"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
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1.- 20 de octubre de 2012, Depor-Barça, 4-5: “Si quieren saber cómo jugará el Barça cuando ya no esté Xavi pueden elegir este ejemplo: como en el primer tiempo de esta noche en Riazor. Es decir, diez metros más arriba, con menos horizontalidad, masticando menos cada jugada larga, pero orientándose verticalmente a la menor oportunidad. (…) Este complejo equilibrio es posible, aunque cueste mantenerlo muchos minutos (…) Durante más de media hora, Cesc ha tomado entre sus manos la batuta de Xavi, pero desde otra posición y con intenciones diferentes”. Once meses después de Riazor, hemos vivido en Mestalla la segunda parte de la misma historia.
2.- Citemos las virtudes de aquel partido de hace un año que también se puso 0-3 favorable al Barça, pero pronto se convirtió en un 2-3, antes de ser un 3-5 que acabaría en 4-5: “Los aciertos son formidables: mando, jerarquía, asistencias, conexión con Messi, verticalidad y juego intenso. Esa media hora de Cesc ha englobado lo mejor de un Barça bastante mejor que en partidos anteriores”.
3.- Mencionemos ahora la vertiente negativa de aquel día de octubre: “Citemos sus errores: no guarda bien la posición y eso perjudica la transición defensiva (…) El simple hecho de avanzar con menos precaución y proximidad hace que las recuperaciones sean no difíciles, sino casi imposibles (les recuerdo que en el Barça las recuperaciones no son fruto del físico, sino de la posición agrupada). Otro defecto que conlleva su juego es que sus compañeros más “posicionales” (hoy Busquets e Iniesta) reducen el contacto con el balón y poseen líneas menos limpias de pase porque las posiciones, a veces, se superponen entre sí”.
4.- Hasta aquí la crónica de aquel frenético Depor-Barça, que tanto nos recuerda este Valencia-Barça, también adelantado en un 0-3 que pronto devino en 2-3. Media hora de dictadura blaugrana sobre Mestalla, favorecida por la propuesta de Djukic, lanzando una presión alta que no seguían todas sus líneas, lo que ha sido un suicidio si enfrente hay tres tipos listos como Fàbregas, Messi y Neymar, que se han dado un festín con la defensa adelantada de los valencianistas.
5.- Fuera de normas y feliz en la anarquía, Cesc ha reinado en Mestalla durante cuarenta minutos. Ha marcado un ritmo alto de juego, acompañado de elevada velocidad de circulación, mucho revoloteo y permuta de roles. La finura de Iniesta y Busquets ha compensado la carencia de respeto posicional y Messi y Neymar, con buenas conexiones, han terminado por someter al Valencia. En plena dictadura barcelonista, Pabón ha podido empatar, pero Valdés nuevamente ha actuado como en sus mejores finales europeas, permitiendo que el marcador virase del hipotético empate a un 0-3 (hat trick de Messi, igual que en Riazor 2012) desolador para los locales.
6.- Valdés-Busquets-Cesc-Messi, columna vertebral formidable. El Valencia parecía muerto porque Messi se mostraba eléctrico y certero; Fàbregas, capaz de orientar hacia la diana cualquier cosa que le echaran; Busquets, ladrón de carteras enardecido, robando balones decisivos; y Valdés, émulo de Cech o Neuer, salvaje estirándose, saliendo o despejando. Con esta columna vertebral y un 0-3 parecía fácil pero, como en octubre de 2012, ha sucedido todo lo contrario.
7.- Separemos dos asuntos: el resultado y el juego. En el resultado, el Valencia ha podido empatar el partido y el Barça, ganarlo por goleada. Conquista tres puntos importantes para una Liga que, apenas iniciada, ya tiene el horizonte puesto en la centena. Si el primer gol de Postiga ha sido imparable pero ha retratado a Neymar, por no ayudar en la transición, y a Piqué por unas centésimas, el segundo del portugués, volando fácilmente sobre Iniesta y Alves, ha dejado tiritando al Barça. Pero el equipo de El Tata Martino ha creado ocasiones suficientes, tres inverosímiles de Messi y una a bocajarro de Alba, para vencer sin apuros, aunque Diego Alves no ha querido ser menos superman que Víctor Valdés.
8.- Para entonces, Martino había sacado a un Cesc ya irreconocible (como en Riazor hace un año) y apostado por la pausa de Dos Santos, que ha intentado serenar a un equipo sin organización defensiva, donde los laterales atacan con fe pero defienden con la mirada, Piqué sufre horrores en toda cobertura y los interiores no son protagonistas en ninguna transición ataque-defensa, todo lo cual conduce a facilitar las llegadas rivales tanto como las propias. Es el juego. El juego de las carreras del curso pasado, tan hermoso a la vista, tan fecundo en goles y ocasiones, favorables y contrarias. Hoy, el Barça se mantuvo sólido mientras fue el balón quien circuló rápido; a la que fueron los jugadores quienes pasaron a moverse con rapidez, empezaron los sufrimientos.
y 9.- De hecho, este “Barça de Cesc” no tuvo continuidad el curso pasado: fue guadianesco y no sabemos con precisión porqué resultó ser flor de pocos días, ni si habría sido posible limar los defectos y conservar aquellas virtudes. No hubo forma de comprobarlo. Como uno de esos objetos no identificados, ahora ha vuelto a aparecer, esta vez en noche veraniega, dejando de nuevo la incógnita sobre si ha regresado para quedarse o solo para que ser recordado dentro de doce meses, cuando ya no esté Valdés.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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