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Salida de balón en 1-4-4-2 frente a ‘pressing’ en 1-4-4-2
El partido Real Valladolid frente a la SD Huesca, además de alargar la particular travesía por el desierto del equipo de Zorrilla, puso sobre la mesa la no menos particular lucha entre una salida de balón desde portería y la presión para evitarla. Ambas planteadas desde un sistema de juego 1-4-4-2, lo cual facilita la búsqueda de la marca para los defensores, ya que el encaje es perfecto, produciéndose parejas atacante-defensor en todas las posiciones del campo.
Kepa, portero del Real Valladolid, con pases a su central izquierdo o derecho, decidía por qué lado empezaba la SD Huesca a ahogar la salida de balón. El equipo blanquivioleta no fue en ningún momento capaz de sacudirse el pressing rival. Álvaro Rubio, uno de los mediocentros trataba de ayudar incrustándose entre los dos centrales una vez que el balón se ponía en juego, pero lejos de ayudar perjudicaba más aún a su equipo. Se convertía en hombre libre de marca, pero por delante de la línea de presión rival con lo cual se perdían posibilidades de abrir líneas de pase por detrás de ella. Únicamente un mediocentro del Pucela ofrecía ayudas permanentes por dentro. Fácil de defender para los mediocentros oscenses. En este caso, la superioridad numérica generada en una zona del campo claramente no conllevaba una superioridad posicional en el juego.
Las posibles soluciones tácticas que se me ocurren, a bote pronto, que podrían haber ayudado a superar la defensa presionante avanzada del Huesca son las siguientes:
- El movimiento hacia adentro de los jugadores de banda para tratar de convertirse en hombres libres de marca y así generar posibilidades de pases interiores y una superioridad posicional real a la espalda de la primera línea de presión rival.
- La búsqueda del tercer hombre cuando el balón lo tuviera uno de los centrales, para generar superioridad posicional a la espalda de la primera línea de presión. En primera instancia, ambos mediocentros deberían colocarse de manera escalonada y con un perfil adecuado para luego entrar en acción. Así, por ejemplo, en primer lugar Borja realizaría un desmarque de apoyo hacia el central y recibiría el balón de espaldas para devolvérselo de cara a Álvaro Rubio, ya perfilado hacia la portería contraria, que se habrá desmarcado de su rival aprovechando el despiste generado en su marca por el primer pase (el del central a Borja). Digo despiste porque el jugador que marca a Álvaro Rubio posiblemente se entretendría siguiendo la trayectoria del pase que superaría su campo de visión, haciendo que perdiera por un instante la referencia de Rubio. Ese momento lo podría aprovechar Álvaro para desmarcarse y posteriormente recibir de cara a la portería contraria libre de marca.
- La mayor intervención de Kepa en la circulación de balón en la zona de inicio para atraer a uno de los delanteros rivales y una vez que lo tuviera cerca, proceder a pasar el balón al central libre de marca. De esa manera el central que recibiera el pase, podría avanzar en conducción hacia la segunda línea de presión y realizar una acción similar a la descrita que siga generando inestabilidades en la defensa contraria.
Evidentemente las soluciones planteadas son aisladas. En la variedad está la riqueza. La mejor solución sería combinar todas ellas: movimientos hacia adentro de los jugadores de banda, junto a la posibilidad del tercer hombre (no solo encontrando el segundo hombre en los mediocentros, sino también en los jugadores de banda) y la mayor intervención del portero.
* Daniel Juan Sánchez es entrenador nacional de fútbol, autor del del libro “Cómo ser mejor futbolista leyendo” y coautor del libro “Manual básico del entrenador de fútbol base”.
– Foto: Ángel Becerra (Real Valladolid)
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