Perarnau Magazine

Rudolf Brunnenmeier: el icono de los ‘leones bávaros’

por ALBERTO COSIN el 5 septiembre, 2013 • 7:58

Protagonista de la época dorada del TSV 1860 München en la década de los 60 y máximo goleador del club en la Bundesliga con 66 goles. Vivió su vida al límite, no desaprovechando ningún instante; el alcohol y el tabaco fueron una constante ya en su época de jugador y acortaron una carrera en la cumbre que pudo prolongarse en tiempo y éxitos. Nacido en Múnich (Alemania) el 11 de febrero de 1941, fue un delantero centro corpulento, con gran instinto goleador y fuerte físicamente que tenía un potente disparo y un certero remate de cabeza. Se le conoció cariñosamente como Rudi.

Su primer club fue el Olching SC del que llegó al TSV 1860 München precisamente el año del centenario, cuando contaba con 19 años. Aún no se había creado la Bundesliga y el fútbol en Alemania se dividía en cinco torneos de carácter regional. El equipo bávaro jugaba en la Oberliga Sud y Brunnenmeier, en sus tres primeros años como profesional, llegó a marcar 73 goles. Con Max Merkel en el banquillo y jugadores como el portero yugoslavo Radenkovic o los alemanes Rudolf Steiner, Hans Kuppers, Alfred Heiss y Hans Rebele consiguieron el título en 1963 por delante del FC Nürnberg y con ello recibieron la invitación para participar en la primera Bundesliga que dio comienzo aquel año. El conjunto de Los leones entró con buen pie en la nueva competición con un séptimo puesto y redondeó la temporada con la consecución de la Copa. En primera ronda eliminó al Borussia Dortmund por 2-0, en segunda dejó fuera al FC Kaiserslautern por 4-2, en cuartos de final se deshizo del FC Saarbrucken por 1-3 y en semifinales superó por 1-4, tras una prórroga, al Altonaer FC 93 para llegar a la gran final. En el encuentro celebrado en el Neckarstadion de Stuttgart en junio de 1964 vencieron por 2-0 al Eintracht Frankfurt con el segundo gol obra de Brunnenmeier.

En aquel momento ya se le consideraba una de las estrellas del panorama futbolístico alemán, en clara competencia con el delantero del Hamburgo Uwe Seeler. La campaña siguiente, el 1860 siguió en clara ascensión y lo confirmó con un cuarto puesto gracias en parte a los goles de Rudi, que se proclamó máximo goleador con 24 tantos. Además, su participación en la Recopa de Europa fue extraordinaria, eliminando a equipos de la talla del FC Porto, Legia de Varsovia o Torino, llegando a la finalísima en Wembley donde cayeron ante el West Ham de Geoff Hurst, Bobby Moore o Martin Peters por 2-0. En 1966, los buenos augurios de temporadas pasadas se cumplieron con la consecución de la Bundesliga tras superar por tres puntos a Borussia Dortmund y Bayern München. El plantel se apoyó en un buen sistema defensivo y en un tridente goleador formado por Konietzka (26), Grosser (18) y Brunnenmeier (15) que logró 59 de los 80 goles del equipo. Se estrenaron en la Copa de Europa en la temporada 1966/1967 enfrentándose al Omonia chipriota, al que apabullaron por un global de 10-1, y a continuación jugaron contra el Real Madrid en octavos de final. En la ida vencieron por la mínima con un gol de Kuppers y en la vuelta, Brunnenmeier abrió el marcador a los 18 minutos, pero el conjunto blanco dio la vuelta al partido y la eliminatoria y acabó venciendo por 3-1. En el campeonato doméstico no pudieron revalidar el título por únicamente dos puntos que le sacó el Eintracht Braunsshweig y el rendimiento de Rudi empezó a preocupar a directivos y aficionados, dado que estaba más pendiente de temas extradeportivos que de jugar. Su última campaña fue en 1968, en la que jugó 12 partidos consiguiendo un solo gol.

Dejó el TSV 1860 München con un bagaje de 207 partidos disputados, 139 goles y la sensación de que, centrado y dedicado exclusivamente al fútbol, podría haber sido un jugador más grande de lo que ya fue. Se marchó con 27 años a jugar a Suiza, aunque en el país helvético fue más noticia por sus salidas nocturnas y altercados que por su calidad en el terreno de juego. Fichó por el Neuchatel, en el que estuvo desde 1968 a 1972 y, más tarde, jugó una campaña en el FC Zürich. En 1973 fue traspasado al Bregenz austriaco, en el que permaneció cuatro años y sus días de jugador terminaron en 1980 en la liga de Luxemburgo, en las filas del FC Balzers, donde ganó una Copa y vivía con lo que le pagaba el equipo del principado, ya que sus ahorros habían sido dilapidados.

Con la selección de Alemania Federal fue internacional en cinco ocasiones, marcando 3 tantos. Debutó con gol el 4 de noviembre de 1964 en un encuentro ante Suecia clasificatorio para el Mundial de Inglaterra que terminó en empate a uno. También vistió la camiseta blanca en dos amistosos ante Austria e Italia y en los partidos de clasificación ante Suecia en Estocolmo, cuyo resultado fue 1-2, y Chipre en Nicosia, que acabó 0-6 para los alemanes. Precisamente ante los chipriotas se despidió de la selección anotando dos goles en los minutos finales.
 
Tras su retirada comenzó la cuesta abajo definitiva. Entrenó al Garmisch-Partenkirchen y al Wacker de Múnich durante un breve espacio de tiempo y más tarde, junto a unos amigos, abrió un par de establecimientos nocturnos. Brunnenmeier era el gerente y principal cliente hasta que las deudas se acumularon y los socios decidieron romper la relación con él. Luego su mujer le pidió el divorcio y el poco dinero que le quedaba fue a parar a ella, lo que le dejó en una situación muy precaria. Volvió a vivir a casa de su madre y los pocos trabajos y el dinero que conseguía le duraban poco tiempo. Iba de barra en barra y vendía sus historias futbolísticas a cambio de una cerveza. Llegó a estar seis meses en la cárcel por un caso de falsificación y por conducir ebrio. Enfermó de cáncer, como su padre, y falleció el 18 de abril del 2003 en Olching a los 62 años. A su entierro asistieron miles de personas para despedir a aquel magnífico delantero que sembró de goles los estadios alemanes.

*Alberto Cosín

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