"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Fútbol / Inglaterra / Premier League
El último mes del año empezó para el Arsenal con más argumentos aparentes para creer en su candidatura al título de la Premier League. Los de Wenger habían firmado una campaña liguera intachable hasta el momento, más allá de la derrota en Old Trafford. El primer partido de diciembre fue contra el Hull City. Wenger rotó ese día: estuvieron Bendtner, Jenkinson, Monreal. El juego del equipo fue muy fluido (2-0). Una orquesta al son de la movilidad y la permuta. Ramsey, invitado a la zona de tres cuartos incorporándose desde atrás, formaba un 4-1-4-1 en el que los mediapuntas se movían a su antojo, pues sabían que alguien les iba a compensar. El rol de Ramsey es fundamental para este dibujo. El galés contribuye a crear una superioridad técnico-numérica en zonas avanzadas que permite el dominio de su escuadra.
Ese día pareció afirmarse un punto de regularidad que prometía mucho, aunque el Hull City tuvo que ver. Ya los tigres habían mejorado la imagen de algún contrario, como en la primera fecha contra el Chelsea, por ejemplo. Aun así, el rival nunca juega por ti y ese día el Arsenal jugó muy bien. A partir de ahí, todo iría a peor en esta primera mitad de la época prenavideña para el club de Londres.
En la siguiente fecha, el Everton de Bob Martínez visitó el Emirates. El 1-1 final fue el resultado de uno de los partidos más intensos en lo que va de temporada en Inglaterra. Ese día los toffees dominaron desde el inicio hasta la recta final de la primera parte. Se impuso Ross Barkley a Arteta, que no contó con la ayuda de Ramsey, y el buen trabajo de Barry y McCarthy con el balón anuló al Arsenal. El rendimiento de la defensa local está siendo muy positivo esta temporada. Poco se recalca, pero Mertesacker y Koscielny están firmando una campaña notable. Están soportando la máquina. El choque se equilibró, los locales mejoraron y estuvieron a punto de ganarlo gracias a un gol de Özil en el minuto ochenta. Deulofeu decretó el empate con un golazo cuatro minutos después. Al final, Giroud redondeó un partido muy Premier con un trallazo de media distancia al larguero.
La Champions esperaba entre semana. El Napoli debía ganar al Arsenal por tres goles en San Paolo o esperar por un pinchazo del Dortmund en Francia contra el Marsella. Los de Rafa Benítez salían a por todo y el Arsenal era el que menos se jugaba algo de los que tenían posibilidades de pasar a octavos. Podía perder. Esa idea pareció haber calado hondo en los jugadores del norte de Londres. Pecaron de falta de intensidad. Benítez dejó en el banquillo a Insigne y eso al final terminó siendo una alivio para un Arsenal que pudo perfectamente encajar los tres goles en el primer tramo del encuentro. Lo sostuvo Mertesacker. Wenger no alineó de inicio a Ramsey, pues el sábado se jugaba un partido importantísimo para la liga contra el Manchester City en el Etihad. Al final, el resultado fue un 2-0. El gol de Callejón en el último suspiro dejó al Arsenal segundo de grupo. Enfrentará en octavos de final nada menos que al Bayern Múnich de Guardiola.
Llegaba el Arsenal al Etihad de capa caída. El City, con la sonrisa en el rostro por su victoria en el Allianz Arena, rompió desde el arranque. Wenger ordenó esperar y salir al contragolpe. Alineó a Walcott para aprovechar su velocidad y Flamini jugó junto a Ramsey en el doble pivote. Lo de junto podría matizarse. Así aparecía en el papel, pero el francés estaba solo. Muy solo. Y eso lo aprovecharon Nasri y Silva, partiendo desde las bandas a pierna cambiada: se iban al centro para combinar, gozaban de superioridad en esa zona y arrastraban a Sagna y Gibbs, que ni se enteraron de qué sucedió en todo el primer tiempo. El 2-1 con el que terminó la primera parte fue poco premio para un City que mereció más.
Ya en la segunda parte, con el Arsenal decidido a buscar un buen resultado, se observó que alcanzar la zona de tres cuartos de campo contra los de Pellegrini es sencillo. Llegar a la frontal del área citizen, a la espalda de Yaya Touré-Fernandinho. Un error de Özil y el posterior golazo de Fernandinho complicaron las cosas, pero el 3-2 de Walcott y las jugadas previas a ese tanto demostraron la fragilidad defensiva skyblue, que tiene el alivio de Vincent Kompany y, recientemente, el punto de forma de Martín Demichelis.
La imagen que terminó ofreciendo el equipo de Arsène Wenger en el Etihad Stadium fue pobre. No transmitió nada bueno para un conjunto que aspira a levantar el trofeo de liga. Wilshere y Ramsey, superados por completo en el centro del terreno; Gnabry, de muy pocos minutos en lo que va de temporada, en la banda; Bendtner en punta. Goleados 6-3. Veinte minutos finales sin respuesta, con Navas, Nasri, Touré y Fernandinho desatados, sin oposición.
El golpe psicológico que supone este partido para el Arsenal y la situación, luego de haber dado un testarazo significativo al ganar en el Signal Iduna Park y superar por completo al Liverpool, es muy fuerte. Empeora luego de confirmar que en febrero enfrentarán al campeón –y favorito unánime para ganarla– de la Copa de Europa.
La intermitencia de Özil, que en realidad inicia la temporada a tope en enero, la dependencia del Ramsey goleador, la carencia de recursos en el frente de ataque –veremos si ahora que volvió Walcott, Wenger opta por ponerlo de ‘9’ como la temporada pasada–, la limitación de sus laterales y la falta de autoridad frente a gigantes son los problemas, por ahora, más significativos del equipo.
A pesar de todo, el Arsenal sigue líder en Inglaterra. Mimbres tiene para seguir en la lucha por el título. Los humos bajaron. Tendrán que recargar la pólvora y asegurarse de que no esté mojada cuando haya que disparar a oponentes de enjundia, principal problema y nada fácil de resolver. Uno de esos rivales fuertes, dirigido por The Special One, toca el fin de semana.
* Sebastián Duque es periodista.
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