple la opción de usar distintos dibujos es, cuando menos, positivo. En cuanto a los otros puntos, los que conforman su idea, sólo el tiempo determinará si son los más adecuados. Aunque de momento las sensaciones son magníficas.

* Rafael León Alemany.

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– Foto: EFE