Justin Fashanu fue el primero. Y tuvieron que pasar más de 20 años hasta que otros futbolistas en activo se atrevieran a desvelar públicamente su homosexualidad. El sueco Anton Hysen y el estadounidense David Testo lo anunciaron en el 2011. Robbie Rogers, también de Estados Unidos, lo comunicó hace unos días.
«Durante los últimos 25 años he tenido miedo, miedo de mostrar quién era realmente. El temor de que el juicio y el rechazo frenaran mis sueños y aspiraciones. El miedo de que mis seres queridos se alejaran de mí si supieran mi secreto. El temor de que mi secreto podría atravesarse en el camino de mis sueños», escribió el centrocampista internacional en su blog.
Con el título de El siguiente capítulo, Rogers expuso ante el mundo sus pensamientos más profundos, una lucha interna que le estaba atormentado. «Siempre pensé que podía ocultar este secreto. El fútbol era mi escape, mi propósito, mi identidad. El fútbol escondía mi secreto y me dio más alegría de lo que podía haber imaginado… Siempre estaré agradecido por mi carrera. Me acordaré de Beijing, la Copa MLS, y la mayoría de mis compañeros de equipo. Nunca olvidaré los amigos que he hecho en este largo camino y los amigos que me apoyaron una vez que conocieron mi secreto«, explicó.
Nacido en el sur de California, a Robbie Rogers se le pronosticó desde muy joven un futuro brillante como futbolista. Pasó por el Heerenveen holandés durante una breve etapa y se convirtió en la estrella de los Columbus Crew de la Major League Soccer estadounidense antes de volver a Europa para jugar en el Leeds United. Ahí se frenó en seco su camino, lastrado por las lesiones. Y acabó cedido en el Stevenage, de tercera división inglesa, el último equipo de su carrera.
«Ahora es el momento de alejarse. Es tiempo de descubrir cosas fuera del fútbol. (…) No podría estar más feliz con mi decisión. La vida está llena de cosas asombrosas. Me di cuenta de que solo podía disfrutar realmente de mi vida una vez hubiera sido honesto. Mi secreto se ha ido, soy un hombre libre, puedo seguir adelante y vivir la vida como mi creador pretendía».
Quizás algunos piensen que esta declaración no era necesaria, que nadie tiene la obligación de desvelar su orientación sexual al resto del mundo. Pero Robbie Rogers se ha sacado un peso de encima: «La vida es simple cuando tu secreto se ha ido. Se ha ido el dolor que se esconde en el estómago durante el trabajo, el dolor de evitar preguntas y por fin el dolor de ocultar un secreto tan profundo. Los secretos pueden provocar mucho daño interior».
La revelación de este joven estadounidense ha sido tan sorprendente como emotiva. Y las reacciones a su favor no se han hecho esperar. «El coraje de Robbie Rogers es destacable. Espero que sepa que no debe retirarse. Recibirá más apoyo del que imagina», escribió el exarquero estadounidense Kasey Keller.
«Hombres valientes como tú harán que un día no haya necesidad de realizar un anuncio», dijo por su parte Eddie Pope, excompañero en la selección. «El 100 % de mi apoyo a uno de mis mejores amigos, Robbie Rogers. Te echaremos de menos en el campo. Un talento increíble, una persona increíble», aseguró Sacha Kljestan, jugador del Anderlecht y también internacional con Estados Unidos.
La federación estadounidense de fútbol dio su respaldo al jugador, que fue 18 veces internacional absoluto y representó a EE. UU. en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. «Estamos orgullosos de Robbie». Abrumado y sorprendido por las reacciones, Rogers respondió a través de su cuenta de Twitter: «Gracias a todos por su apoyo y amor. No lo esperaba».
Mientras todo esto sucedía, el teléfono de David Testo comenzó a vibrar constantemente. Llamadas perdidas, mensajes, mails. Amigos y familiares le informaban de la decisión que había tomado Rogers. Su primer pensamiento fue de orgullo, según explicó a The New York Times. Pero entonces se preguntó si su compatriota, a sus 25 años, debía convertirse en uno de los pocos atletas masculinos abiertamente gays que participara en la élite. «En el fondo, eso es lo que yo esperaba. Es lo que todos estamos esperando», dijo Testo, que anunció su orientación sexual poco después de retirarse.
