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Neymar era prácticamente la única baza del Barça para dominar el próximo lustro. Sin ningún otro jugador entre los mejores del mundo en su posición por debajo de los 29 años; solo dos o tres que podrían llegar a serlo; sin un modelo de juego diferenciador ni un filial que sustente al primer equipo, el Barça es solo uno más entre los cada vez más numerosos clubes ricos y ni mucho menos el que más. Sin embargo, tiene a Messi, una importante suma de dinero en el bolsillo y un pasado con decisiones tanto gloriosas como bochornosas que recordar. No todo está perdido.
Cualquier estructura ganadora se construye a partir de una ventaja competitiva que permita marcar la diferencia. Y, por el momento, Messi sigue siendo la mejor que hay. La diferencia es que ahora es la única. Los mejores centrocampistas están en Madrid; los mejores delanteros y defensas, repartidos, y quien tiene todo para convertirse en el próximo rey, en París. Por tanto, la decisión es simple: todo tiene que partir de Messi. Y son ya muchos años y muchos Barças ganadores para saber exactamente qué necesita a su alrededor:
A partir de esta enumeración, podemos plantear cómo encuadrar a estos perfiles en distintos sistemas, para lo que se considera a los jugadores de la actual plantilla (pensando en Deulofeu como un extremo de gran regate, trabajo defensivo y desmarque en profundidad y en Denis como un centrocampista eminentemente asociativo)
Con este sistema integrado por los perfiles de los jugadores seleccionados, Messi hallaría a su alrededor todo lo que necesitaría. En términos de equilibrio global, probablemente existiera una gran debilidad en la banda derecha en transición defensiva. Como mínimo, sería necesario fichar dos interiores y un extremo para consolidar esta opción.
En este caso, a Messi seguramente le faltara un socio en corto. En cambio, el sistema estaría más equilibrado para las distintas fases del juego siempre y cuando se regulara el equilibrio en las posiciones de laterales y extremos. Como mínimo, harían falta dos extremos y un interior para asentar este sistema.
Con esta opción, faltaría un crack con gran capacidad de regate y un segundo socio a quien asistir en largo para Leo. Estando el sistema más equilibrado, quizá faltara profundidad en transiciones ofensivas a las que los carrileros no hayan tenido tiempo de incorporarse. Como mínimo, sería necesario fichar un interior, un central y un carrilero izquierdo para asentar este sistema.
Con el 3-4-3, Leo quizá echara en falta un socio en el centro del campo. En cuanto al sistema, quizá fuera más difícil el equilibrio en fases defensivas. Como mínimo, habría que fichar un extremo, un central y un interior para consolidar esta opción.
A partir de las opciones expuestas, y tratándolas como opciones y no como apuestas definitivas, es fácil establecer un ranking de necesidades: 1) un interior de gran capacidad asociativa; 2) un extremo con gran desmarque de ruptura, trabajo defensivo y capacidad de regate; y 3) un segundo interior asociativo. Si se prefiere jugar con 4 defensas, un segundo extremo podría ser de gran utilidad. Si se contempla la opción de hacerlo con 3, harían falta 1 ó 2 centrales y un carrilero que permitiera conservar la profundidad en ausencia de Jordi Alba.
Nótese que en todo momento se habla de extremo. Con Messi y Suárez, el gol es secundario respecto a la profundidad y el regate. Por ello, algunos de los nombres que suenan como Griezmann o Dybala seguramente encajaran mejor para reemplazar a Messi que a Neymar. Además, ninguno tiene el talento del brasileño como para justificar que se deje de buscar el sistema más idóneo para Leo a corto plazo.
Dicho esto, acertando solo con el interior y el extremo, como lo hicieron el año pasado la Juventus con Pjanic por 35 millones o el Borussia con Démbelé por 15, el Barça estaría cubierto en el plano táctico y sería capaz de competir por todo a corto plazo, siempre y cuando volviera a construirse alrededor de Messi. Para estarlo en el plano estratégico, necesitaría recuperar un modelo de juego único, volver a dar importancia a La Masia o acertar más regularmente con las incorporaciones. Pero esto va mucho más allá de Neymar.
* Rafa León.
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