Cuando las temporadas empiezan a declinar, los nombres de futbolistas susceptibles de ser fichados florecen como las margaritas. Es la hora del mercato. Pero no es la hora de la planificación, que en los clubes bien estructurados ya lleva meses diseñada y, en algunos casos, parcialmente ejecutada. Es el caso del Barça, que hace ya bastante tiempo dibujó las líneas maestras de la nueva temporada. Esas reuniones de planificación tienen lugar en despachos casi anónimos, durante largos días y sin ningún altavoz. Nadie saca fotos de dichas reuniones, que se repiten semanalmente, buscando las mejores opciones (por calidad, precio y disponibilidad) para cubrir los huecos que, inevitablemente, se acabarán produciendo.
Nosotros hablamos ahora de un lateral izquierdo, de un central o de un delantero, pero ellos lo hicieron mucho antes, cuando nadie pensaba en semejantes avatares. Los seis ojeadores del Barça llevan desde agosto recorriendo escenarios de 27 ligas distintas (26 más la española), siguiendo a jugadores de perfiles muy concretos. Jordi Melero, Lluis González, Juan Carlos Pérez Rojo, Pep Boada, Urbano Ortega y Miki Albert han observado centenares de jugadores a partir de unos criterios ya establecidos la pasada temporada. Hace un año, en efecto, tras incorporar a Cesc Fàbregas y Alexis Sánchez, la dirección deportiva del club, con Pep Guardiola y Tito Vilanova, ya realizó una previsión de la siguiente: reforzados unos puestos, al cabo de un año habría que apuntalar otros distintos. Con dichos criterios, los seis scouters analizaron a decenas de candidatos, observaron sus carencias y potencialidades, sus capacidades de adaptación al juego del Barça; conocieron el grado de dificultad que existiría para incorporarlos; y presentaron varias opciones para cada puesto.
Nosotros hablamos hoy de ciertos candidatos para posiciones obvias, como la de lateral izquierdo. Pero quienes trabajan dentro cerraron el asunto hace meses, sin que el relevo de Pep por Tito vaya a alterar lo decidido, entre otras razones porque ya fue previamente acordado con la aquiescencia de ambos. Lo que falta es acabar de madurar la temporada, cerrar las operaciones y ejecutar las contrataciones. Los fichajes que viviremos dentro de unos meses, así como las bajas que correspondan, formarán parte de un plan a largo plazo que se dibujó hace mucho tiempo, cuando casi nadie prestaba atención porque el foco estaba en el campo, del mismo modo que en breve se iniciará la planificación del siguiente curso, mientras prensa y afición aún estemos debatiendo si los recién llegados serán galgos o podencos. Planificar bien no es correr mucho en verano, sino avanzarse al tiempo cuando nadie está mirando, salvo los scouters.
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