«Realmente me arrepiento de no haberlo dicho públicamente antes. Luché con eso toda mi vida, toda mi trayectoria. Vivir la vida de un atleta profesional y ser gay es increíblemente difícil», explicó. Por eso Testo pide a su compatriota que «considere la posibilidad de jugar de nuevo. Es lo suficientemente joven y lo suficientemente bueno. Pero si no lo hace, ya ha impactado a un montón de gente».
Justin Fashanu, el jugador de cricket Steven Davies o la estrella del rugby Gareth Thomas han reconocido que eran homosexuales durante sus carreras deportivas. Pero siguen siendo más la excepción que la regla. El jefe de la Asociación de Futbolistas Profesionales de Inglaterra, Gordon Taylor, opinó, en declaraciones a Sky Sports News, que el fútbol solo empezará a ganar la batalla contra los prejuicios si los jugadores homosexuales «admiten su condición durante su carrera, incluso si es hacia el final». Taylor, que trabajó con Fashanu, asegura que conoce a otros jugadores gays que desean permanecer en el anonimato debido al abuso que temen recibir de los aficionados. «Todavía queda mucho camino por recorrer hasta que esto deje de ser un foco de atención. Es nuestro trabajo ser lo suficientemente valientes como para apoyar a los jugadores», afirma. Muchos creen que la presencia de un jugador de fútbol abiertamente gay podría ser un impulso monumental para la causa.
Ruth Hunt, portavoz de Stonewall, un grupo con base en Inglaterra que se dedica a luchar por los derechos de los gays, las lesbianas y los bisexuales, afirmó en el Daily Mail que es «muy bueno que Robbie haya sido capaz de abrirse acerca de su sexualidad, pero sigue siendo una vergüenza que ningún jugador profesional haya salido durante su carrera». Y añadió: «La homofobia sigue estando muy extendida y tenemos que trabajar juntos para detenerla por el bien del juego».
La homosexualidad en el fútbol sigue siendo un tabú. En la actualidad, ningún jugador profesional es abiertamente gay, a pesar de que las estadísticas sugieren que sí están en los terrenos de juego. Una encuesta realizada a 3.500 aficionados, jugadores y árbitros por la Universidad de Staffordshire en 2010 en el Reino Unido reveló que el 91 % opinaba que son los clubes y los agentes los que presionan a los homosexuales para que se mantengan en silencio.
Existe el miedo de que el futbolista deje de ser rentable para el club, que de un momento a otro tanto su imagen como las camisetas con su nombre y su número dejen de venderse. «Es inconcebible que ninguno de los 500.000 jugadores profesionales alrededor del mundo sea gay. Queda claro que la cultura del fútbol es prohibitiva. Por eso los homosexuales no tienen ni la confianza ni las ganas de salir del armario», argumentó el doctor Ellis Cashmore, autor del estudio.
El resultado de la encuesta fue compartido por Max Clifford, un empresario británico que el año pasado reveló que representaban a dos futbolistas homosexuales de la Premier League y que les instó a mantenerse dentro del armario. «Es una situación muy triste, pero es un hecho que la homofobia en el fútbol es tan fuerte ahora como hace 10 años».
«El fútbol, con sus raíces en la cultura obrera masculina, siempre ha tenido un apoyo mucho más agresivo», explica Alan Duffy, portavoz de The Justin Campaign, un grupo que trabaja para conseguir una mayor tolerancia hacia la homosexualidad en el fútbol. «Eso no quiere decir que la gente de clase media no sea racista u homófoba. Simplemente que a menudo mantienen para sí mismos sus puntos de vista», añade.
La campaña lleva el nombre Fashanu, el prometedor futbolista que en 1981 fue contratado por el Nottingham Forest de Brian Clough. En 1990, el jugador declaró abiertamente ser gay tras pasar un calvario por los constantes rumores y especulaciones acerca de su sexualidad. Su vida terminó trágicamente en 1998, cuando se suicidó después de que un muchacho de 17 años le acusara falsamente de agresión sexual. Tras su muerte, algunos hooligans inventaron un lamentable canto: «Él es gay, él está muerto, está colgado en un cobertizo, Fashanu, Fashanu».
No solo los aficionados dificultan la integración de jugadores abiertamente homosexuales en el fútbol. Son muchas veces los propios profesionales los principales enemigos. El año pasado, la Federación inglesa retrasó el lanzamiento de un vídeo viral para abordar el tema de la homofobia cuando se conoció que todos los futbolistas se habían negado a apoyarlo.
Antes de la Eurocopa 2012, Antonio Cassano fue sancionado por la UEFA por unas ofensivas declaraciones. «Yo solo espero que no haya ‘maricas’ en el equipo nacional, pero si los hay, es su problema», dijo el jugador respondiendo a un periodista que le preguntó acerca del rumor de que en la selección de Italia hay dos homosexuales.
El caso de Cassano no es aislado. Suso, el joven centrocampista español del Liverpool, ha sido multado con 10.000 euros después de llamar «gay» a su compañero José Enrique a través de Twitter. El centrocampista de 19 años reaccionó así tras ver una fotografía del lateral en la que mostraba el resultado de un tratamiento para blanquear los dientes. «Fue sólo una broma. Me doy cuenta de que mis palabras fueron desafortunadas y no era mi intención ofender a nadie», se disculpó el jugador.
La semana pasada, la policía inició una investigación sobre las denuncias de que Colin Kazim-Richards, del Blackburn Rovers, hizo gestos homófobos hacia los fans del Brighton & Hove Albion, club en el que militó cuando tenía 18 años. Brighton, situada en la costa sur de Inglaterra, tiene una gran población gay y sus aficionados son a menudo blanco de cánticos homófobos.
En los últimos meses, por cada Mario Gómez o Manuel Neuer que ha aparecido apoyando a los jugadores homosexuales a salir del armario, hay también un Vlatko Markovic. «Mientras yo sea presidente de la Federación Croata de Fútbol, no habrá homosexuales que juegen en la selección… por suerte solo la gente normal juega al fútbol», afirmó Markovic.
El presidente de la Asociación Internacional de Fútbol de Gays y Lesbianas (ILGFA), Tomas Gómez, dejó claro en una entrevista a la BBC que los «homosexuales han estado jugando al fútbol desde siempre. Y no solo a ese deporte, sino también a béisbol, baloncesto, natación…».
Steven Davies se convirtió recientemente en el primer jugador de cricket que anunció que es gay. Su declaración se inspiró en el ejemplo que dio la estrella del rugby Gareth Thomas cuando reveló su homosexualidad hace dos años. Antes que ellos salió del armario John Amaechi, que explicó públicamente su orientación sexual cuando finalizó su carrera en la NBA.
Amaechi todavía recuerda cómo reaccionó Tim Hardaway, una de las estrellas de la liga tras su revelación. «En primer lugar, yo no lo quiero en mi equipo», dijo Hardaway en una radio en 2007. «Odio a los gays. No me gusta la gente gay y no me gusta estar rodeado de gente gay. Yo soy homófobo. No me gusta. No deberían estar en el mundo o en los Estados Unidos».
Louise Englefield, copresidenta de la Federación Europea del Deporte Gay y Lesbiano (EGLSF), entiende que el «fútbol de primer nivel es un síntoma de un problema mucho más amplio acerca de la falta de conocimiento e ignorancia en torno a la capacidad de los hombres homosexuales a participar y sobresalir en este deporte. Cuando tienes una falta de jugadores gays en el nivel superior, entonces es fácil que el entorno sea muy negativo».
«Lo que los fans gritan a los jugadores, creen que no les está haciendo daño. La homofobia se utiliza para menospreciar a los futbolistas y es una manera de burlarse de ellos», añade Englefield. Un caso particular de éxito en Inglaterra ha sido la creación de la Liga Nacional Gay, un torneo regular de carácter amistoso.
Uno de los jugadores de este campeonato, Scott Lawley, de los Nottingham Ball Bois, lamentó en la CNN que Robbie Rogers sintiera que debía elegir entre dejar de esconder su secreto o seguir jugando al fútbol. «Al leer su blog sentí como si pensara que no tenía más remedio que dejar el fútbol si quería salir del armario. Y el hecho de que ningún jugador profesional haya salido en los últimos años significa que aún hay temas que tratar», valoró.
Si Rogers cambia de opinión y decide seguir dedicándose al deporte profesional, ofertas no le van a faltar. Frank Klopas, entrenador de los Chicago Fire, el equipo que compró hace apenas un mes los derechos de Robbie en la MLS, ya anunció que le daría la bienvenida al futbolista con los ojos cerrados. «Ayer pensaba que era un jugador muy bueno y ahora sigo pensando lo mismo. En el caso de que quiera volver al fútbol, nosotros aún estamos abiertos a que sea parte de los Fire», dijo en un comunicado.
* David Ruiz Marull es periodista.
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– Fotos: The FA – Reuters – Allsport UK
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